Por:  Misha Vallejo Prut

Llegué al parque acompañado de un grupo de manifestantes de Imbabura quienes llegaron desde su comunidad con sus instrumentos musicales y sus escudos de hojalata. Les acompañé en una marcha pacífica que se dirigía desde la Universidad Central hasta el emblemático parque de El Arbolito en Quito, capital de Ecuador.

Los marchantes, entre los que había mujeres y niños, no pudieron llegar a su destino porque la policía les dio la bienvenida con una gran cantidad de gases lacrimógenos que eran disparados tanto al aire como al cuerpo. Así, el grupo se detuvo en el parque El Ejido, y ya con los ánimos caldeados comenzaron a responder lanzando piedras. Ahí empezó una espiral de violencia que a momentos se salía de control.

La policía nunca pudo controlar a los manifestantes por más que llenaba el parque de gas. En varios intentos por acorralarles, la fuerza represiva disparó gases hacia el perímetro de los manifestantes. En varias de estas ocasiones el gas alcanzó a transeúntes que caminaban por la Av. 10 de Agosto entre los que se encontraban 2 niñxs y una mujer. Estos incidentes felizmente no pasaron a mayores puesto que fueron atendidos rápidamente por las brigadas de voluntarixs de estudiantes de medicina, pertenecientes a varias universidades de Quito.

Durante las más de cuatro horas que estuve ahí, pude notar que el objetivo de este día se volvió incierto y los manifestantes solo hacían caso a su ira y a su desesperación por intentar conseguir que el gobierno les escuche. Alguna persona me dijo que el “gobierno del encuentro” brilla por su ausencia en la vida de las personas de escasos recursos y esto les obliga a levantarse para exigir su derecho a una vida digna. Esa es la violencia estatal que quieren detener aunque lo hagan, y ojo, no todxs, con otras formas de violencia. Al final de cuentas está claro que la violencia genera violencia y que si no existe un diálogo franco, abierto y sobre todo que llegue a resultados palpables, el que va a sufrir las consecuencias es el pueblo.

*Más de su trabajo puede ser revisado en:   www.mishavallejo.com y en  www.secretsarayaku.com

El artículo original se puede leer aquí