Mariyam Hamsha Hussain: Arquitecta, activista por el medio ambiente y feminista

por Johanna Poblete

Mariyam Hamsha Hussain era «aquella niña que representaba al club de medio ambiente» en la escuela primaria. Ahora, arquitecta profesional licenciada por la Universidad RMIT de Australia, Hamsha sigue tan apasionada por el medio ambiente como siempre. De vuelta a su hogar en las Maldivas en 2015, cofundó Basura Cero Maldivas junto con su marido Ahmed Afrah Ismail. Su objetivo: minimizar la contaminación entre las islas y convertir los residuos en riqueza.

Según el Banco Mundial, las Maldivas genera diariamente más de 860 toneladas métricas de residuos, en su mayoría plásticos. La mala gestión de los residuos amenaza el ecosistema marino del archipiélago y su condición de destino turístico de primer orden, visitado por más de un millón de turistas al año. Bolsas y botellas de plástico, prendas de vestir y, más recientemente, máscaras faciales, son sólo algunas de las cosas que componen las montañas de basura que recogen los centros de gestión de residuos de las islas o que se ven flotando en las costas maldivas.

Hamsha y su marido Afrah, que trabajaban para la Agencia de Protección del Medio Ambiente cuando empezaban su vida profesional, vieron de primera mano la situación de los residuos en las islas habitadas de Maldivas. La implementación de intervenciones en el flujo de residuos como cofundadores de Basura Cero Maldivas también ha impulsado a Hamsha a reimaginar soluciones, incluso para su profesión.

La empresa de Hamsha participó hace poco en un concurso de diseño arquitectónico, con una propuesta de edificio sostenible y energéticamente eficiente. Entonces se le ocurrió que tal vez el plástico reciclado, o incluso los residuos de la construcción que suelen utilizarse para contrarrestar la erosión del suelo en las playas, podrían reutilizarse como bloques de construcción.

«Aún estamos en fase experimental, así que espero que podamos hacerlo», señaló.

Alternativas respetuosas con el medio ambiente

Hamsha canaliza su afán por experimentar y buscar alternativas ecológicas a través de Basura Cero Maldivas, que comenzó como empresa social en 2018 y se registró como ONG en 2019. «Si no conseguimos financiación por ninguna otra vía, seguimos teniendo nuestro negocio para financiar nuestros proyectos, como ayuda para lograr lo que queremos hacer», explica Hamsha.

Desde el principio, los cofundadores visitaron centros de gestión de Basura Cero para estudiar cómo funcionaban los sistemas. También se dedicaron a recoger basura de las playas. Eso les dio ideas sobre qué vender en el negocio de Basura Cero Maldivas. «¿Cuáles son los productos más utilizados aquí y qué alternativas hay? Así decidimos los productos».

En la actualidad, Basura Cero Maldivas ha vendido de todo, desde cepillos de dientes de bambú (eliminando gradualmente los de plástico) hasta copas menstruales (minimizando las desechables). Además de esto último, Basura Cero Maldivas se asoció con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para educar a las mujeres sobre el ciclo reproductivo, la salud reproductiva y el uso de productos menstruales sostenibles. Desde entonces han distribuido más de 700 copas menstruales. Y lo que es más importante, su iniciativa permitió a las mujeres sentirse más cómodas con sus cuerpos y hablar libremente sobre la menstruación. Junto con el UNFPA, Basura Cero Maldivas publicará también un libro sobre la menstruación, escrito en el idioma local.

«La razón principal del proyecto es romper el tabú que rodea a la menstruación y la salud reproductiva, concienciando sobre el tema. Si no nos sentimos cómodos hablando de nuestra salud reproductiva, ¿cómo vamos a conocer los problemas a los que nos enfrentamos?», afirma Hamsha.

A Hamsha le gusta trabajar con las mujeres de las comunidades, porque les enseña que son capaces de cambiar las cosas y a aceptar mejor su autonomía corporal. Y resulta que las mujeres también desempeñan un papel decisivo en el cambio de actitudes sobre los desechos, ya sea a través del poder del monedero, de ser las encargadas de hacer la compra o de deshacerse de los residuos en casa.

«Muchas mujeres me han preguntado: ‘¿Por qué tenemos que ser nosotras, las mujeres, las que trabajemos para reducir los residuos? ¿Por qué tenemos que ser las mujeres las que cambiemos nuestro comportamiento? Entiendo la brecha ecológica de género y, sobre todo, son las mujeres las que sienten empatía hacia el cambio climático. Tenemos más poder en casa y en el trabajo para liderar estos cambios. Poco a poco estamos rompiendo esta sociedad patriarcal».

