París, 28 feb (Prensa Latina) Después de pasar por la Asamblea Nacional francesa sin poder votarse, el proyecto de reforma de la jubilación presentado por el Gobierno entra hoy en el Senado, donde existe una opción real de su aprobación.

La cámara alta es dominada por los conservadores (Los Republicanos), quienes en general son partidarios de la polémica extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años, una propuesta que genera el rechazo unánime de los sindicatos y de la oposición de izquierda y de extrema derecha.

Sin embargo, el oficialismo deberá realizar concesiones, las cuales parece dispuesto a ceder, para que la derecha tradicional acompañe su iniciativa, cuestionada por la mayoría de los franceses, según las encuestas.

Los Republicanos pretenden modificar el texto de la reforma, en temas como las carreras largas y las mujeres, y pudieran restablecer “el índice de adultos mayores” eliminado en la Asamblea, donde las alrededor de 20 mil enmiendas introducidas impidieron siquiera llegar al artículo siete en los debates, acápite que contiene la extensión de la edad legal de retiro.

En el Senado no está La Francia Insumisa (LFI), que presentó en el Hemiciclo del Palacio Borbón la mayoría de las enmiendas, y las reglas son diferentes, por lo que el Gobierno confía en la votación de su proyecto, aunque ello no implique una adopción definitiva.

A diferencia de la Asamblea Nacional, en la que fueron nueve las sesiones para discutir en primera lectura la reforma, en la cámara alta serán 11.

Mientras, la Intersindical, un movimiento liderado por los ocho principales gremios del país, crea condiciones para realizar el 7 de marzo una huelga general que paralice a Francia, con la opción de prolongarla en el tiempo, si el Ejecutivo mantiene su iniciativa, en particular la jubilación a 64 años.

Los sindicatos anunciaron que aumentarán la presión contra la reforma, después de llevar a las calles a millones de personas en las protestas del 19 y del 31 de enero y del 7, 11 y 16 de febrero.

El pulso social y político parece largo, ya que el Gobierno descarta retroceder en su proyecto, el cual justifica con una alegada urgencia de evitar en los próximos años el colapso financiero del sistema de retiro, a partir del multimillonario déficit acumulado.

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