El pasado jueves 3, conversamos con el diputado español por En Comù Podem sobre la invasión de Ucrania, cómo hemos llegado a esta situación y qué podemos hacer para dar una oportunidad a la paz. Compartimos el video de la entrevista completa, y una síntesis de sus principales declaraciones.

Hay que pedir el alto al fuego

“La gente está muy impactada por la invasión, muy pocos la esperaban”, pero “aunque Putin aparece como culpable, esto es el producto de la agresión y la arrogancia continua del bloque occidental, de los Estados Unidos, de la OTAN y finalmente de la propia Unión Europea respecto de las necesidades de seguridad que planteaba Rusia desde hace tiempo”.

“Nada de eso justifica esta decisión de Putin que vulnera el derecho internacional y está poniendo en vilo a toda la población en Ucrania, generando una situación internacional condenada de manera prácticamente unánime por muchos países en Naciones Unidas”.

“Es una situación muy delicada en la que no sabemos qué puede pasar mañana, ni cuál es la información de la que podemos confiarnos tanto por parte de Rusia como de muchos medios de comunicación occidentales”.

Pissarello coincide con el secretario de Naciones Unidas, en que es imprescindible insistir en el alto el fuego, en “que se reactiven las vías diplomáticas y que se dé alguna salida humanitaria, de asistencia material y sanitaria a esas miles de personas que están huyendo de estos escenarios bélicos buscando refugio en otros países”.

“Que la paz siga siendo la única solución, porque obviamente la guerra no es el camino”.

Las responsabilidades

Reflexionando sobre los antecedentes del conflicto, el diputado destaca el rol jugado por Gorvachov que “defiende una política muy valiente e incomprendida en su tiempo”; el incumplimiento de Estados Unidos de los compromisos asumidos en aquel momento y su continua expansión militarista hacia las fronteras rusas; el apoyo que dio Putin a las guerras de Irak y Afganistán, a la espera de una contrapartida que nunca obtuvo; el apoyo económico de occidente a las movilizaciones de 2014 en Ucrania, etc.

Una vez reconocidas las distintas responsabilidades, Pissarello se pregunta por las salidas posibles y dice que  “Ucrania no puede ser una especie de botín entre las grandes potencias”. Apoya, en cambio, la posibilidad de “algún estatuto de neutralidad como el que gozan Austria o Finlandia”.

También destaca la contradicción entre los reclamos de paz y el aumento de los gastos militares. “En un momento en el que yo creo que tendríamos que estar hablando, por ejemplo, de por qué las grandes potencias no firman de una vez el tratado para la eliminación de las armas nucleares, lo que se está discutiendo en todos los parlamentos es el aumento del gasto en defensa”. Pone los ejemplos de Alemania y España anunciando respectivamente aumentos del 2 y el 5.8 % de sus gastos militares, y concluye: “Me sorprende que al menos el debate sobre el desarme nuclear, no tenga una prioridad absoluta”.

El rol de Europa y los recursos energéticos

“Después de la caída del muro de Berlín, Europa podría haber garantizado una política de seguridad común que no fuera contra Rusia sino con Rusia incluida. Es decir que no se intentara utilizar a la UE como un ariete contra Rusia —que fue lo que intentaron desgraciadamente los diversos gobiernos de los Estados Unidos—. Ahora hay una oportunidad para eso”.

“Una de las grandes tragedias de esta actuación de Putin es que está dándole aire a una estrategia militarista que estaba muy cuestionada antes que se produzca esta invasión. En cambio lo que se está escuchando ahora es a la extrema derecha pidiendo que se redoble el gasto militar, criminalizando como antipatriotas a cualquier persona que cuestione la guerra”.

“Por otra parte, detrás de la guerra está el tema del control de los recursos energéticos. La emergencia climática es un hecho, sin embargo me parece que no ha habido mirada de futuro ni suficiente valentía para convertir la retórica de la transición energética, en una realidad”.

No soy ingenuo pero tengo esperanza

“Lo lógico sería avanzar con toda rapidez hacia la descarbonización de la economía, poner impuestos no solo a las grandes empresas que contaminan sino ponerle un límite al gran lobby armamentístico.  Sin embargo, se está yendo en la dirección contraria”.