Basura Cero Maldivas plantea que una economía circular no puede estar compuesta sólo por mujeres, ni depender de elecciones individuales de estilo de vida: debe ser un esfuerzo colectivo y basado en la comunidad. «Creo que Basura Cero uniría a la comunidad, sería una operación muy colectiva, con todo el mundo ayudando a reducir los residuos con responsabilidad. Me gustaría ver ese tipo de comunidad en las Maldivas».

Su intervención de conversión de residuos en riqueza en concreto, denominada «Fehi Fathi», está diseñada para capacitar a las mujeres para que sean autosuficientes. La creación conjunta de un negocio de conversión de residuos en riqueza en torno a los desechos textiles ayuda a apoyar económicamente a los comités de desarrollo de las mujeres de la isla, que en gran medida están infrafinanciados e infravalorados.

Enseñar responsibilidad

Basura Cero Maldivas empezó abordando el problema de los residuos en el frente de la recogida, con un programa piloto de reembolso de depósitos que ofrecía un incentivo económico para fomentar la devolución y eliminación adecuadas de las botellas de plástico usadas. La financiación corrió a cargo del Desafío a la Innovación Urbana del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Al ofrecer una recompensa de una rufiyaa por botella, lograron un índice de devolución del 81% en la ciudad piloto. Los residuos plásticos recogidos se reciclaron a través de Parley Maldives. A partir de las lecciones aprendidas durante este pequeño proyecto piloto, Basura Cero Maldivas con Adelphi Alemania han sido seleccionadas a través del Desafío para la Innovación Oceánica del PNUD para crear el marco legal que ayudará a implantar la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) en las Maldivas.

Dado el alto nivel de turismo que existe en las Maldivas, se generan más de 280.000 botellas de plástico al día, un sistema de RAP es vital para reducir los residuos. A medida que se recuperan islas para crear instalaciones de gestión de residuos, su recogida y transporte se convierte en un reto logístico, y los residuos suelen acabar enterrados en un vertedero o incinerados. «No podemos seguir recogiendo y acumulando residuos. Contar con una política y un sistema de RAP ayudaría a reducir la cantidad de residuos que producimos, presionaría a los productores para que introdujeran cambios en la producción y reduciría la presión sobre el sistema de gestión de residuos», afirma Hamsha.

Basándose en las lecciones aprendidas del éxito de los programas de RAP a escala regional, Basura Cero Maldivas propone ahora un programa de notificación obligatoria de envases basado en el modelo de Singapur, que creará una base de datos exhaustiva y fiable sobre residuos de envases antes de establecer un programa nacional de RAP. Actualmente están trabajando con Adelphi consult GmbH y el Gobierno de Maldivas para desarrollar este marco.

Además, Basura Cero Maldivas ha conseguido presionar al Gobierno y al Parlamento para que incluyan disposiciones sobre la RAP en el borrador de la propuesta de Ley Nacional de Residuos. Sugirieron cambios -entre ellos la eliminación de una cláusula sobre la importación de residuos para un proyecto previsto de conversión de residuos en energía- que se está debatiendo actualmente. «Ahora mismo se está trabajando en ello. Una vez que salga la ley, que complementaría la nueva RAP que estamos haciendo, podremos seguir adelante con la implantación de la misma. Puede que dentro de dos o tres años tengamos un sistema [nacional] de RAP», explica Hamsha.

Cuando Hamsha y Afrah pusieron en marcha Basura Cero Maldivas, era algo así como una empresa familiar, en la que ambos recurrían a la familia ampliada como voluntarios. Ahora necesitan más voluntarios para trabajar en sus numerosos proyectos, desde la campaña contra la incineración hasta la promoción del consumo de agua del grifo para combatir el consumo de botellas de agua de plástico (Fenveshi, un proyecto con el Fondo Canadiense para Iniciativas Locales o CFLI), pasando por el rescate y el reciclaje de ropa para reducir los residuos en los vertederos (FehiFathi o Green Stitch). «Seguimos buscando [miembros que sientan la misma pasión por Basura Cero] y esperamos tener [una sucursal] en cada isla o en cada atolón: esa es la esperanza».

Basura Cero Maldivas colabora con organizaciones multilaterales, así como con otras ONG, comunidades locales y el gobierno. Su trabajo con el Ministerio de Medio Ambiente y la Oficina del Presidente les ha valido incluso un puesto en la mesa de debate de la próxima Ley Nacional de Residuos.

«Al principio sólo pensábamos en ofrecer alternativas para los productos de plástico de un solo uso. No pensé que tendríamos tantos proyectos y que nos implicaríamos tanto», dijo Hamsha, señalando que pudieron hacer un buen trabajo a pesar de la pandemia. «Lleva un tiempo ver los resultados de nuestros proyectos, el trabajo que realizamos en la sociedad. Llevará tiempo ver algunos de los resultados deseados. Pero creo que lo estamos haciendo muy bien», afirmó.