Esta nota no se publicó inmediatamente después de los hechos que narra, para contribuir con la seguridad de las personas involucradas. Ahora, sabiendo que esas personas están bien, la publicamos para dar lugar a sus voces y ampliar la información sesgada que divulgaron masivamente los medios argentinos.

El pasado 21 de mayo se disputó el partido de futbol entre las selecciones de Colombia e Israel por el Mundial de futbol Sub 20 en la ciudad de La Plata, Argentina. El país se convirtió en anfitrión del certamen después de que la FIFA le quitara esa opción a Indonesia por negarse a la participación de Israel, argumentando que este último es un Estado violador de los derechos humanos y luego de multitudinarias marchas durante el mes de marzo en Yakarta, en que la población repudió la participación de Israel en el certamen.

Esta situación no es nueva. De hecho, es reciente y se vivió en el último mundial de futbol de Qatar 2022, cuando el mundo fue testigo de la expulsión del certamen de la Federación Rusa de Futbol por parte de la FIFA y de la suspensión de los equipos rusos por la UEFA, medidas argumentadas como contribución con el cese al fuego en territorio ucraniano.

En esta oportunidad las imágenes trascendieron y se viralizaron: un grupo de aficionados colombianos además de mostrar la bandera colombiana como símbolo, también celebraron los goles de su equipo con la bandera palestina, gesto que los medios hegemónicos de Argentina titularon como “provocación”. Los simpatizantes colombianos –a los que ninguno de esos medios les preguntó– lo llamaron solidaridad.

“…Exhibimos una bandera palestina en muestra de solidaridad y reivindicación de la lucha del pueblo palestino, lo que en ningún momento significa incitación a la violencia, como han hecho mención en algunos medios de comunicación o en algunos comentarios” sostuvo Francisco¹, uno de los simpatizantes colombianos que estuvo en la tribuna con ambas banderas.

Esta solidaridad no es nueva, en las calles de Londres durante varias marchas y manifestaciones en 2021 mientras Colombia vivía un estallido social sin precedentes y Gaza era bombardeada, ambas banderas se hicieron presentes en esa ciudad.

Las personas [en la tribuna] no pusieron problema por la exhibición de la bandera de Palestina así que el partido continuó con normalidad” comentó Francisco y no es para nada un dato menor porque entonces, si nadie puso resistencia a las banderas palestinas en la tribuna, se habilitan las preguntas. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué sucedió para que escalara la situación a los niveles de criminalización y mediatización a los que escaló? Sucedieron más cosas que pueden echar luz a posibles respuestas:

“En el momento en el que Colombia marca el primer gol se ondean dos banderas de Palestina, a lo cual, la hinchada de Israel inicia una carrera para llegar al sector donde estábamos nosotros. ¿Por qué digo que una carrera? Porque vimos cómo aproximadamente unas 25 personas atravesaron desde la popular sur hacia la popular norte, es decir, atravesaron todo el estadio para llegar hacia donde se encontraban las banderas palestinas. Hay que aclarar que sectores de hinchas de Vélez Sarsfield son simpatizantes o hinchas amigos del Maccabi de Tel Aviv, entonces por esto, seguramente, es que había prendas deportivas de Vélez Sarsfield, Maccabi y de la selección de Israel. Estos fanáticos tanto del equipo de Israel como del equipo Vélez Sarsfield, llegaron con insultos xenófobos, incluso racistas y en una actitud muy violenta hacia las personas que vestíamos la camiseta de Colombia y la bandera de Palestina”, detalló Francisco en una aclaración a la que absolutamente ningún medio de comunicación, ni las autoridades policiales ni del futbol argentino, hicieron referencia.

“Lo que más preocupó a quienes estábamos presentes viendo la situación, es que llegaron en un formato de embudo, que es muy utilizado en las barras hooligans: alguien dentro de esta barra hace el punteo de un triángulo humano para arrastrar a alguien hacia su barra y en ese momento aislarlo y golpearlo. Y reitero: en la tribuna había familias, menores, mujeres embarazadas, simpatizantes de la selección Colombia y de la de selección de Israel. En ese momento de tensión una de las personas de la fanaticada colombiana logró expulsar a una de las personas atacantes de la fanaticada del equipo de Israel y entonces decidieron írse”.

Después de este instante las banderas palestinas fueron guardadas y no volvieron a ser exhibidas en lo que restó de partido. Sin embargo, y según el relato de Francisco, el grupo de personas que se acercó a increparlos violentamente con indumentaria deportiva del seleccionado de Israel, el Maccabi y Vélez Sarsfield, se alejó, pero no sin antes avisar a la policía.

Los efectivos hicieron una pesca azarosa y eligieron llevarse a un chico colombiano que absolutamente nada tenía que ver con las banderas palestinas y la implicancia simbólica que tiene el hecho de desplegarlas en un partido de cualquier selección contra la selección de Israel. Sin embargo, son la policía y algo tenían que justificar, aunque eso implicara llevarse al muchacho atravesando la localidad de los hinchas de la selección israelí, demorarlo en una comisaría, divulgar su fotografía y sus datos personales en todos los medios de comunicación exponiéndolo a las gravísimas situaciones de amenazas y persecución que el joven recibió los días posteriores a ese partido. Esas situaciones lo obligaron a grabar y hacer público un video en el que aclara la situación, ofrece su versión y denuncia la violación a sus derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, los violentos y provocadores siempre son los otros, y en este tema casualmente suelen ser los que sean de Palestina o simpaticen con Palestina, o que no tengan nada que ver con ninguna de las anteriores, pero sean señalados de estar a favor de Palestina y en contra de Israel. Tan básico, vacío de contenido, de complejidad y de mirada crítica, que asusta.

Aquellas manifestaciones de marzo en Yakarta llegaron en mayo a Bogotá. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dejó clara la postura de su gobierno al respecto, dato para nada menor entendiendo la gravedad del hecho y dando cuenta de las implicancias que tiene lo que aparentemente es una bandera, pero que el Estado de Israel prohíbe en espacios públicos desde principios de este año.

Lo que sucedió en el estadio Diego Armando Maradona (vaya contradicción entre su nombre y el hecho acá narrado), no es otra cosa que la reproducción a escala de lo que sucede en la Palestina ocupada, una breve réplica de los pasos a seguir para criminalizar un símbolo y una pertenencia, pasando por la represión hasta convertirlo en una violación a los derechos humanos que impunemente se exhibe en los medios ocultando más de la mitad de los sucesos, silenciando voces y las otras versiones. Perseguir y abrir una causa por «incitación a la violencia en el deporte» deja muchas más preguntas que respuestas. Prohibir una bandera en la tierra a la que pertenece esa bandera no generará otra cosa que no sea ver multiplicada esa bandera en la tierra entera, entonces ¿dónde más se van a atrever a prohibirla? ¿Hasta dónde llega la capacidad de ocupación colonialista?


¹ Se ha cambiado el nombre de la persona por razones de seguridad.

Foto de Becker1999 en flickr.