Los chilenos muestran su apoyo a la nueva Constitución (Imagen de The Bubble)
Acabo de utilizar Google Translate para traducir el borrador de la Constitución del español al inglés (que ha funcionado de maravilla) y he tardado dos horas en hojearlo. No tenía ni idea de lo que iba a encontrar en él.

Para dejar claro mi punto de vista: creo que este borrador constitucional es una de las mejores constituciones que he leído en mucho tiempo.

En primer lugar, el proyecto es muy fácil de entender, no hay jerga jurídica como en el Tratado de Lisboa de la Unión Europea. No es poético como la constitución francesa de 1793 o la declaración de independencia americana. Es claro y con los pies en la tierra, como la constitución suiza de 1999. En efecto, es larga y precisa, y a veces describe cosas que se derivan de lo que se declara antes y que, en una democracia que funcione bien, se refrendarían naturalmente mediante decisiones de uso o de justicia. Algunos ejemplos son que todo el mundo tiene derecho a una «dieta nutricionalmente completa y culturalmente relevante» o al «deporte y la actividad física». Pero al menos esto lo deja claro y en general es mucho más breve y comprensible que los montones de largas y contradictorias decisiones de justicia que constituyen las constituciones de facto británica y estadounidense.

En segundo lugar, el sistema descrito es bastante sencillo. Aboga por un Estado descentralizado con regiones que tengan un fuerte poder, muy parecido al de los Países Bajos, Alemania y Suiza, en contraposición al Estado centralizado que es hoy Chile (como Francia o Polonia). Una de las dos asambleas representa a las regiones, como en los Países Bajos, Suiza o Estados Unidos.

Reconoce y avala la diversidad del pueblo chileno y reconoce una variedad de lenguas nativas habladas como lenguas oficiales de Chile, al igual que Bélgica, Holanda, Suecia o Suiza; a diferencia de reconocer sólo el español como lengua oficial como hoy (como hacen Francia, Italia o España con su lengua mayoritaria).

A nivel federal, tiene dos asambleas y un presidente, pero le da al presidente poderes limitados, más que en Italia y Alemania, pero menos que en Francia o Polonia, y probablemente también menos que en Estados Unidos.

La Constitución también da cabida a las iniciativas ciudadanas a nivel nacional, regional y local a través de peticiones. Con un 3% de la población que proponga una ley se hará un referéndum, y con un 5% de la población que pida rechazar una ley se hará un referéndum. Esto da definitivamente un sabor suizo a la constitución, aunque las iniciativas son menos pronunciadas que en Suiza. Cabe destacar que el presupuesto y los impuestos no pueden ser rechazados a través de un referéndum.

En general, esta constitución no inventa mucho, pero toma muchas buenas ideas de las mejores constituciones que conozco (es interesante observar que no toma nada de los sistemas británico y francés, que son, a su manera, dos modelos bastante poco inspiradores). Descentralización y participación popular como Suiza, bicameralismo con una asamblea regional como Holanda. Mantiene un presidente con una función intermedia entre Alemania y Francia. Desde mi experiencia, promete lo mejor para un país y una economía estables a través de una democracia fuertemente consensuada. De una manera muy sudamericana, muestra algo de una democracia «calvinista descentralizada» en contraposición a una «católica/anglicana centralizada», que por experiencia es una garantía de estabilidad.

Aporta una serie de «ideas progresistas contemporáneas» que a mí personalmente me parecen estupendas pero que, sin embargo, podrían desagradar a los conservadores. Las asambleas deben tener paridad hombre/mujer. Afirma que «la naturaleza tiene derecho a ser respetada y protegida», lo que constituye una seria declaración medioambiental. También inscribe en la constitución que la violencia de género debe ser erradicada. La mayoría de estas «ideas progresistas» reflejan el hecho de que la convención constitucional fue 50/50 hombres-mujeres.

Como he dicho más arriba, creo que se trata de un borrador extremadamente sólido que muestra lo mejor que podría esperar de una constitución para construir un Estado y una economía estables con una sociedad civil pacífica. Demuestra que la convención ha hecho un trabajo más que serio. Creo que está a la altura de la constitución suiza, que es la mejor que conozco (conozco sobre todo las constituciones europeas) y probablemente sea mejor. Creo que será votada si la gente la lee. Algunas partes son un poco redundantes por lo que sí necesita ser racionalizada en algunos momentos, y necesita un mejor trabajo tipográfico, pero salvo eso envidio a los chilenos.

Raoul
Arnhem, Países Bajos