La ONG Proyecto Gran Simio (PGS), además de sus objetivos claros en la defensa de los homínidos no humanos que se encuentran en libertad o cautivos en los zoos, también participa activamente en la protección de la selvas tropicales, los ecosistemas y la protección de nuestros bosques, siendo uno de los promotores y coordinadores del Comité Internacional del Corredor Biológico Mundial, junto con las ONGs “Un Bosque para el Planeta Tierra”, “La reserva de Bisontes de San Cebrián” y “Orangutan Foundation International” donde muchos municipios de España y lugares del mundo se están uniendo en un frente común para conseguir hacer de nuestro mundo, un lugar más habitable, verde, sostenible y un corredor para evitar que la biodiversidad de nuestro planeta se extinga.

En lo que llevamos de año, son ya 70.000 hectáreas quemadas en incendios forestales. En este año se han perdido 40.000 has más, un 56,6% más, que la media de los últimos diez años. Ante estas cifras, 2022 hasta el momento, es el peor año del decenio en cuanto a los incendios forestales, sin contar los producidos en los últimos seis días. No tardarán, las brigadas contraincendios, en reclamar más medios y recursos para combatirlo como la vuelta al campo, sobre todo al pastoreo para que el ganado limpie la vegetación que los provoca y los extiende; aunque en realidad se sabe que 1 de cada 2 incendios están relacionados con la agricultura (35%) y la ganadería en un (20º%), más de la mitad de los incendios.

También en Portugal, Italia y Francia, los incendios se han disparado y la problemática es la misma, agravada sin duda por las olas de calor que se están produciendo en el mundo por el cambio climático cuya responsabilidad única es de las políticas de los gobiernos.

Para PGS,  la principal causa por la cual los bosques se incendian tan fácilmente, ya sea por causas humanas o naturales, es que no son auténticos bosques, no son ecosistemas complejos y estables formados por árboles, arbustos y animales de diversas especies que se autorregulan para conservar un equilibrio ecológico. Y cuando ese equilibrio se altera, la naturaleza tiende a recuperarlo, ya sea por plagas, incendios, etc.

Por lo tanto, para el PGS, la mejor forma y más barata de conservar los bosques es recuperar su biodiversidad. No se trata de que pastores pasten sus cabras para eliminar la maleza, sino de que esos bosques recuperen sus herbívoros salvajes naturales, como ciervos y corzos; incluso los bisontes y caballos que los cazadores hicieron desaparecer, para que ellos eliminen esa maleza sin necesidad de que nadie los pastoreen. Así pasa en los mayores bosques y selvas del mundo que aún quedan vírgenes, en la Amazonía, en el centro de África, en Indonesia o la taiga siberiana; así pasaba antes de que el homo sapiens apareciera en la Tierra.

Por ello, PGS ha solicitado al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, una ley que proteja a los ungulados salvajes que hay en nuestros montes, por ser útiles en la prevención de incendios forestales y la reintroducción de especies como el bisonte. Y en el caso de superpoblación de estos, se recurriría a incluir en esos bosques, sus depredadores naturales. La misma petición ha sido registrada en la Comisión Europea con una carta dirigida a la Presidenta de la Comisión Úrsula von der Leyen.

Si existe el Convenio para la protección de pájaros útiles para la agricultura, ¿por qué no una ley que proteja a los herbívoros útiles para la conservación de los bosques?

Urge la necesidad de recuperar la biodiversidad de nuestros bosques ante el avance imparable del cambio climático y la responsabilidad que tenemos de proteger los ecosistemas, para mitigar en la medida de lo posible, las consecuencias que se avecinan por la pésima gestión humana su protección. Lo estamos viendo año tras año, y sin embargo no se hace ninguna política de protección de nuestros bosques para que  los incendios no sean tan explosivos, además de poner medidas radicales para evitar los que se ocasionan con la ganadería y agricultura.