En Santiago de Chile, son muchas las personas que viven en situación de calle, ya sea de manera contextual por la llegada por paso inhabilitado desde el extranjero, o por problemas de adicción, juego etc. Sin embargo, en barrios como Providencia, Las Condes, Vitacura o Lo Barnechea es muy difícil ver carpas al caminar por la ciudad. El cambio es drástico cuando se pasa a todas las otras comunas, también incluyendo las de clase media. Pero ¿Quiénes son estas personas con las cuales nos encontramos cada día a cohabitar el espacio público?

El contexto
El pasado mes de junio, la Fundación Gente de la Calle ha realizado un catastro de personas en situación de calle, en el marco de un proyecto sostenido por la Fundación Konrad Adenauer y
colaborando con diversas organizaciones. El trabajo, que se enfocó en las personas que en ese momento estaban alojando en el bandejón central de la Alameda entre, cerca de la intersección con Cumming, hizo énfasis en población venezolana y contó con la participación de 74 voluntarias y voluntarios que lograron entrevistar a 349 personas en situación de calle.

Este catastro tiene por objetivo conocer los nuevos perfiles de las personas en situación de calle que, producto de la crisis humanitaria, se han ido complejizando. “Nuestro interés nació a partir de lo que sucedió el año pasado en Iquique y saber que lo que pasó allí podría pasar acá” comenta Karina Bravo Montero de la Fundación Gente de la Calle.

En septiembre y nuevamente en noviembre 2021 en Iquique, ciudad en el norte de Chile, se realizó una manifestación donde hubo comportamientos violentos en contra de los y las migrantes, incluyendo quema de carpas incluso donde alojaban familias con niños. Según los participantes, la seguridad de la ciudad se veía comprometida por la alta afluencia de migrantes que entraban al país de forma irregular cruzando el desierto y encontrando en Iquique la primera ciudad de donde poder luego seguir su camino migratorio.

Algunos datos
El informe detectó cuatro puntos principales:
1- Familias. El 33% de los encuestados eran familias de Venezuela. El 4.3% de ellas eran compuestas solo por padre e hijos, mientras que el 34% de ellas se conformaban por madre e hijos y
el 61.7% de las familias encuestadas tenían los dos padres presentes.
De los encuestados chilenos, sólo el 1.9% eran familias.
2- Feminización de la situación de calle. Debida a este nuevo perfil de migrantes en situación de calle, se registra un aumento considerable de las mujeres, aunque sigan siendo una minoría. Entre los chilenos encuestados, el 79.1% eran hombres. Entre las otras nacionalidades, el número se situaba en torno al 87.5% y entre la población venezolana en torno al 67.6%.
3- Autosuficiencia laboral. Entre la población venezolana, se registra una cierta autosuficiencia laboral: el 79% trabaja por acuerdo de palabra o por cuenta propia. Los chilenos encuestados, aún teniendo cédula y siendo ciudadanos y por ende teniendo más acceso a los beneficios gubernamentales y a la seguridad social, se autogestionan menos en términos de empleo.
4- Consumo. Se registra un muy bajo consumo de droga y alcohol entre la población venezolana. El alcohol es consumido sobre todo por personas mayores. Si el 2% de las personas venezolanas encuestadas consuma recurrentemente alcohol, entre las personas chilenas el número sube al 20% y al 33% entre los encuestados colombianas, bolivianas y peruanas. Estos bajos datos acerca de adicciones al alcohol y a las drogas en la población venezolana encuestada permite generar un plan de trabajo a mediano y largo plazo.

Durante la realización del catastro y elaboración de datos, se identificaron siete niños de menos de un año de edad, a partir de los 4 meses, en un espacio geográfico muy reducido. Todos los menores identificados pertenecían a familias de extranjeros.
A partir de estas primeras informaciones, se hace evidente la variedad de las vías y de los motivos que llevan unas y otras personas a encontrarse a compartir un espacio como habitantes del mismo jardín, como también de las diversas problemáticas.

