Por Joyce Chimbi

La palma aceitera ha traído importantes beneficios y prosperidad a Liberia. La exportación de aceite de palma crudo es una fuente importante de ingresos de divisas para el gobierno. El cultivo de aceite de palma abarca más de un millón de hectáreas, cientos de miles están empleados en el sector del aceite de palma y al menos 21 % de los hogares agrícolas producen aceite de palma.

Las oportunidades para el aceite de palma y otros productos de palma del país en los mercados internacionales son considerables, lo que crea la tentación de priorizar el desarrollo sobre las preocupaciones ambientales.

En 2020, los encargados de formular políticas en la Comisión Interministerial de Concesiones de Aceite de Palma en Liberia enfrentaron un desafío importante: desarrollar un camino político que persiguiera ganancias rápidas a corto plazo y enfrentara consecuencias negativas a largo plazo para el medio ambiente, las vidas y los medios de vida, o un enfoque beneficioso para las personas y el planeta.

Los bosques pertenecen a la humanidad

“Cuando las decisiones son demasiado a corto plazo, limitadas y poco previsoras, no tenemos en cuenta el impacto a largo plazo de nuestra acción. Necesitamos reconocer que algunos bienes son bienes comunes o públicos, como los bosques. No pertenecen a una sola persona o empresa; pertenecen a la humanidad en su conjunto”, dice Francisco Alpizar, de la neerlandesa Universidad de Wageningen.

Este fue el caso del sector del aceite de palma de Liberia, cuyas partes interesadas clave incluyen el gobierno, el sector privado, las oenegés, las alianzas comerciales, las asociaciones de pequeños agricultores y los hogares que directa o indirectamente dependen de él como su sustento.

“Desde una perspectiva económica, los precios de los bienes y materias primas deben reflejar el costo real para las sociedades, no solo el costo inmediato de producirlos, sino también el impacto ambiental que la producción de esos bienes y servicios conlleva para las sociedades”, dice Alpizar.

La Estrategia y el Plan de Acción Nacional para la Palma Aceitera de Liberia fue facilitada por la Asociación para el Buen Crecimiento, financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. En este caso, los formuladores de políticas en Liberia decidieron utilizar el Análisis de Escenarios Específicos para diseñar una ruta de política mutuamente beneficiosa para las comunidades, las agencias gubernamentales sectoriales y los concesionarios de aceite de palma

El Análisis de Escenarios Específicos beneficia a todos

Mientras desarrollaban la Estrategia y el Plan de Acción Nacional para la Palma Aceitera (NOPSAP,  en inglés) facilitado por la Asociación para el Buen Crecimiento financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, los formuladores de políticas en Liberia decidieron utilizar el Análisis de Escenarios Específicos (TSA, en inglés) para diseñar una ruta de política mutuamente beneficiosa para las comunidades, las agencias gubernamentales sectoriales y los concesionarios de aceite de palma.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desarrolló la TSA para responder a la creciente demanda de los tomadores de decisiones y las partes interesadas de un análisis de desarrollo sostenible más relevante para las políticas a fin de apoyar la implementación nacional de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) frente a diversas opciones de política, gestión e inversión.

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Como un enfoque analítico innovador, la TSA captura y presenta el valor de los servicios ecosistémicos dentro de la toma de decisiones para ayudar a hacer el modelo comercial para políticas sostenibles y opciones de inversión. Al hacerlo, la TSA permite a los formuladores de políticas calcular estos costos y tomar decisiones que armonicen con el medio ambiente.

En Liberia, los formuladores de políticas necesitaban datos económicos que compararan los resultados de continuar con la producción convencional de palma con los resultados de tomar una ruta diferente con el objeto de tomar decisiones acertadas e informadas que conduzcan a concesiones sostenibles de palma.

En ese momento, la situación en el país de África occidental se caracterizaba por políticas contradictorias de concesiones y gestión forestal. La Comisión tuvo que equilibrar el entusiasmo de las comunidades y los pequeños productores por participar en concesiones de aceite de palma porque traían beneficios socioeconómicos y de empleo con las preocupaciones en el mercado global sobre los riesgos ambientales de la producción de aceite de palma.

