¡Ahí estás, soledad!

Aquella que nunca se hace evidente cuando estás olvidada de tí, proyectando tu sentir en el mundo.

Pero cuando el silencio, el ruido y la carcajada lejana rebotan en tus oídos, ella despierta y se muestra tal cual es: suave, dura, amada, odiada… esperada.