Por Natalia Ibáñez*

La posición humanista es de apoyo explícito al intento de la Convención Constitucional, por corregir una institucionalidad de origen espurio, pero más allá de eso, que se encuentra totalmente desprestigiada y deslegitimizada en la cabeza y corazón de la mayorías de chilenas y chilenos, que no experimentan  en ella una función que aporte en su quehacer, para mejorar las condiciones de vida, la estabilidad soportada en un trato de igualdad y dignidad para toda la ciudadanía sin distinciones, es decir un Estado de todes y para todes.

En ese contexto, nos resultaron insólitas las primeras declaraciones de la ex presidenta del Senado, Sra. Rincón, que a pesar de todo lo que este país a tenido que soportar con el quiebre que implicó la manifestación de millones de personas en las calles de cada ciudad y pueblo de nuestro territorio, pidiendo transformaciones estructurales, ella sostuviera una defensa de ese Senado, en que múltiples iniciativas para mejorar las condiciones del pueblo, quedaron en el cajón del olvido, o se retuvieron por más de una década antes de ver la luz, con una cantidad de indicaciones, que en general, quitaban lo sustancial de las normativas en que la ciudadanía tenía sus esperanzas de justicia social.

Nos dijo con desparpajo, que respetemos la construcción “democrática” de 200 años, y que se aborte el intento por refundar esta institucionalidad. Es de Perogrullo aclararle a la Senadora, que, en esos 2 siglos, las mayorías no tuvieron participación alguna, para colocar en esa institucionalidad resguardos a sus derechos fundamentales; y que por el contrario la elite nacional e internacional pudo contar con que se resguardaran sus privilegios a costa del dolor y sufrimiento de niñas, niños, jóvenes, trabajadoras y trabajadores, ni hablar de la población jubilada.

También hemos tenido que soportar la defensa corporativa que hace su correligionario Sr. M. Walker. Son tan representativas tales actitudes de una desconexión enfermiza de estas personas, con la situación de su pueblo. Es una línea mental de una insufrible arrogancia, que la podemos ver en el ninguneo que realizara públicamente el honorable socialista Sr. Quintana, al convencional Sr. Montero, de su mismo partido, por apoyar la desaparición del Senado.

La derecha, con Piñera a la cabeza, no le van a la saga, y se han atrevido a hablar de “calidad de la legislación”, también nos aclaran que la “Constitución debe representar a toda la población”; se debe tener la piel muy dura para declarar esto, en el contextoque hemos vivido desde el siglo pasado a la fecha.

Por su parte la academia nos instruye sobre el rol de contrapesos del Senado. La pregunta es, cuales son los intereses en disputa en esta búsqueda de equilibrios; por cierto, no los de la gente común.

Acá, como dice la canción, “tienen el poder y lo van a perder”; esta es la esperanza de las mayorías, es lo que han mandatado a sus convencionales, por ello hoy decididamente apoyamos este proceso. ¡¡¡El humanismo viene acompañando estos pulsos de cambios, desde su fundación, y exigimos Dignidad Ahora!!!

 

*actual Presidenta del Partido Humanista de Chile