Este país africano, con el más alto índice de pobreza del continente, entra en la recta final hacia la primera fecha electoral, marcada para el 9 de noviembre, de acuerdo con el anuncio hecho por su primer ministro, Christian Ntsay.

Hasta el día 12 de septiembre, el proceso estaba teñido por las tensiones que generó una denuncia presentada a la autoridad electoral señalando que Andry Rajoelina, presidente malgache que busca su reelección, tenía nacionalidad francesa. La Constitución de este país establece que, si un ciudadano o ciudadana malgache adquiere otra nacionalidad, pierde de inmediato la propia.

Tras varios meses de estudio de tres recursos jurídicos distintos presentados por la oposición, el Tribunal Constitucional desestimó la acusación. Al momento, Rajoelina dimitió en el tiempo establecido por la ley y ha lanzado su campaña. Doce candidaturas más han sido aprobadas y oficializada ya por la comisión electoral.

Sin embargo, los partidos de oposición han levantado una nueva ola de protestas y la denuncia de «golpe de Estado institucional» por considerar que nombrar al primer ministro Christian Ntsay como gobierno interino es inconstitucional. Esta decisión, tomada por el Alto Tribunal, se originó en la renuncia del presidente del Senado, Herimanana Razafimahefa, a quien correspondía ocupar el gobierno tras la dimisión de Rajoelina. Sin embargo, alegó motivos personales y dimitió. Líderes de oposición han firmado esta denuncia y se está a la espera del resultado de este nuevo foco de tensión que empaña el tercer proceso electoral en Madagascar, tras el golpe de estado de 2009.