En junio de 2022, en Marruecos se celebrará la 7ma Conferencia Internacional de Educación de adultos CONFINTEA VII.

Allí cerca de 1.000 participantes que llegarían analizarán políticas eficaces de aprendizaje y educación de adultos desde la perspectiva del aprendizaje a lo largo de toda la vida y teniendo en cuenta los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Así también, los participantes de esta conferencia elaborarán un nuevo marco de acción para el aprendizaje y la educación de adultos que sustituirá al Marco de Acción de Belém, aprobado en la CONFINTEA VI realizada en 2009.

Es necesario considerar que no solo en nuestro país, sino también en América Latina, las brechas en educación siguen siendo altas. En los últimos años, los  gobiernos de turno, tanto los llamados progresistas y como los neoliberales poco hacen por acortar esas brechas y hacer posible el acceso de jóvenes y adultos a la educación en los distintos niveles. Los casi dos años de la pandemia del covid-19 jugaron un papel importante en visibilizar y agudizar esta situación, fueron notorias las desigualdades en lo que tiene que ver con el acceso a conectividad y tecnologías de la comunicación, familias enteras contaban con un solo computador -en el mejor de los casos- o tan solo un celular «inteligente» que no daba abasto a todas las necesidades.
Si bien a través del Ministerio de Educación de Ecuador se implementan diversas modalidades de educación, dirigidas a jóvenes y adultos que por diversas razones no han culminado sus estudios de bachillerato, el país tiene cerca de 6 millones de personas jóvenes y adultas (Enemdu, 2020) que no han completado el bachillerato, es decir, uno de cada 3 ecuatorianos está en situación de escolaridad inconclusa. Otra lectura de las estadísticas sugiere que si solamente se toma en cuenta la población de 18 años en adelante, el resultado sería que uno de cada dos ecuatorianos y ecuatorianas mayores de 18 años no ha concluido el bachillerato. En el caso de jóvenes y adultos se suma el tema de la precariedad laboral en la que se desenvuelven y la falta de bachillerato les impide lograr mejores condiciones de empleo para mejorar las condiciones de vida de ellos y sus familias.
En medio de las dificultades y la poca voluntad política para resolver esta situación, reconforta observar procesos en los que un poco más de 1.000 jóvenes y adultos culminan sus estudios a nivel de bachillerato, tal es el caso de estudiantes de la modalidad a distancia – virtual que impulsa el Ministerio de Educación de Ecuador.
Todo proceso educativo que abra posibilidades para que todas las personas ejerzan el derecho humano a la educación dignifica la vida y permite el aprendizaje a lo largo de la vida y para la vida.