El 17 de diciembre se someterá a referéndum el nuevo proyecto de Constitución chilena, elaborado en los últimos meses por un Consejo Constitucional dominado por la extrema derecha, que obtuvo una aplastante victoria en las elecciones del 7 de mayo.
El anterior proyecto de Constitución, muy avanzado en muchos aspectos, había sido rechazado en el referéndum de septiembre de 2022.
Hablamos de la situación política y social y de las perspectivas de las fuerzas progresistas con Tomás Hirsch, diputado y presidente de Acción Humanista.
¿Qué ha pasado tras la votación de mayo? A pesar de la derrota, ¿se ha avanzado en la aplicación del programa de transformación que llevó a Gabriel Boric al Gobierno?
En la votación de mayo, cuando se eligió a los miembros del Consejo Constitucional, hubo un enorme triunfo de la extrema derecha y una derrota de las fuerzas progresistas y por lo tanto quienes condujeron la redacción de la propuesta constitucional fueron justamente los representantes de esta extrema derecha. Es por esto que la propuesta que tenemos que plebiscitar hoy representa únicamente la mirada de ese sector, que al tener una mayoría aplastante en el Consejo Constitucional no transó en nada, no buscó acuerdos, no construyó consenso con el resto de las fuerzas políticas, sino que simplemente aplicó su mayoría para imponer su propia redacción de los artículos y capítulos de la propuesta constitucional.
Más allá del resultado de la votación de mayo el gobierno ha continuado con su trabajo y con la implementación de su programa con todas las dificultades que significa el ser minoría en el Congreso, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Pero el gobierno ha mantenido sus prioridades en términos de dar respuestas a las demandas y a las necesidades de la ciudadanía.
Al mismo tiempo el gobierno ha sido totalmente prescindente en relación al proceso constitucional, tal como lo establece la Ley. La derecha ha intentado permanentemente convertir el plebiscito que se va a realizar el 17 diciembre en una votación a favor o en contra del gobierno, es decir una suerte de plebiscito sobre el gobierno. Sin embargo, el gobierno no ha caído en esa trampa y se ha mantenido totalmente al margen del proceso constitucional. Somos los partitos políticos, las organizaciones sociales, las organizaciones de mujeres, de jóvenes, de trabajadores, los pueblos originarios los que estamos trabajando activamente en esta campaña básicamente ciudadana, mientras al gobierno continua en su propia tarea.
Acción Humanista está participando en la campaña para votar en contra del nuevo proyecto de Constitución. ¿Cuáles crees que son los aspectos más peligrosos de la propuesta que los chilenos tendrán que votar el 17 de diciembre?
Acción Humanista está participando muy activamente en la campaña por el En Contra, es decir, estamos totalmente comprometidos con la difusión de lo que significa esta propuesta constitucional si llega a convertirse en la Constitución del Chile. Es una propuesta tremendamente regresiva, que significa un verdadero retroceso civilizatorio, impidiendo avanzar en las demandas, necesidades y desafíos que impone el siglo XXI.
Son muchísimos los aspectos peligrosos, negativos y regresivos de la propuesta que ha elaborado la derecha. En primer lugar significa un retroceso gigantesco en los derechos de las mujeres, pudiendo quedar anulada la ley que hoy permite el aborto por tres causales. Hay retrocesos en materia de salud, puesto que instala a nivel constitucional el sistema de salud privada que hay en Chile. Hay un retroceso enorme para los trabajadores y los pensionados, puesto que restringe el derecho a huelga y por otra parte constitucionaliza el sistema privado de pensiones, impidiendo que a futuro se pueda avanzar hacia sistemas más solidarios, más equitativos y que generen mejores pensiones.
La propuesta tiene un artículo que permite dejar en libertad a los presos genocidas, violadores de derechos humanos de la dictadura, que después de muy largos juicios se logró que cumplan condenas por los delitos de lesa humanidad que cometieron durante los años de la dictadura cívico-militar.
La propuesta perjudica a todas las Comunas más pobres del país, puesto que permite que los sectores más ricos de Chile queden exentos de los impuestos a las contribuciones, que es el impuesto que se paga para las propiedades que una persona tiene. Por supuesto quienes pagan esos impuestos son lo más ricos, alrededor del 22% de las familias. El 78% está exento de ese impuesto. Lo que proponen es eliminar ese impuesto, que va justamente en beneficio de las 200 Comunas más pobres del país. Por lo tanto, significa un retroceso enorme, significa dejar a los sectores más pobres del país sin los recursos necesarios para las enormes necesidades que tienen a nivel municipal.
La propuesta desconoce la urgencia de enfrentar el cambio climático, el calentamiento global y el serio problema que está afectando a Chile en el presente y en el futuro en materia ambiental.
La propuesta no les otorga a los pueblos originarios y en particular al pueblo Mapuche los derechos por los que vienen luchando hace décadas. Hoy día una gran mayoría del país reconoce como necesario avanzar en la dirección de otorgarle un reconocimiento constitucional a los pueblos originarios.
En fin, la lista de pérdida de derechos y de retrocesos es muy larga y es lo que ha significado que hoy día una mayoría de chilenas y chilenos según las últimas encuestas se estén manifestando por votar en contra en el plebiscito del 17 de diciembre.
¿Qué escenarios se abren en función del resultado del referéndum?
Si gana el En contra, como todos esperamos, hemos dicho con toda claridad que aquí se cierra este proceso. No están las condiciones para iniciar un tercer proceso de redacción de una propuesta constitucional. Habrá que esperar otro momento en el futuro en el que nuevamente sea posible levantar una propuesta alternativa a la Constitución actual, pero eso será más adelante.
Nosotros los humanistas estamos luchando 40 años por tener una nueva y buena Constitución, terminando con la Constitución de Pinochet. Pero no estamos dispuestos a cambiar esa mala Constitución por cualquier cosa peor, por una propuesta que sea un retroceso mayor. La propuesta que tenemos que plebiscitar el 17 de diciembre es muy mala y por lo tanto si se aprueba, se consolidaría un modelo que ha sido nefasto para el país, pero ahora “validado” en democracia y profundizado en su fundamentalismo económico y valórico. Es decir, con retrocesos importantes en los pocos derechos alcanzados en las últimas décadas.