Tras muchos años de lucha en la defensa animal y en el bienestar de los no humanos que comparten con nosotros sus vidas y emociones, se ha conseguido una Ley nacional que regule el cuidado de los seres vivos y se castigue su maltrato. Bien es cierto que ha quedado sesgada por culpa del gobierno socialista que ha sido influido por diversos lobbies de la caza, de los zoos, taurinos y otros negocios, que viven alrededor del comercio de los animales. Es cierto que no se ha podido incluir a los perros de caza o a los espectáculos circenses, con los cetáceos amparados en una ciencia que no existe y que sólo trabajan para el negocio económico. También han quedado fuera de esta ley los perros o gatos utilizados en la mendicidad y otra serie de cuestiones que no han podido superar la mayoría  de los votos.

A pesar de ello, tenemos que reconocer el gran esfuerzo realizado por parte de la Dirección General de los Animales, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030. Me consta, porque lo he vivido con ellos, como han sufrido ante los ataques de los socios de gobierno y de algunas asociaciones animalistas que han criticado esta ley por no abarcar a todos los animales. Ellos no han tenido la culpa de que no se incluyera a los perros de caza en la ley. La única culpa es de los partidos que han votado en contra y han mutilado una legislación que iba a ser ejemplo en la protección animal y que de todas formas es histórica, en un país donde el antropocentrismo y el comercio con los animales de todo tipo, sigue estando presente en nuestra sociedad. Ahí vemos por ejemplo la cantidad de fiestas que se realizan utilizando a los animales por diversión, causándoles estrés y la muerte como en los festejos taurinos.

Vivimos con intensidad las votaciones de las enmiendas presentadas y estuvimos con el equipo de Sergio Garcia Torres, el Director General, que sufría por cada negativa y se alegraba por las aprobaciones. Un cargo político sí, pero humanista y cercano a la gente y a la sociedad que ha vivido intensamente todo el proceso de la Ley, que ha sido amenazado en las redes sociales y muy criticado por animalistas y otros sectores ya comentados. Pero su corazón estaba puesto en ese instante en ellos, en los indefensos, en los animales que iba a darles protección, en la empatía hacía los que no se pueden defender. Y esto para mi es loable y admirable. Vi cómo su equipo se ha desvivido por esta Ley, que no ha descansado, que no han tenido horas de descanso y muchos se lo agradecen  criticándolos.

Recientemente me decía una persona cercana, que la tauromaquia y la fiesta de toros son un símbolo de nuestro folclore, de nuestra identidad y de nuestra historia. Yo le contesté que también era una identidad histórica que las mujeres no votaran o que existieran zoos humanos en el Retiro de Madrid. Otro me comentaba que los animales están a nuestro servicio y es por ello que podemos hacer lo que queramos con ellos. Estas opiniones, que son más extendidas de lo que parece, nos muestran que aún tenemos mucho por avanzar en relación al bienestar animal y a la comprensión de ser sabedores de la empatía hacia ellos, como ellos nos demuestran la suya de forma continuada.

Es por todo esto, por lo que la ley de bienestar animal es importante. Se ha puesto un cimiento sólido que lógicamente tiene que consolidarse con ampliaciones de protección. Lo difícil está hecho, ahora les corresponde a las asociaciones animalistas seguir luchando por los no humanos, a extender esos derechos -con base en una legislación nacional- a las Comunidades Autónomas. No vale criticar la ley y decir que no tenía que haber salido. Eso solo es echar estiércol a nuestra propia lucha. Ha salido una Ley con muchos beneficios para los animales y que todos deberían leerla, en lugar de hacer críticas que solo hacen, como siempre, separarnos y dividirnos y de esa forma nunca avanzar. Ya lo dije en otra ocasión. ecologistas y animalistas deberíamos unirnos y juntos luchar por objetivos comunes. Seríamos una fuerza imparable. Ellos lo saben y hacen todo lo posible para dividirnos.

La ley es muy buena. ¿Qué hubiera sido excepcional si el partido socialista y otros de la derecha no hubieran intervenido? Sí. Pero ya la tenemos y es la base principal para seguir dando derechos a los no humanos. No tiremos más piedras a nuestro propio tejado. Un ejemplo lo tenemos en la Comunidad Valenciana. Ha sacado una ley de bienestar animal que incluso amplía aspectos que no recoge la nacional. Este es el camino: aunar esfuerzos para seguir ampliando derechos.

En esta misma Ley de bienestar animal aprobada por el gobierno, se incluye una disposición adicional en la que el Gobierno se compromete a presentar una ley de grandes simios en el plazo de tres meses desde la entrada en vigor de la norma. Solo unas líneas en la ley y ya está siendo objeto de burla y mostrando la falta de cultura de columnistas que hablan sin saber, sin sentido, sin respeto, ignorando la democracia e insultando. Ya ocurrió así en 2006 cuando se presentó el Proyecto Gran Simio en el Congreso de los Diputados y  las barbaridades que se dijeron por parte de medios de comunicación, de columnistas ignorantes y sin cultura o asociaciones prestigiosas de sindicatos y colectivos, que arremetieron contra el Proyecto Gran Simio denunciando que queríamos dar derechos a un trabajo o una casa a los grandes simios. Todo ello está recogido en mi libro “Defensores de la Igualdad”, que se puede bajar de forma gratuita, y del que hay un ejemplar en la biblioteca del Congreso de los diputados. Lo mismo ocurrió en 2008, recogido igualmente en el libro, cuando se aprobó la Proposición No de Ley del Proyecto Gran Simio.

Ahora, y eso que aún no se ha comenzado a redactar la ley de grandes simios, columnistas como Alfonso Ussía, faltan al respeto tratando esta ley de absurda e insultando a miembros del Gobierno que tienen cerebro de simios, olvidando que él es un gran simio como lo puedo ser yo. Este es el antropocentrismo del que hablaba anteriormente y que confunden con intención y a sabiendas, que no se trata de derechos humanos a los grandes simios, sino de reconocerles unos derechos básicos para ellos. De igual forma Libertad Digital entra al trapo hablando del Proyecto Gran Simio, de la futura ley sin ni siquiera establecer contacto con los actores principales, no los grandes simios, los que les defendemos.

Desde estas líneas me comprometo a atender a cualquier persona o medio que quiera saber las propuestas que hemos mandado a la Dirección General de los Derechos de los Animales respecto a la Ley de grandes simios, que no quiere decir que sean las que la propia Dirección General realice, porque lo desconozco.

Sé positivamente que, en cuanto salga a público el posible texto de la ley de grandes simios, tanto voceros en las diferentes cadenas de televisión como columnistas de periódicos sobre todo de la derecha, comenzarán los ataques infundados, diciendo barbaridades e incongruencias que ni ellos se crearán, pero que será una forma más de atacar a un gobierno y, de esa forma influir los que se dejen, en la opinión de los espectadores y lectores para las próximas elecciones generales.

Toda Ley que se legisle en beneficio de cualquier ser vivo, sea humano o animal, debe ser bienvenida, ya que de esta forma avanzamos más en la dignidad y en los avances de una humanidad que debe conseguir empatía por lo vivo y proteger la biodiversidad de nuestro planeta.