En Francia, más de un millón de personas se manifestaron, según cifras del Ministerio del Interior. La próxima reunión está prevista en los próximos días, el martes 31 de enero de 2023.

En París, el jueves 19 de enero, la manifestación que partió de la plaza de la República hacia Nation reunió a unas 80.000 personas, según las cifras del Ministerio del Interior. La reforma de las pensiones es un tema muy delicado en Francia y se ha pospuesto muchas veces. A partir de septiembre de 2023, la edad legal deberá elevarse una cuarta parte cada año hasta alcanzar los 64 años en 2030. 6 de cada 10 franceses se oponen a ella (encuesta CSA) y la consideran injusta.

En la marcha parisina se codeaban perfiles muy diversos, de todas las edades y procedencias, con exigencias a veces múltiples. Entre ellos estaba Daniel, de 59 años, ergónomo en una empresa automovilística. Su trabajo consiste en diseñar y mejorar las condiciones de trabajo en las empresas y garantizar la prevención de accidentes. Con una larga carrera, esta reforma le afectará poco. Habiendo empezado a los 17, puede irse a los 60. Si está hoy aquí es, sobre todo, para apoyar a las personas que trabajan en la cadena de montaje con las que trabaja cada día. «Nos aseguramos de que las personas en sus puestos de trabajo estén en las mejores condiciones posibles para trabajar, que mantengan su capital de salud. Para que trabajen en las mejores condiciones. No llegarán a 64».  Su mujer, de 57 años, antigua funcionaria del sistema educativo nacional, busca trabajo y tiene dificultades para encontrarlo.

Un poco más allá, dos amigas jubiladas, Jocelyne, antigua educadora, y Lina, antigua auxiliar de puericultura, se preparan para unirse a la marcha. Si hoy están las dos fuera, no es por ellas, sino por los demás. «Hemos venido a apoyar a quienes no tendrán pensión dentro de unos años. Contra este capital que se lo lleva todo. Hablamos de jubilación, pero también hay quien no come, quien no tiene dinero, quien duerme a la intemperie. Esto es muy importante.  Jocelyne continúa: «También lucho por la juventud». Los pensionistas de su época lucharon por derechos laborales como la semana de 35 horas, así que tiene sentido que defienda a la generación más joven. En una de sus pancartas está escrito en letras verdes y negras: «La jubilación no es un subsidio, es una recompensa por años de contribuciones. Es una deuda».

A lo lejos, otro cartel: «Justicia social, fiscal y climática». Es el de Estelle, de 27 años, acompañada de su amiga Clémence. Trabajan juntos para la administración pública, en un museo. Al igual que ellas, los jóvenes, muy movilizados, vinieron a expresar su descontento con el gobierno de forma general. Un antisistema harto. «La visión de la sociedad que tiene Macron no es la nuestra», dice Clémence. En su cartel de madera: «Trabajar, consumir, morir».

Galeria de fotos: Créditos de las fotos, Anaïs Dupuis