El presidente francés admitió la «cólera social» pero sostiene que la reforma de las pensiones era imprescindible.

El presidente francés, Emmanuel Macron, promulgó una reforma jubilatoria que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años y extiende el tiempo de trabajo necesario para recibir una pensión completa a 43 años. El Consejo Constitucional falló el viernes a favor de la medida, luego de que Macron y su partido tuvieran que forzarla mediante la emisión de una orden ejecutiva debido a su impopularidad generalizada, incluso entre los legisladores del país. Las protestas sociales masivas continúan en el país al tiempo que los dirigentes sindicales buscan aumentar la presión sobre Macron.

Este lunes el Presidente se dirigió a los franceses, en una alocución televisada, para decirles que está consciente de la cólera social que ha causado la reforma de las pensiones que ha promulgado, pero ha insistido en que «estos cambios eran necesarios» para garantizar las jubilaciones y evitar un déficit que de otro modo deberían pagar las nuevas generaciones.

Sus palabras decepcionaron aún más a sus críticos, especialmente a los sindicatos, porque no ha retrocedido en nada ni ha hecho ningún anuncio novedoso, sin concesión alguna. En algunas ciudades se han organizado protestas con cacerolas. En París, Nantes y Rennes ha habido manifestaciones espontáneas, con la quema de mobiliario urbano y la intervención de las fuerzas especiales antidisturbios.