La TSA del PNUD proporcionó una respuesta, lo que permitió a la Comisión en Liberia incluir todos los impactos sociales, ambientales y económicos relevantes. TSA ofreció un enfoque sistemático que cubre todos los aspectos del sector.

La TSA mejora el proceso de toma de decisiones al capturar y presentar el valor de los servicios ecosistémicos y la producción sectorial para hacer que la toma de decisiones sobre políticas sea más holística. La herramienta se aplica a cualquier sector, escenario, contexto o país.

“TSA puede, por ejemplo, aplicarse para la toma de decisiones a nivel nacional, cuando se toma una perspectiva nacional, regional, empresarial o incluso a nivel local. Para todas y cada una de esas decisiones, necesitamos un análisis cuidadoso de cómo es la situación actual y cómo será en el futuro y cuál sería la situación alternativa”, explica Alpizar.

Lo convencional versus la gestión sostenible de los ecosistemas

Uno se considera un escenario de negocio habitual y el otro un escenario de gestión sostenible del ecosistema.

“Cuando se compara uno con el otro, con una perspectiva a largo plazo y centrándose en los indicadores relevantes para los que toman las decisiones o en las cosas que le importan a los que toman las decisiones, entonces se puede obtener una mejor imagen de la decisión que está frente a nosotros; de eso trata el análisis de escenarios específicos”.

Alpizar dice que al tomador de decisiones se le presenta la construcción de escenarios específicos de resultados de gestión de ecosistemas sostenibles frente a los de negocios habituales. Cuando se hace esto, en principio, el tomador de decisiones tendrá una poderosa herramienta para decidir de forma informada y basado en evidencia.

“Si nos ponemos en el lugar de un tomador de decisiones, es decir, para decidir si implementar una serie de políticas para hacer más sostenible el sector agrícola, el escenario de negocios habituales significa que se continúa con las prácticas actuales. Un escenario de gestión sostenible de ecosistemas sería aquel en el que se cambia una serie de prácticas o acciones, y con eso, en principio, se logra un resultado diferente”, explica Alpizar.

El investigador da un ejemplo de producción de piñas según un escenario de negocio habitual con un impacto en las tierras circundantes, agroquímicos, deforestación, cambio de uso de la tierra, enfermedades contrapuestas o enfermedades que se propagan al área circundante, lo que podría ser viable, pero en un corto período de tiempo.

El escenario alternativo es crear e implementar un enfoque sostenible a más largo plazo.

“A través de la aplicación del método TSA del PNUD, podemos construir cuidadosamente los dos escenarios al hacernos primero esta pregunta: como tomador de decisiones, ¿qué es lo que realmente importa? ¿Es el empleo, los impuestos, la producción o la reducción del malestar social? En base a la respuesta, el analista puede construir un escenario objetivo”, dice Alpizar.

Volviendo a Liberia, la TSA pudo demostrar que el escenario de producción de pequeños agricultores (SPO, en inglés) y la sostenibilidad ambiental eran lo mejor para el concesionario y la economía liberiana, con beneficios sustancialmente mayores en comparación con el escenario de negocios habituales (u$s 333 millones versus u$s 188 millones durante 20 años).

Cuando estos resultados se discutieron con la Plataforma Nacional de Palma Aceitera de Liberia, de múltiples partes interesadas, se aceptaron y allanaron el camino hacia el desarrollo sostenible del aceite de palma en Liberia.

En todo el mundo, las TSA se han llevado a cabo para evaluar el valor económico de los servicios ecosistémicos para varios sectores económicos estratégicos, como la energía hidroeléctrica, la agricultura y el turismo, en los escenarios de gestión sostenible de los ecosistemas y de negocios habituales con el objeto de crear un camino de desarrollo sostenible en el que la humanidad esté en armonía con el medio ambiente.

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