Bajo el auspicio de Naciones Unidas se desarrolló una reunión en Doha sobre la situación en Afganistán, de la que participaron el Secretario General Antonio Guterres y enviados especiales de veintiún países, además de representantes de la Unión Europea y la Organización de Cooperación Islámica.

El objetivo del cónclave fue alcanzar puntos de coincidencia en cuestiones clave, como los derechos humanos, en particular los derechos de las mujeres y las niñas, la gobernanza integradora, la lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas. Además, la reunión apuntó a formular un entendimiento común útil a la comunidad internacional sobre la forma de relacionarse con los talibanes en estas cuestiones.

En conferencia de prensa, Guterres aludió a la preocupación sobre la gravedad de la situación en Afganistán:

“Es la mayor crisis humanitaria del mundo en la actualidad. El 97% de los afganos vive en la pobreza. Dos tercios de la población -28 millones- necesitarán ayuda humanitaria este año para sobrevivir. Seis millones de niños, mujeres y hombres afganos están a un paso de vivir en condiciones similares a la hambruna.”, dijo, al tiempo que señaló la escasa financiación con la que cuentan los programas de ayuda, un  6,4% de los 4600 millones estimados como necesarios.

Pero la financiación no es la única preocupación. Las delegaciones participantes subrayaron el problema de la persistente presencia de organizaciones terroristas, la expansión del narcotráfico y la vulneración generalizada de los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas, gravemente socavados por las recientes decisiones de los talibanes.

El gobierno talibán ha despojado a las mujeres afganas de prácticamente todos los derechos básicos, prohibiéndoles la mayoría de los empleos y la escolarización de las niñas mayores de 12 años. Bajo la amenaza de severos castigos, no pueden viajar sin compañía masculina, ni ir solas a parques o casas de baño. También les resulta vedado poder trabajar en organizaciones internacionales, lo que dificulta enormemente la labor humanitaria en terreno.

El fin de semana previo al encuentro organizado por Guterres se desarrollaron múltiples manifestaciones tanto en Afganistán como también en Pakistán y otros países europeos, en las que las mujeres criticaron la reunión como una forma de legitimar al régimen talibán.

«Antonio Guterres, deja de apoyar a los talibanes. La reunión de Doha es un error repetido. Reconocer a los talibanes equivale a asesinar mujeres en Afganistán», señaló una de las manifestantes, según la cadena estadounidense CBS.

La crítica se dirigió también a la falta de participación de mujeres afganas en un cónclave tan sensible a la defensa de sus derechos.

Mientras el secretario general de Naciones Unidas aseguró en Doha que organizará una nueva reunión para hacer confluir propuestas de índole práctica, las mujeres fueron unánimes en el reclamo: Si quieren resolver el problema afgano, deben incluirnos y escucharnos.