En una operación sorpresa, el campamento oficial de refugiados de Subótica, la ciudad más al norte del país balcánico, frontera con Hungría, amaneció vacío el pasado miércoles.

El recinto, que hasta el día anterior daba refugio a más de 300 personas, entre ellas niños y familias completas, fue objeto de una intervención policial la noche del martes que culminó con el traslado forzoso de sus ocupantes en cinco autobuses.

Según información recabada por la oenegé internacional la No Name Kitchen (NNK) que trabaja en el lugar, varios testigos y trabajadores del campo señalan que la evacuación se llevó a cabo con métodos violentos, incluyendo agresiones físicas por parte de las autoridades. El destino de las personas desplazadas es desconocido y se teme que este hecho forme parte de una política de cierres de centros de acogida en Serbia, siguiendo una línea dura contra la migración irregular en la frontera serbohúngara.

Este suceso se produce tras varios incidentes protagonizados por las organizaciones criminales que trafican con seres humanos, drogas e incluso armas, en la ruta balcánica.

Los campos de Horgos y Sombor, enclavados también en el norte y el de Belgrado, la capital, también han sido clausurados según han informado fuentes del gobierno serbio.

La respuesta de los gobiernos de Serbia y Hungría no se ha hecho esperar tras los hechos violentos acaecidos en los bosques de Horgos, una localidad pegada a la frontera, donde se refugian cientos de personas que tratan de cruzar a la Unión Europea y que han dejado varios muertos por enfrentamientos entre dichas bandas.

La operación se enmarca dentro de una operación conjunta serbohúngara contra el tráfico de personas y la migración irregular. La respuesta policial, de un carácter marcadamente militar, ha incluido el despliegue de unidades antiterroristas, gendarmería y hasta vehículos blindados.

Según NNK, un vídeo difundido recientemente añade más elementos de preocupación, mostrando a militares y policías en acciones de asalto a los refugios clandestinos que las personas migrantes instalan en los bosques, acompañados de una banda sonora que remite a ficciones bélicas, lo que ha generado críticas por parte de las organizaciones de Derechos Humanos que denuncian la estetización y la trivialización de una realidad que afecta a cientos de vidas humanas.

Investigaciones anteriores del mismo medio, han destacado el tráfico de armas en el norte de Serbia y la complicidad entre bandas rivales procedentes de Afganistán, Marruecos y Siria. En el reportaje de BIRN se revela que estas bandas se están armando en el norte de Serbia, a menudo con armas suministradas por otros grupos criminales de Albania, Kosovo y el sur de Serbia.

El ministro del Interior, Bratislav Gasic, que visitó la zona, afirmó que  “no nos moveremos de aquí hasta que todos los responsables de cualquier acto o incidente delictivo sean expulsados”.

Las acciones policiales tienen como objetivo “frenar la inmigración irregular y elevar el nivel de seguridad en esta parte del país, donde son frecuentes los enfrentamientos entre inmigrantes, no pocas veces con uso de armas de fuego”, señaló la Policía en un comunicado.

Las autoridades serbias informaron que estas organizaciones cuentan con el apoyo de policías corruptos que ayudan a los delincuentes y desvela que ela operación ha acabado con la detención de varias personas en un hostal de Subótica. La policía los señala como implicadas en la distribución de armas a traficantes sirios para distribuirlas en Europa.