¿A qué nos referimos cuando discutimos el tema de la salud mental? La Organización mundial de la salud  (OMS) la define como:«Un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad», personalmente creo que es una definición algo ambiciosa, ya que las exigencias para lograrlo son muchas, poder tener todos los aspectos de la vida en equilibrio resulta ser una ardua tarea, extenuante diría yo, más aún con los tiempos que corren, donde el mundo parece estar en una velocidad que no siempre podemos- ni queremos- llevar.

Quizá, vincular la salud mental con el concepto de felicidad pueda ser menos agobiante, pero entonces, ¿qué es la felicidad? ¿Acaso será comprarse un auto nuevo? O ¿una salida al restauran de moda?, ¿una tarde en el césped mirando el cielo mientras escuchas tu música favorita?, ¿Una cita con las amistades?, ¿Una sonrisa de tu hijo o hija?, ¿Cómo se siente escuchar por primera vez las palabras «mamá» de tu hijo autista?, y ahí es donde me hace sentido vincular la felicidad con la salud mental, ya que la felicidad es algo tan personal, tan íntimo, su definición es única en cada ser humano. Sin embargo, convengamos, en que es un estado de plenitud, un estado que puede durar un momento, puede durar un instante, pero de alguna forma se guarda y conserva como un tesoro en nuestra memoria. La felicidad no es un fin en sí mismo, es parte del camino, parte de la experiencia de estar vivos.

Es así que la felicidad y la salud mental caminan juntas, ambas se relacionan con estados de tranquilidad, donde sentimos que tenemos el control de la situación que nos rodea y podemos lograr las metas que nos hemos propuestos, la sensación de felicidad nos motiva al cambio, nos da el empuje que a veces nos falta para salir de lugares oscuros. En ocasiones una chispa de felicidad es ese impulso que nos permite ver la luz de esperanza, esa mano amiga que nos toma e impulsa a salir de ese ciclo de depresión y malestar, ese ungüento que alivia la ansiedad y nos abre la ventana, para que el aire comience a circular nuevamente.

La salud mental es un término muy antojadizo y manoseado, el cual la cultura pop también ha sido cómplice, para hacer que sintamos esa presión social de «estar bien», cuando en ocasiones está bien NO estar bien, sentir tristeza o miedo es parte de la experiencia humana y requieren un tiempo de reflexión, de ensimismarse, volcarse hacia uno mismo y descansar.

En el día de la salud mental, la principal reflexión debiese ser, ¿estoy conforme con mi vida?, Lo que hago, ¿me hace feliz? Y si no es así, qué puedo hacer para acercarme más a lo que realmente llena mi alma. Te invito a buscar tú propia felicidad, acurrucarte en recuerdos que sean reconfortantes, crear momentos con tu familia o amistades, momentos que cuando todo se vea oscuro o difícil puedas volver a ellos, re conectar con ellos y encontrar la fuerza para seguir en esta búsqueda constante que es la vida.

Archivo de audio exclusivamente para personas con discapacidad visual

María José Suazo

Colaboradora de Convergencia de las Culturas-Chile