Por Pablo Ruiz*

Este 04 de abril, por decisión del Senado y la Cámara de Diputados, se recibirá de manera telemática, ante el Congreso de Chile, al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que este se refiera a la guerra que se libra con Rusia.

Esta es una decisión que marcará un precedente peligroso porque no debiera ser el Congreso chileno quien asuma la política exterior del Estado que es responsabilidad del ejecutivo y donde hay que actuar con diplomacia cuidando los intereses de Chile.

¿Si se ha permitido que el presidente Zelenski pueda dirigirse a los congresistas chilenos lo mismo se hará con el presidente de Palestina, Siria, Yemen, Cuba, que parte de sus territorios también se encuentran ocupados o en guerra por otras naciones?

El conflicto en Ucrania es complejo y tiene sus orígenes en el 2014, lo que llevó a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) a impulsar los Acuerdos de Minsk, entre las partes en conflicto, en la región de Donbas, para lograr parar los enfrentamientos internos dentro de la misma Ucrania los que ya habían cobrado, hasta 2021, miles de muertos y heridos.

Luego, en febrero de 2022, comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, con la participación también de Estados Unidos y la OTAN. Por lo cual, el Congreso de Chile no ha considerado suficientemente que este es un conflicto geopolítico complejo y peligroso porque en Ucrania se están enfrentando indirectamente dos superpotencias, EEUU y Rusia, donde se podrían usar armas nucleares, por lo cual hay que actuar con cautela y diplomacia.

Chile es firmante de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz de la CELAC y, bajo ese espíritu, debería nuestro país tener una diplomacia a favor de la paz, de la no intervención, a favor de las negociaciones y el diálogo entre las naciones en conflicto.

En febrero pasado, el Diario El Mercurio publicó una columna del encargado de Negocios de Ucrania en el país, Vladyslav Bohorad, quien pudo exponer su posición frente a la guerra entre su país y Rusia. Para nuestra sorpresa El Mercurio también permitió, a los días siguientes, que el embajador ruso en Chile, Sergei Koshkin, respondiera las acusaciones contra Rusia.

Esto es saludable, y debería ser siempre la norma en el  periodismo y la democracia, escuchar las dos posiciones en conflicto. En una guerra, las terceras partes deberían cumplir el papel de mediadores y no tomar partido echando más leña al fuego.

Por lo mismo, ya que el Congreso de Chile escuchará al presidente Zaleski, ¿Se abriría a la posibilidad de que el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, u otro representante pudiera exponer sus posiciones?

Independientemente de aquello, quien hable o no en el Congreso chileno, la política exterior del Estado de Chile, ante la guerra, debiera ser siempre abogar por un Alto al Fuego, por la paz, y por el establecimiento de negociaciones que permitan encontrar por la vía diplomática una solución entre los países en conflicto.

La guerra no es buena para ninguno de nuestros pueblos y en este punto hay que apoyar la apertura, el diálogo, y la construcción de una seguridad global común donde se respete el derecho de autodeterminación de cada nación, sin la amenaza, abierta o velada, que será atacada por países externos.

Si los líderes del mundo, especialmente Estados Unidos, Francia, Reino Unido, y los demás países de la Unión Europea, se ponen de acuerdo con Rusia, China, Corea del Norte, Irán y otros tantos -quienes no quieren ser sometidos por los primeros y defienden su independencia- podremos avanzar hacia un mundo de paz y el desarme. De lo contrario, todos seguiremos viviendo en peligro.

 

* Pablo Ruiz es periodista y parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile.