Javier Belda

El 2 de octubre se conmemora el día mundial de la no violencia, aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, quien fue líder del movimiento de la Independencia de la India. Para Gandhi se trataba de no acatar el sometimiento que llevaba al sufrimiento del pueblo, sino de combatirlo a través de la filosofía de la no violencia.

Situándonos en el presente, resultaría arduo y complejo detallar todas las situaciones de violencia que hoy sufre la humanidad. Así que dedicaremos este artículo a una particularidad, la que se refiere a la preocupante situación sobre el armamento nuclear.

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En los inicios del siglo pasado la humanidad hizo importantes descubrimientos sobre las 4 fuerzas misteriosas que dominan en la naturaleza. Una de estas fuerzas era la que mantenía el núcleo del átomo unido y lo hacía prácticamente indivisible. Se observó entonces que si se lograba romper este núcleo se desataba una reacción en cadena que generaba un caos para la estructura intima de la materia. En la fragmentación se emitían neutrones, rayos gamma, así como grandes cantidades de energía.

Durante la 2ª Guerra Mundial la Alemania nazi comenzó a investigar el uso de los descubrimientos de la física cuántica para la fabricación de una bomba atómica.

EEUU recogió toda esa investigación reclutando a científicos que habían estado al servicio de Hitler. Con todo ello puso en marcha el «Proyecto Manhattan», logrando la construcción de la primera bomba atómica en 1942.

Dos años después de la derrota de Stalingrado, el 9 de mayo de 1945 la Alemania nazi firmó su rendición en Berlín. Los firmantes fueron Wilhelm Keitel  por parte de Alemania y Gueorgui Zhúkov, por parte de Rusia.

No habían transcurrido ni dos meses del fin de la guerra mundial cuando EEUU probó el efecto de la bomba atómica lanzándola sobre la población en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Un relato histórico tergiversado otorga un excesivo protagonismo a Dwight Eisenhower en la capitulación del nazismo, pero la verdadera cruzada de Eisenhower llegó después, dirigida hacia todo lo que fuera comunista.

En el primer año de su presidencia, Dwight indiferente al genocidio en Japón, amenazó con usar armas nucleares para poner fin a la guerra de Corea; su nueva imagen política priorizó la construcción en masa de armas nucleares baratas. Ordenó los golpes de Estado en Irán y Guatemala y dio un fuerte apoyo económico a la recién creada Vietnam del Sur.

Entre 1950 y 1953 EEUU realizó incesantes e indiscriminados ataques aéreos que arrasaron ciudades y aldeas en la república comunista de Corea, causando decenas de miles de muertos entre la población civil.

El general MacArthur fue el impulsor de la política de tierra quemada aplicada por los Estados Unidos, quien pronunció la famosa frase «bombardeamos todo lo que se movía».

En los tres años de guerra, cayeron 635.000 toneladas de bombas en Corea del Norte. De acuerdo con las cifras oficiales de Pyongyang, 5.000 escuelas, 1.000 hospitales y 600.000 hogares fueron destruidos.

«Hace 70 años en Corea era imposible llevar una vida normal en la superficie, todo el país trasladó su vida bajo tierra».[1]

Un documento soviético emitido al poco de firmarse el armisticio en 1953 cifró en 282.000 los civiles que perecieron solo en las incursiones de los bombarderos.

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Después la guerra contra el comunismo continuó en Vietnam, donde la orgía de sangre se prolongó por más de diez años, causando la muerte de más de 3 millones de vietnamitas.

En resumen, desde 1945 EEUU participó en 22 guerras, entre ellas seis invasiones. Promovió al menos 13 golpes de estado. Reprimió más de 7 movimientos revolucionarios. Colaboró en 11 conflictos armados con otros países, sin llegar a ser una guerra abierta, ya fueran intentos de desestabilización, bombardeos o agresiones. Mantuvo ocupaciones coloniales en varios países y estuvo implicado en diversos genocidios; ente ellos la Masacre de Sabra y Chatila, Genocidio en Indonesia y Genocidio en Matsé, etc.[2]

En 1962 se produjo la famosa crisis del Caribe, cuando los Estados Unidos supieron de la existencia de bases de misiles nucleares de alcance medio del ejército soviético en Cuba. Entonces un vertiginoso acuerdo de paz entre John F. Kennedy y Nikita Jrushchov logró salvar a la civilización planetaria al borde de su aniquilación total.

Después, Kennedy sería asesinado en 1963 y los golpes de estado, intervenciones de la CIA e invasiones directas siguieron siendo constantes por parte de Estados Unidos a lo largo y ancho del planeta.

Otro acuerdo de paz truncado fue la desescalada militar entre Ronald Reagan y el líder soviético Mijail Gorbachov en 1991. Mientras la ya disuelta Unión Soviética inició un progresivo desarme la contraparte hizo lo opuesto. La CIA organizó la disidencia a través de revoluciones de colores en las diversas repúblicas exsoviéticas para convertir a estas en enemigos directos de Moscú, llegando a la situación actual en la que Rusia se encuentra rodeada de bases militares de la OTAN.

Durante los años 70 se puso en marcha el Tratado de No Proliferación Nuclear – NPT

Irán y Corea del Norte, que occidente considera como potenciales amenazas nucleares, ratificaron el NPT, pero en agosto de 2004, oficiales de inteligencia y «expertos no-gubernamentales» de Estados Unidos concluyeron que los esfuerzos diplomáticos realizados para prevenir la proliferación de armas nucleares en estos países habían fracasado.

