Sonia Mendoza: La incansable promotora de Madre Tierra

por Marlet Salazar

Lo que empezó como un pequeño esfuerzo de Sonia Mendoza por solucionar el problema de la basura no recogida en su pueblo ha desembocado en un compromiso de por vida promoviendo la Basura Cero. Su incansable activismo, junto con personas y grupos de ideas afines, condujo a la aprobación de la Ley de Aire Limpio de 1999 o LR 8749, que prohíbe la incineración en el país, y la Ley de Gestión Ecológica de Residuos Sólidos de Filipinas de 2000, también conocida como Ley de la República (LR) 9003, que establece el marco nacional para la gestión descentralizada de residuos sólidos.

«Siempre he estado cerca de la tierra», dice Sonia. «Me doy cuenta de lo importante que es para sostener la vida».

La familia de Sonia siempre se ha dedicado a la agricultura, y estar cerca de la naturaleza le enseñó que todos tenemos la responsabilidad de cuidarla, una creencia que ha alimentado hasta bien entrada su adultez. Tras su prejubilación como directora de laboratorio de una empresa farmacéutica en 1984, a Sonia se la veía a menudo jugando en las pistas de tenis cubiertas de la Asociación Colombina de Filipinas (PCA). Aun así, se dio cuenta de que contaba con mucho tiempo libre.

Siempre en sintonía con todo lo que concierne al medio ambiente, Sonia tomó conciencia de una de las mayores amenazas para el aire limpio, que es el uso de incineradoras. Decidió que era un tema al que merecía la pena dedicar su tiempo, así que en 1995 se unió a los Ciudadanos Preocupados contra la Contaminación (COCAP) y participó en concentraciones callejeras para presionar a los legisladores a aprobar la Ley de Aire Limpio. Tras cuatro años de campaña, ésta se hizo realidad.

Viaje a la Basura Cero

El viaje de Sonia hacia la Basura Cero comenzó en su propio patio trasero. Ella y otros vecinos del pueblo empezaron a separar sus residuos cuando los basureros no aparecieron durante tres semanas, lo que provocó una acumulación masiva de basura en las calles.

«Seguimos lo que muchos gurús de la gestión de residuos (Luz Sabas y el Dr. Metodio Palaypay) hacían entonces: separar los residuos biodegradables de los no biodegradables», explica. «También hicimos algo de compostaje y nos ocupamos de nuestros residuos mientras esperábamos el día de recogida de la basura».

Sonia y su compañera de cruzadas ecológicas, Odette Alcántara, empezaron a dar lecciones sobre separación de residuos y compostaje a todo el que quisiera escucharlas -artistas, amas de casa, funcionarios de la administración local, medios de comunicación- en casa de esta última. También recogían materiales reciclables de los vecinos que creían en su causa. Los curiosos siguieron multiplicándose hasta que consiguieron la atención de los medios de comunicación. El éxito de su programa de gestión de residuos sólidos llevó a la creación de la organización no gubernamental Mother Earth Foundation (MEF) en 1998.

Con Sonia como presidenta, MEF continuó -a un nivel más ampliado- lo que había estado enseñando en su pueblo, que era la gestión adecuada de los residuos sólidos. Han trabajado con los gobiernos locales, concretamente con los alcaldes, para que adopten la Basura Cero en sus municipios o comunidades a través de programas de campañas educativas. De norte a sur del archipiélago filipino, el MEF ha celebrado seminarios y talleres y ha ayudado a los barangays (comunidades locales con estatus legal) a desarrollar y aplicar sus programas de Basura Cero.

En 2001, tras la aprobación de la Ley de Gestión Ecológica de Residuos Sólidos, Sonia fue seleccionada para formar parte de la Comisión Nacional de Gestión de Residuos Sólidos. El trabajo de Sonia la llevó a varios lugares, desde Puerto Princesa (Palawan) hasta la ciudad de San Fernando, Pampanga.

Junto con la MEF y las entonces figuras famosas que eran al mismo tiempo ecologistas Chin Chin Gutiérrez y Roy Álvarez, Sonia convenció al ex alcalde Edward Hagedorn de Puerto Princesa (Palawan) para que adoptara la LR 9003 cuando el gobierno local puso en marcha un vertedero sanitario en 2009. Le dijo al jefe del Ejecutivo que el vertedero podría durar entre 50 y 75 años si solo aceptaban residuos y el resto se compostara y reciclara, como exigía la nueva ley.

Su trabajo en Puerto Princesa se reprodujo en la ciudad de San Fernando en 2012 y desde entonces se ha extendido a muchas otras ciudades y comunidades filipinas. Más recientemente, la fundación ayudó a la provincia insular de Siquijor a convertirse en la primera isla con Basura Cero del país.
Sonia se siente muy satisfecha de poder cambiar la mentalidad y las ideas preconcebidas sobre Basura Cero, como la idea de que es responsabilidad exclusiva del gobierno gestionar los residuos municipales, así como la mentalidad de usar y tirar.

«Para mí, cambiar las mentalidades es uno de los mejores resultados del programa Basura Cero porque es a largo plazo y cambiamos el estilo de vida de la gente». Explica que los dos módulos (ecología interior y residuos sólidos) de la MEF les permiten a ella y a su equipo cambiar las ideas preconcebidas de la gente. El módulo de ecología interior permite a la gente reflexionar sobre la tarea que les espera. Esto les dará tiempo para responder a los porqués y les inspirará para convertirse en promotores e impulsores de por vida de la Basura Cero, lo que beneficiará a las generaciones futuras.

«Si sólo les enseñamos a separar sin mirar dentro de sus corazones y mentes, existe la tendencia a que se olviden de todo en cuanto abandonemos la zona de formación», afirma Sonia. «Por eso es importante que toquemos la ecología interior».

Sonia sigue siendo un elemento constante en todas las iniciativas y proyectos de la MEF y la Basura Cero. Su entusiasmo por la organización comunitaria y por ayudar a las administraciones locales a encontrar soluciones al problema de los residuos nunca decae.

Incluso cuando se enfrentó a la dificultad de convencer a la gente sobre el concepto de la Basura Cero, nunca se le ocurrió darse por vencida. «Seguí adelante porque, al final, valdrá la pena, como ocurrió con la Ley de Aire Limpio, en la que insistimos para que se aprobara el proyecto de ley y al final se logró».

La otra gran recompensa, según Sonia, es la reciente retractación de Ocean Conservancy (OC) de su informe de 2015, Stemming the Tide, en el que culpaba a los países del sudeste asiático, entre ellos Filipinas, de ser los mayores contaminadores del océano por plástico y en que se reconocía la incineración como la solución adecuada para el problema de los residuos plásticos. Después de siete años, en julio de 2022, OC ha acordado hacer Justicia Restaurativa a los países perjudicados por su informe, reconociendo las soluciones de Basura Cero sobre el terreno realizadas por los diferentes grupos ecologistas de la región Asia-Pacífico como la solución más eficaz y respetuosa con el medio ambiente al problema.

«Para mí, la esperanza es eterna para Filipinas y para nuestra Madre Tierra», dice sonriendo. Lo dice alguien que lleva décadas haciendo campaña en favor de temas en los que cree firmemente, y que ha cosechado grandes logros.

 

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen