Mientras la Asamblea Nacional del Ecuador sesionaba para decidir la derogatorio del Decreto Presidencia 455, que estableció el Estado de Excepción en las provincias de Cotopaxi, Chimborazo y Pichincha, en el centro del país, el propio ejecutivo lo derogó y sacó un nuevo decreto, el 459, estableciendo Estado de Excepción en seis provincias del país. De este modo, desactivó la revocatoria convocada por la Asamblea que tendría que volver a convocar para debatir sobre este último decreto.

Mientras el Ejecutivo y el Legislativo están en este «juego de normas y procedimientos», ayer domingo 19 de junio, la fuerza policial tomó las instalaciones de la Casa de las Culturas de Ecuador, espacio que históricamente y en las movilizaciones de octubre de 2019, fue lugar de acogida humanitaria y apoyo a los manifestantes. Las autoridades afirmaron que habían recibido una llamada anónima que informaba sobre la existencia de explosivos en las instalaciones de este espacio cultural. Tras el allanamiento y la requisa, como era de esperarse, no encontraron nada pero, a día de hoy, la Casa de la Cultura está ocupada por la policía.

Al mismo tiempo, el ejército permitió el paso de camiones y camionetas con indígenas y campesinos que llegan desde el sur del país y, desobedeciendo la pretensión del gobierno de prohibir a las universidades el apoyo humanitario a los movilizados, la Universidad Central del Ecuador y la Universidad Politécnica Salesiana, apelando a su autonomía, han comunicado oficialmente que funcionarán como centros de acopio y acogida, especialmente a mujeres niños, niñas y ancianos.

Por su parte, el presidente Guillermo Lasso hizo pública una carta oficial a Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE, principal convocante de las movilizaciones. En ella describe punto a punto las respuestas que el gobierno ha dado y continuará dando a las demandas del movimiento y reitera la disposición al diálogo. Paradójicamente lo hace al tiempo que despliega fuerzas militares y policiales en los puntos neurálgicos de la ciudad de Quito y las carreteras que conectan con las seis provincias incluidas en el decreto.

En el momento en que se cierra este artículo, hay movilizaciones en el centro, sur y norte de la capital y movimientos campesinos se desplazan hacia Guayaquil, en la costa ecuatoriana.