Durante nuestro siglo XXI se calcula que han perdido la vida 4,5 millones de personas a raíz de las invasiones de la OTAN.

En 2017 comenzaron en la ONU las negociaciones del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares que actualmente cuenta con 93 firmantes y 69 estados partes.[3]

El Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, durante el Debate General de la 78ª Sesión de la Asamblea General de la ONU, Nueva York, 23 de septiembre de 2023 hizo referencia a la cuestión de las armas nucleares en un apartado de su discurso.

Es alentador que la Liga Árabe esté tomando un nuevo impulso e intensificando su papel en los asuntos de la región. Nos agrada ver el regreso de la República Árabe Siria a la familia árabe y el proceso de normalización entre Damasco y Ankara, al que intentamos ayudar junto con nuestros colegas iraníes. Estos avances positivos fortalecen los esfuerzos del formato de Astaná para promover un arreglo sirio sobre la base de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU y restablecer la soberanía de la República Árabe Siria.

Confiamos en que, con la ayuda de la ONU, los libios puedan preparar cualitativamente las elecciones generales en su sufrido país, que durante más de una década no ha podido recuperarse de las consecuencias de la agresión de la OTAN, que destruyó el Estado libio y provocó la expansión del terrorismo en la región de Sahara-Sahel y la ola de millones de migrantes ilegales hacia Europa y otras partes del mundo. Los analistas señalan: al abandonar el programa nuclear militar, Muamar Gadafi fue destruido. Al hacerlo, el Occidente ha creado los riesgos más peligrosos para todo el régimen de no proliferación nuclear.

A tenor de los antecedentes muchas personas consideramos que aquellos que lanzaron las bombas nucleares sobre Japón deberían desarmarse unilateralmente como un primer paso en cualquier tratado que pretenda ser creíble.

Es claro que toda iniciativa para eliminar estas armas que nos acercan al fin del mundo es positiva. No obstante, el problema fundamental de la humanidad es la cruzada belicista de occidente que no ha cesado en décadas. Tal como recordó Serguéi Lavrov, en otro momento de su intervención en la ONU.

En 1945, cuando Moscú, Washington y Londres concluían la eliminación del enemigo en los frentes de la Segunda Guerra Mundial, nuestros aliados ya tramaban la operación militar Impensable contra la Unión Soviética. Y cuatro años más tarde, en 1949, los estadounidenses desarrollaron la operación Dropshot para realizar ataques nucleares masivos contra la URSS.

Atendiendo a los hechos y línea político-económica de los BRICS resulta evidente que esta no es una alianza para la guerra sino para el progresivo desarrollo de las naciones. Otro apartado del pronunciamiento de Lavrov fue dedicado a esta naciente alianza para la paz.

[…] la lógica del proceso histórico no puede detenerse. La tendencia principal se ha convertido en el deseo de la Mayoría Mundial de reforzar su soberanía y defender sus intereses nacionales, sus tradiciones, su cultura y su vida. Ya no quieren vivir al dictado de otro, quieren tener amistad y comerciar no sólo entre ellos, sino con todo el mundo, pero de igual a igual y en beneficio mutuo. Asociaciones como los BRICS y la OCS están en alza, ofreciendo a los países del Sur Global oportunidades para el desarrollo conjunto y la defensa de su digno lugar en el sistema multipolar objetivamente naciente.

Puede que, por primera vez desde 1945, cuando se fundó la ONU, exista la posibilidad de una auténtica democratización de los asuntos mundiales. Esto es esperanzador para todos los que creen en el imperio del Derecho Internacional y desean que la ONU vuelva a ser el órgano central de coordinación de la política mundial, donde se acuerda cómo resolver problemas en común sobre la base de un justo equilibrio de intereses.

[…] Un nuevo tipo de organización, en la que no hay líderes y liderados, no hay profesores y alumnos, y en la que todas las cuestiones se resuelven sobre la base del consenso y el equilibrio de intereses, está llamada a reforzar las reformas de la ONU. Se trata, en primer lugar, de los BRICS, que aumentaron considerablemente su autoridad tras la Cumbre de Johannesburgo y ganaron una verdadera influencia mundial. [4]

Partiendo de esta base no se debería pedir a quienes han sido traicionados en anteriores acuerdos de paz, ni a los países que han sufrido el ataque de la OTAN, que empiecen con el desmantelamiento de las armas nucleares.

Por lo tanto, ante la evidencia histórica, cualquier tratado de desarme pasa en primer lugar por la desmilitarización de quienes promueven las guerras. No es correcto poner en el mismo nivel agresores y agredidos.

De igual manera, todo tratado de paz, si no es otra cosa,  debería considerar que la Operación Militar Especial que lleva a cabo Rusia para la desnazificación y desmilitarización de Ucrania es una operación para evitar la devastación progresiva y poder empezar a crear condiciones para la paz.


[1] «Bombardeamos todo lo que se movía», los ataques aéreos masivos que explican el histórico rencor de Corea del Norte hacia Estados Unidos

[2] ¿Cuántos golpes de estado y guerras han participado los EE. UU.?
[3] https://www.icanw.org/signature_and_ratification_status

El artículo original se puede leer aquí