El Qhapac Raymi, fiesta de los justos según su traducción literal al español, o la fiesta de la nueva vida, es la segunda fiesta más importante de los pueblos indígenas andinos, después del Inti Raymi, la fiesta del dios sol -Inti-.

Esta fiesta ancestral coloca particular énfasis en la celebración de la etapa de transición de los niños a jóvenes, y de los jóvenes en adultos, además de agradecer el crecimiento del maíz, grano que por miles de años ha mantenido el equilibrio alimenticio de los pueblos que habitan al cobijo de los majestuosos  Andes.

En la cosmovisión y filosofía andina, los rituales, fiestas y demás formas de brindar un horizonte de sentido al mundo, están principalmente determinados por su relación con la naturaleza. Dentro de ella, los elementos más destacados son los astros y sus movimientos, por ello las cuatro principales festividades del mundo andino toman como referencia a las posiciones de la tierra cuando gira alrededor del sol, celebrándose en los solsticios y equinoccios.

El Qhapac Raymi, fiesta real dedicada a la germinación, constituye una de las cuatro fiestas anuales del calendario andino, que coinciden con las fechas de cambio de estación en el calendario impuesto por la cristiandad.

El Inti Raymi es la fiesta a la fecundidad de la madre tierra, la celebración del sol y la luz y coincide aproximadamente con el 21 de junio.

El Kulla Raymi representa el culto a la fertilidad de la madre tierra y se celebra junto al equinoccio de otoño (21 de septiembre).

Por último, alrededor del 21 de Marzo se festeja el Pawkar Raumi, como homenaje a la Pacha Mama, al renacimiento y florecimiento de la vida.

En épocas Incaicas, el Qhapak Raymi constituía un ritual de transición dirigido hacia jóvenes que, una vez victoriosos en diferentes pruebas de resistencia física y espiritual, pasaban a ser caballeros, y por ello se les rendía homenaje con la entrega de un tipo de indumentaria especial que era la muestra explicita de su nueva etapa de vida. Por ello que al Qhapak Raymi también se lo conozca como la fiesta de la nueva vida. Los jóvenes son los homenajeados, pero en toda festividad Andina, la comunidad entera se convierte en sujeto de fiesta, nadie queda exento.

Aunque muchos de los rituales prehispánicos del Qhapak Raymi se han perdido con la colonización, muchos otros continúan en pie, conservando las mismas connotaciones simbólicas que este ritual significa, especialmente en los niños y jóvenes, aunque variando en expresiones según el país y las comunidades que la celebran.

Así por ejemplo, en comunidades del altiplano boliviano o de los Andes peruanos, es muy común ver que los asistentes de la celebración lleven sus mejillas abultadas, a causa de las múltiples hojas de coca que mastican concomitantemente a la celebración de la fiesta, para adquirir energía y buenos augurios. El “coquear” -realización de masticar hojas de coca- de las festividades andinas, es un acto ritual que no esta tan presente en el Ecuador, a diferencia de los países anteriormente mencionados.

Los alimentos son de carácter comunitario, por ello se deja de lado las individualidades occidentales de los platos y los cubiertos, para ser reemplazados por la “Pampa Mesa”, que es una larga lona extendida sobre el suelo, en donde se sitúan los alimentos cosechados para posteriormente ser ingeridos directamente con las manos. Choclo, papa, mote, tostado, fritada, garbanzo, cuy, entre otros, son los alimentos más apetecidos.

Los alimentos son ubicados de acuerdo a sus colores, y forman una “Chakana” o cruz andina, otro de los principales símbolos andinos. En cuanto a la bebida, la chicha de jora y el licor puro destilado de caña, son las bebidas que acompañan y brindan la fuerza para sostener las largas horas de baile.

 

(*) Noticia elaborada en base a textos e imágenes de Bryan Silva