Karina Bravo, responsable del estudio por la Fundación Gente de la Calle, dialoga con Pressenza. Para qué estima que puedas servir este catastro?
Es lo más cercano al registro social de hogares y como estas personas no tienen cédula de identidad chilena, no son parte del registro. Muchas veces son personas con visa en trámite,
personas que aún no tienen visa y personas que han entrado por paso inhabilitado y esto no les permite obtener un RUT. La Alameda se ha convertido en un lugar de acogida forzosa y se está reconociendo como un lugar de pernoctación. Por otro lado es un foco de futuros conflictos, peleas, discriminación y muchas otras cosas que no sabemos. La no-gestión sobre la persona que está ingresando por paso inhabilitado es compleja: por un lado, el tema de una tremenda vulnerabilidad; por otro lado, pueden haber grupos que tengan antecedentes penales y no lo sabemos.

Ves alguna posibilidad de que estas personas mejoren su situación?
La idea es poder acercar el acceso a la salud para ese grupo del bandejón central de la Alameda.
Estamos gestionando posibilidades de operativos y de anotación, porque hasta ahora los derechos fundamentales dependen de quién los vaya a atender: las personas van, solicitan y les dicen que no porque no tienen cédula, porque ingresaron por pasos no habilitados y eso depende de la persona que encuentren. Y esto no está fiscalizado tampoco.
Además, hay que considerar el tema de la salud mental, el estrés por aculturación. Es algo que los anula y, de la nada, alguien puede empezar a tener comportamientos raros, crisis psicóticas, delirios de persecución. El impacto que tienen esas políticas migratorias con esperas gigantes, discriminación colectiva, falta de redes y de vínculos sociales llevan a que quienes están en situación de calle, permanezcan en ella. Se crean personas históricas en la calle a quien se puede hacer sólo asistencia.
Por otro lado, en relación a los menores, estamos intentando la vía del ingreso a enseñanza básica que también está complejo, por los cupos.

Muchas de estas personas ya no se ven en el mismo bandejón. Dónde están? Qué es de ellas?
La mayoría de las familias en situación de calle fue reubicada. Se habilitaron 22 albergues en el país expresamente para estos casos. Los voluntarios hicieron una campaña propia para reubicar a estas familias y desde el Arzobispado se dieron bolsas de apoyo para ellas. El catastro vino a reforzar la urgencia de abordar esta problemática.
Antes de que se reubicaran a estas personas, la Municipalidad sacaba apoyos para estas familias en hoteles de tránsito como intervención a corto plazo en las semanas más frías del invierno. El apoyo daba para una o dos semanas. Habían familias que repetían y después volvían a los mismos puntos en la calle, porque se había generado una comunidad entre familias venezolanas.
Anteriormente, en los albergues separaban a las familias entre hombres, mujeres y mujeres con niños. La Fundación Don Bosco antes era el único espacio que tenía albergue para familias.
Ahora la derivación hacia estas casas es mucho más rápida, desde que se levanta la alerta; y la duración del alojamiento es de un año. Se trabaja el tema de la habitabilidad y otros aspectos
también, como la regularización de las personas o la vinculación a los servicios de seguridad social.
Este gobierno, a través del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, ha generado más iniciativas en relación al trabajo con personas en situación de calle. Hay también intervenciones con personas que pernoctan en la rivera del río Mapocho.

Al parecer, este es el primer acercamiento que hay de un catastro como éste. Qué rol político está jugando la Fundación en este momento histórico?
La Fundación se propone como un ente interpelador del Estado en tema de vulneración de los derechos de las personas en situación de calle. Como decía, el perfil de estas personas ha ido
cambiando, más con este flujo migratorio de personas en situación supervulnerable. Nosotros intencionamos las encuestas a la población venezolana en la calle, población que viene llegando y si no se aborda ahora, esto podría significar un aumento de la cronoicidad en la permanencia en la calle. La mayoría de las personas entrevistadas afirman sentirse mejor aquí que en su país de origen, porque por lo menos acá tienen la seguridad que con 2.000 pesos pueden comer; la esperanza de poder trabajar y darles un futuro a sus hijos. También mencionan que acá la delincuencia no es tanta como en sus países.

