Con el lema “EMPODERAR A LAS VÍCTIMAS, IMPLEMENTAR LOS ACUERDOS Y AVANZAR HACIA LA PAZ TOTAL”, organizaciones de víctimas y lideres/as sociales del movimiento de víctimas exiliadas se reunieron en Caracas, Venezuela, entre el 28 y el 31 de julio. Uno de los objetivos centrales de este encuentro fue contribuir al avance de la integración de las Víctimas directas e indirectas del conflicto armadocColombiano que se encuentran en el exterior, a los procesos de reformas institucionales, económicas, sociales y políticas, que estimulen la movilización y la participación efectiva de las víctimas y sus organizaciones, en las tareas y mecanismos conducentes a la realización de la política de PAZ TOTAL. Los procesos de las víctimas son elemento central de los acuerdos de paz de La Habana, de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y del actual momento en Colombia.

Venezuela, junto a Ecuador, han sido los países receptores del mayor número de víctimas de este conflicto en nuestro continente. Una de las cuestiones que se demanda desde este país y las víctimas que allí viven, es la agilización de la apertura de los cinco consulados que son indispensables en el territorio venezolano para avanzar en los diferentes aspectos de reparación que son necesarios, uno de ellos, el retorno seguro y otro, la atención institucional. Al momento, solo está abierto uno, tras la reanudación de relaciones entre los dos países.

Diego Martínez, participante por el movimiento Unión Patriótica, reconocido en sentencia de la CIDH como colectivo víctima del conflicto afirmó que «Para mi ha sido una experiencia maravillosa. Son ejercicios gigantes de la memoria que nos ayudarán y hacen parte del proceso de reparación. Hemos estado en el centro como víctimas pero también en el centro de lo que puede ser la salida».

En su documento oficial afirman que «al encontrarnos las víctimas, las instituciones, los organismos internacionales y los gobiernos en este VIII Foro Internacional de Víctimas, aunamos nuestros esfuerzos por dar soluciones concretas a nuestros connacionales en los países de frontera. A la par de la designación de Embajadores, las víctimas y los colombianos en Venezuela, Perú, Brasil, Panamá y hasta Costa Rica, entienden que la representación consular resuelve dificultades en cantidad y calidad mayores y que tocan a la inmensa mayoría. La gente primero y luego los negocios y la cooperación “en grande”. Solidaridad inmensa con los colombianos en estos países y agradecimiento infinito a los pueblos hermanos que nos han dado acogida. A partir de los “Cabildos Consulares” compuestos por los colombianos en cada lugar, formulemos propuestas para avanzar con “Consulados Ad honorem” para que los cambios toquen a la puerta de la Cancillería»