Por ahora las imágenes de la explosión de petroleo que erupcionó en la provincia cubana de Matanzas el viernes 5 de agosto y que aun continua se ha vuelto noticia internacional. Cuando un rayo golpeó un tanque de petroleo en las más grandes instalaciones de deposito de cuba, rápidamente exploto y empezó a propagarse cerca de los tanques. Hasta el momento, cuatro de ocho
tanques se han incendiado. Docenas de personas han sido hospitalizadas, sobre 120 se han reportado heridas, al menos 16 bomberos siguen desaparecido y uno ha muerto.

Por Natasha Lycia Ora Bannan y Medea Benjamin

Este ultimo desastre «El más grande incendio petrolero en la historia de Cuba» viene a la vez cuando Cuba esta actualmente experimentando una crisis energética debido al elevado costo global de los combustibles, como también una sobre explotada y obsoleta infraestructura. El furioso incendio sin duda exacerbará los cortes eléctricos que los cubanos vienen sufriendo como resultado de la crisis energética que está ocurriendo en medio de uno de los veranos más calurosos registrados a nivel mundial.

Casi inmediatamente, el gobierno cubano solicitó ayuda internacional de otros países, sobre todo de sus vecinos que tienen experiencia en el manejo de incendios petroleros. México y Venezuela respondieron inmediatamente y con gran generosidad. México envío 45.000 litros de espuma contra los incendios en 16 vuelos, como también bomberos y equipamientos. Venezuela envío bomberos y técnicos, ademas como 20 toneladas de espuma y otros químicos.

Los EE. UU. , por el otro lado ofreció ayuda técnica, la cual equivalía a reuniones telefónicas. A pesar de tener pericia y experiencia invaluables con grandes incendios, EE. UU. no ha enviado personal, equipo, aviones, materiales u otros recursos a su vecino que realmente ayuden a minimizar el riesgo para la vida humana y del medio ambiente. La Embajada de EE. UU. en La Havana en su lugar ofreció condolencias y manifestó en el cuarto día del incendio que ellos estaban «mirando cuidadosamente la situación» y que las organizaciones y entidades de EE. UU. podrían proporcionar ayuda al desastre. Incluso publicaron un email CubaHumanitarian@state.gov, para personas quienes quisieran ayudar, diciendo «nuestro equipo es una gran recurso para facilitar exportaciones y donaciones de bienes humanitarios para Cuba o respondiendo a cualquier pregunta». Pero las personas quienes tomaban  contacto con el email para pedir ayuda recibían una respuesta automatizada de vuelta, diciéndoles a las personas que miren sus hojas informativas de hace un año.

Esto contrasta con la respuesta de Cuba al huracán Katrina en 2005, donde el gobierno de Cuba ofreció enviar a New Orleans 1586 doctores, cada uno cargando con 12 kilos de medicina una oferta que fue rechazada por los Estados Unidos.

Mientras el gobierno de los EE. UU. habla de la boca para afuera para ayudar a Cuba en esta emergencia, la verdad es que las sanciones de EE. UU. sobre Cuba crean reales y significativas barreras a las organizaciones que intentan dar ayuda a los cubanos tanto en los Estados Unidos como en el extranjero. Por ejemplo, las sanciones a Cuba a menudo requieren que las organizaciones estadounidenses obtengan licencias de exportación del departamento de comercio. Otro obstáculo es la falta de servicio de carga aérea comercial entre Estados Unidos y Cuba, y la mayoría de los vuelos comerciales tienen prohibido transportar asistencia humanitaria sin licencia. La inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo significa que los bancos, tanto en los Estados Unidos como en el extranjero, son reacios a procesar donaciones humanitarias. Y aunque las remesas de donaciones (que pueden enviarse con fines humanitarios) han sido reautorizadas recientemente por la administración de Biden, no existe ningún mecanismo para enviarlas, ya que el gobierno de EE. UU. se niega a utilizar las entidades cubanas establecidas que históricamente las han procesado. Ademas, las plataformas de pagos y recaudación de fondos tales como GoFundME, PayPal, Venmo y Zelle, no procesarán ninguna transacción destinada o relacionada a cuba debido a las sanciones de EE. UU.

En cualquier caso, la respuesta a este desastre debería venir principalmente desde el gobierno estadounidense y no de ONGs. Durante la época de Obama. La directiva de políticas presidenciales menciona especificamente la cooperación entre EE. UU. con Cuba «en áreas de mutuo interés, incluyendo diplomacia, agricultura, salud pública, y materias medioambientales, como también preparación y respuestas ante desastres». A pesar de las 243 sanciones impuestas por la administración Trump, y mantenidas de manera abrumadora por la Casa Blanca de Biden, la Directiva de política parece seguir vigente. Además, Cuba y Estados Unidos firmaron un Acuerdo bilateral de preparación y respuesta ante derrames de petróleo en 2017 antes de que Trump asumiera el cargo, que según señaló Estados Unidos significa que ambos países “cooperarán y coordinarán en un esfuerzo por prevenir, contener y limpiar el petróleo marino y otra contaminación peligrosa a fin de minimizar los efectos adversos para la salud y la seguridad públicas y el medio ambiente”. El acuerdo proporciona una hoja de ruta para la cooperación bilateral para abordar el desastre humanitario y ambiental actual. Además, la oficina de asistencia para desastres en el extranjero OFDA por sus siglas en ingles, que forma parte la agencia de los Estados Unidos para el desarrollo internacional, también conocida por sus siglas en inglés, USAID, “es responsable de liderar y coordinar la respuesta del gobierno de los EE. UU. a los desastres en el extranjero”, incluido el envío de expertos técnicos como lo han hecho en más de 50 países. Tampoco la OFDA ni la otra parte de USAID, que gasta aproximadamente $20 millones anuales en fondos para el cambio de régimen en Cuba (principalmente a grupos con sede en Florida), han ofrecido ayuda humanitaria hasta el momento.

A medida que el Congreso toma medidas importantes para promover la legislación para abordar el cambio climático y los desastres, la administración Biden está observando un posible desastre ecológico a 90 millas de la costa de los EE. UU. sin ofrecer asistencia significativa para contenerlo, tanto para proteger al pueblo cubano como para mitigar cualquier posible desastre. Daños marinos en el estrecho que separa a los dos países.

Retener la asistencia en este momento crítico indica a los cubanos, a los cubano-americanos y al mundo que la administración Biden no está realmente interesada en el bienestar del pueblo cubano, a pesar de las declaraciones en contrario. Esta es una oportunidad para mostrar compasión, cooperación regional, responsabilidad medioambiental y en general para ser un buen
vecino. Es también para una oportunidad para la administración Biden para finalmente rechazar las toxicas políticas administrativas de Trump hacia Cuba y reiniciar el amplio compromiso diplomático bilateral que se inició con tanto éxito bajo la administración de Obama.

 

Natasha Lycia Ora Bannan es abogada de derechos humanos y ha escrito extensamente sobre los principios de autodeterminación, normas democráticas y justicia de género. Forma parte del comité directivo de ACERE (Alianza por el Compromiso y el Respeto de Cuba).
Medea Benjamin es cofundadora de Global Exchange, CODEPINK: Mujeres por la Paz y ACERE (Alianza por el Compromiso y el Respeto de Cuba). Es autora de varios libros, incluido No Free Lunch: Food and Revolution in Cuba Today.

Traducido por : Diego Gallardo Altamirano