Los datos actualizados de ONU, dan cuenta que la población del mundo en 2022  llegara  a fin de año a los 8000 millones  Por edades y porcentajes la población mundial se divide de esta manera: de 0 a 14 años 25,3%; 15 a 64 años 65%; más de 64 años 9,7%.

Entre las mega-tendencias, que se destacan en los informes derivados desde ONU, hay tres principales: 1- La baja en la fecundidad femenina mundial que ha pasado de 4,5 hijos en 1970 a 2,5 hijos cinco décadas después.  2- El aumento en la expectativa de vida que pasó de 64,6 años a comienzos de la década de 1990 a 72,6 años en 2019.  3-El continuo crecimiento de los niveles de urbanización. En 2007, por primera vez en la historia humana, vivieron más personas en zonas urbanas que en zonas rurales, y para 2050 estiman que alrededor de 2/3 de la población mundial vivirá en ciudades.

Desde diferentes organizaciones internacionales  entre ellas la mismísima ONU, se afirma que el crecimiento de la población es uno de los mayores factores que más inciden en: el agotamiento de los recursos naturales; la degradación del medioambiente; el aumento del desempleo y el aumento del costo de la vida. .

Desde nuestra Federación observamos e interpretamos de otra manera la información y los datos provenientes desde la ONU. Además atendemos a las afirmaciones más recientes de otros demógrafos por ahora en minoría, que sostienen que transitamos hacia un «invierno demográfico».  Estos estudios se apoyan centralmente en dos indicadores: 1-La comprobada desaceleración en el nivel de fertilidad, en parte lograda por políticas públicas de control y restricción de la natalidad y 2- El progresivo envejecimiento de la población mundial.

Si falta comida, agua, vivienda digna,  a una inmensa  parte de la población del mundo, si hay un enorme deterioro del medio ambiente natural, no es por la acción simultánea ejercida por un exceso poblacional.  Los recursos  medioambientales  de la Tierra son finitos, pero estamos muy lejos de una escasez  y un abuso por falta de espacio,  o de recursos ejercidos por una superpoblación mundial.

La salida pasa por cómo se distribuye lo que se tiene por medio de una democracia real, cómo se pone fin al sistema financiero internacional, y cómo se reorienta el gasto destructivo (industria militar, consumo  suntuoso, extractivismo, etc), hacia una producción constructiva (ciencia y tecnología  al servicio de la calidad de vida; salud y educación integrales, hacia una cultura de la no violencia).

Desde nuestra Federación sostenemos que ningún ser humano es una carga para el mundo, ninguna persona es un gasto. Todo ser humano, en la medida de su capacidad, puede contribuir al logro del bienestar común.

 

Equipo de Coordinación Internacional de la Federación Internacional de Partidos Humanistas