El mandatario colombiano rememoró su paso por la guerrilla del M-19, desde el lugar en el que ocurrió uno de los hechos que motivó su militancia armada: el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile.

“Tengo el defecto de hablar bastante”, se excusó el Presidente Petro con el chileno Boric durante la declaración conjunta que realiazaron en el Palacio de la Moneda, luego del segundo encuentro oficial entre ambos mandatarios. El jefe de Estado colombiano dio un discurso cargado de su historia personal que lo llevó a su formación académica, política y a recordar su militancia guerrillera e incluso se le cortó la voz, emocionado, en dos ocasiones.

Petro contó que fue a través de Pablo Neruda que conoció a Chile y que fue su poeta favorito en sus años de adolescencia. Leía al poeta Nobel junto las novelas de Gabriel García Márquez. Dijo que el primero quiso ser Presidente de su país y al segundo varias personas, él incluido, le propusieron ser mandatario en Colombia.

“Es difícil saber si hubiera sido mejor o peor, yo creo que mejor porque era mejor tener presidentes poetas que presidentes de fusiles o de violencias, que no el atuendo es el que hace la paz o la guerra. Indudablemente habría sido una América Latina diferente que no pudo ser. Nos corresponde a nosotros, los que de niños leíamos a Neruda y García Márquez, asumir esa responsabilidad”, señaló Petro.

Rememoró el golpe cívico militar contra el Presidente Salvador Allende, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, desde el recinto que fue bombardeado por las fuerzas armadas y causaron el fin del gobierno socialista elegido popularmente para implantar una dictadura.

Ese hecho que este año conmemora 50 años tuvo entonces un impacto determinante en la vida de Petro, según dijo en su declaración, que en ese entonces tenía 13 años. Fue uno de los motivos por los que decidió iniciar la militancia en la guerrilla del M-19 que se estaba formando en Colombia.

Petro sostuvo que para esa década se sentía el miedo y Boric lo respaldó al decir que allí también ocurría. Según el mandatario colombiano esa sensación se repite por los hechos actuales cuando dijo “algunos quisieran que aquí cayeran las bombas”.

“Nosotros, en el caso mío, asumimos el reto de cambiar el mundo con las armas. Cuando aquí entraron disparando y acabaron con el primer presidente de izquierda elegido popularmente en América del Sur, en su historia, yo decidí la toma de las armas, no había más, no respetaban el voto popular”, sostuvo Petro.

El mandatario colombiano no conocía el Palacio de la Moneda y su idea de Chile se limitaba a las descripciones que había leído en la obra de Neruda. Estar allí por primera vez le produjo múltiples sensaciones y experimentó una potente energía que, dijo, lo compromete intensamente, por esa historia política que desde la distancia cambió la suya.

“No quise venir a Chile ni a saber de la Casa de Isla Negra ni de los lugares del mar de los que tanto hablaba el poeta. Ahí se fue una adolescencia y una juventud”, dijo Petro y en ese momento se le cortó la voz; “…no la mía, la de millones de latinoamericanos: mi generación joven. Colombia quedó devorada por la violencia”, continuó.

“Nos equivocamos o no, pero creímos –esos jóvenes– que, si ese era el camino, lo tomábamos. 30 años después, después de dictaduras, de desaparecidos, de torturas, de millones en el exilio, de nuestra propia lucha en nuestro país, Colombia, y quizá de manera precursora, un 1989 decidimos que ese no era el camino. No nos obligaron, no llegó ningún norteamericano a asustarnos, nos convencimos nosotros mismos que no era el camino”, señaló Petro.

En un guiño a la discusión por la paz con el ELN que ha debatido la bilateralidad de una tregua con el Estado, Petro señaló que el M-19 “unilateralmente”, le dijo “a toda la generación de combatientes jóvenes y soñadores, hombres y mujeres de América Latina, que el camino de una revolución armada no era necesario”.