Qué aspectos positivos quieres destacar de esta experiencia?
Hemos visto mucha solidaridad, hay comunidad en ese espacio, hay apoyo entre las personas que allí están pernoctando. Tienen tareas por ejemplo para el cuidado de los niños, cuando los adultos salen a trabajar por el sector. Lo bonito también fue lo que se armó entre los voluntarios.
Participaron con nosotros la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, una persona en representación del Arzobispado, el Programa Calle del Ministerio de Desarrollo Social, el Club
Deportivo Colo Colo, el Club Social y Deportivo Estrella Roja, la SEREMI de Salud, la línea de interculturalidad de la SEREMI de Salud con el apoyo psicosocial, la Red de Apoyo Solidaria (una organización de ciudadanos venezolanos presente en Chile), parte de la sociedad civil y voluntarios especializados que hemos contribuido a formar en la Escuela de Voluntariado que hemos fundado hace cuatro años. Nos vinculamos a organizaciones pro-migrantes, para potenciar esa línea de trabajo especializada. Son articulaciones constantes que nos permiten realizar un trabajo más integral.
Se armó un equipo humano con ganas de hacer, de compartir con la gente.

Qué relevancia tiene este estudio ahora, en este momento histórico?
Este estudio es como el primer acercamiento nacional al tema de la migración en situación de calle.
Éste es el momento para poder generar alternativas de intervención, porque de otra forma cuesta mucho resolver la situación más adelante. Es sumamente urgente que el Servicio Nacional de Migración o el Ministerio del Interior declare el trabajo con esta población. Ahora mismo se trata de promover espacios seguros, pero no se habla de ninguna regularización. En los casos de niños y niñas se han levantado estrategias para regularizarlos: es para que puedan ir a colegio y hospital; pero no pueden postular a ayudas porque son niños y los padres se encuentran en situación irregular.

Por lo tanto, nos quedan unas interrogantes importantes: Qué va a pasar en un año más? Cómo se va a abordar el trabajo con estas familias?
Para el catastro se invitaron varias instituciones a participar; entre ellas la Coordinadora Nacional de Inmigrantes. Escuchamos la voz de Catalina Bosch, ex-vocera y activista de la
Coordinadora quien participó directamente en el catastro.
Desde la Coordinadora tuve el privilegio de ser la persona que participó en esa instancia y fue una experiencia muy estremecedora por lo que significó conocer las vidas y las historias de las
personas. De pronto uno las ve desde lejos, pero es distinto conocer como la migración puede golpear tan duramente a familias, a mujeres y particularmente a niños y niñas. Ese día me llevé una sensación de mucha conmoción, pero también la decisión de seguir colaborando y particularmente contribuyendo a activar las articulaciones intersectoriales, para que efectivamente se puedan abordar estas situaciones de forma urgente. En lo que yo pudiera y la Coordinadora pudiera, nos llevamos el compromiso de contribuir en encontrar una solución, entendiendo que poder revelar esa realidad y describirla fue el primer gran paso de esa tarea.
Este 30 de octubre la Coordinadora Nacional de Inmigrantes celebrará el octavo aniversario de vida y lo hará de forma coherente con su mandato.
Lo vamos a celebrar cerca del Barrio Yungay, en un centro comunitario de la comuna di Santiago que es la más poblada por personas migrantes en el país; y con la expectativa de que sea un
espacio de encuentro, de comunión, de celebración entre migrantes y pro-migrantes, para seguir en ese desafío de visibilizarnos y de visibilizar nuestras necesidades y también nuestros aportes.
Una vez más resulta tan importante visibilizar el esfuerzo de muchas personas en pro de los demás y de la sociedad entera. Estos hechos nos muestran lo fácil que puede ser no doblar la cara al otro lado, terminando con la invisibilización de tantos vecinos y vecinas que hoy comparten los espacios públicos con nosotros.
Los resultados del análisis de datos del catastro serán presentados publicamente formalmente Lunes 17 de Octubre a partir de las 14 horas, en San Francisco N° 2002, comuna de Santiago.

Para asistir es necesario confirmar la participación llenando el formulario (son cupos limitados) https://acortar.link/e5Qf8i
Link al video de la investigación: https://youtu.be/NBtHEqSW1bI