“Me parece que la única forma en que eso no ocurra, es si hablan la calle y la ciudadanía organizada”, dice. “Me genera esperanza cuando veo esas manifestaciones que en Rusia enfrentan las prohibiciones del gobierno y se manifiestan contra la guerra; cuando veo centenares de personas bloqueando pacíficamente carreteras en Ucrania; cuando en Barcelona tuvimos ayer una primera manifestación fuerte contra todas las guerras recordando que hoy es Ucrania pero también es Yemen, es Palestina, y que no es solamente la responsabilidad de Putin sino también la de la OTAN y del bloque occidental en muchas de estas guerras que se están produciendo”.

“No soy ingenuo, sé que con eso no basta, pero me parece que la reconfiguración de un modelo de seguridad tiene que tener esos elementos  y que sobre todo no incurran en el doble rasero”.

Debates impensables y movilización

“El conflicto con Rusia está planteando algunos debates que parecían impensables hasta hace un tiempo. Por ejemplo: si se va a dejar de importar el gas ruso y vamos a tener problemas con los precios del gas, quizás es el momento de establecer controles de precios o tener empresas públicas que puedan intervenir en determinados sectores de la economía”.

“La situación en la que estamos pone en cuestión el paradigma neoliberal de austeridad que existe en los últimos tiempos, pero el peligro es que eso se utilice para que los países aumenten sus gastos de defensa y recursos básicos que estaban destinados a sanidad, a vivienda, a garantizar los suministros, se utilicen para reforzar el aparato militar y a los grandes lobistas que están destrás”.

“Creo que es fundamental que la sociedad civil se movilice para condicionar a sus gobiernos y hacerles saber que no cualquier vía es aceptable”.

“Yo creo que increíblemente Putin está recibiendo parte de esa presión. En Rusia el 80% de la gente no quiere esta guerra, no entiende esa invasión contra una gente que son sus primos hermanos. Putin tiene un problema con esto pero también lo van a tener la OTAN y el bloque occidental si ahora quieren hacernos creer que la respuesta es armarnos todos hasta los dientes, que haya una escalada militar que todos intuimos que solamente puede traer desastres”.

Las negociaciones y los pueblos organizados

“De momento China está actuando como una potencia mesurada que de manera muy inteligente está midiendo lo que significaría desatar una escalada militar y está siendo muy prudente”.

“Tiene que haber alguien de los Estados Unidos, de Rusia, de China hablando entre sí y reconociendo que una salida de escalada militar es lo peor para el planeta pero también para ellos y sus propios intereses. Desgraciadamente, no veo en este momento grandes dirigentes para eso”.

“Sin ser ingenuo, yo siempre lo cifro todo en lo que los propios pueblos organizados puedan decir. Si en Europa hubiera un movimiento social constituyente por una Europa alternativa —que es lo que venimos pidiendo hace tanto tiempo— un movimiento desde abajo, no un movimiento pensado por intelectuales, por 4 ó 5 políticos sino un movimiento popular, sindical, estudiantil, ecologista, feminista, con sociedad civil implicada, tendríamos otra situación distinta”.

El NO a todas las guerras

“¿Cuál ha sido el acto de identidad europea más nítido después del inicio del proceso de integración? Para mí no se vio nada parecido a las movilizaciones contra la guerra del 2003 que generaron una especie de opinión pública europea compartida. En todas las ciudades de Europa había movilizaciones contra la guerra de Irak. Fueron millones. Fue lo más parecido a un pueblo europeo organizado en torno a una causa común en las calles”.

“Cuando uno se enfrenta a todas las guerras y tira de ese hilo, salen los grandes temas: los conflictos por recursos que producen la guerra; la concentración de capitales; la concentración empresarial que conduce a la guerra; los lobbies que impulsan la guerra… En la crítica a la guerra aparece como contracara, necesariamente, la democratización económica, la democratización energética, la desmilitarización para otro proyecto de convivencia en paz…”

“Yo espero que de ese movimiento contra las guerras (en plural) pueda salir algo así. Ya veremos. No es sencillo ni es algo que está hecho, pero yo creo que es lo que más sentido tiene en este momento, que es la única causa verdadera por la cual tiene sentido apostar, por poner en pie en toda Europa —y si fuera posible en el mundo entero— un movimiento contra las guerras, en defensa de la paz y en defensa de un orden internacional que solo puede ser sostenible en la medida que no sea imperial. No un orden internacional marcado por la existencia de grandes imperios y sobre todo de imperios desbocados como Rusia y Estados Unidos,  dos imperios descabalgados que son muy peligrosos precisamente por eso”.

“Un orden internacional pacífico, sostenible, cooperativo, solamente puede plantearse en esos términos como un orden no imperialista, contra los imperialismos de todo signo”.