Para superarla es necesaria la unión de todos los humanistas del mundo.

Desde el origen  de los partidos humanistas inspirados en la corriente de pensamiento del Nuevo Humanismo  o Humanismo Universalista, también conocida como Movimiento Humanista, sostenemos  que la humanidad está en condiciones de solucionar en corto plazo, los problemas en todo el planeta ligados a la alimentación, salubridad, vestimenta, vivienda digna y educación.

Si este escenario de crueldad y desigualdad en el que vive la humanidad no ha sido superado, es sencillamente por los antivalores de la cultura materialista que se irradia desde las cúpulas del poder real, que tiene en su centro la especulación monstruosa del gran capital que lo sigue impidiendo.

Absurdamente gran parte de la  humanidad continúa transitando sin poder satisfacer sus necesidades básicas materiales, son miles de millones de personas, a quienes se les  viola sus  más básicos derechos humanos. En el ámbito de la comunidad internacional hay consenso respecto  a que cuando las personas viven en la pobreza experimentan condiciones de: trabajo peligrosas y  precarias, ingresos insuficientes; viviendas inseguras; falta de alimentos nutritivos, acceso muy limitado a la atención médica y a la educación. La carencia social de una sola de estas necesidades y la imposibilidad material de poder obtener los ingresos necesarios para satisfacerla, caracteriza esta condición de pobreza.

Recientemente se cumplió el 29º aniversario de la declaración del Día Internacional para la erradicación de la pobreza, fecha creada por  la Asamblea General de Naciones Unidas, el 22 de diciembre de 1992.

Desde ese momento en adelante desde ONU se han desarrollado anualmente numerosas acciones sobre el tema de la pobreza, en el curso de pasado año  2021, el eje central convocante fue:  «Actuar juntos  para lograr justicia social y medio ambiental para todas las personas». Una vez más comprobamos  fácticamente, que las prédicas de este  organismo internacional, plenas de muy buenas intenciones, no tienen casi peso alguno en los acontecimientos.

Al mismo tiempo desde otras organizaciones que utiliza el Gran Capital para sostener el sistema inhumano vigente, se han  anunciado los peores futuribles. En el mes de Abril de 2021, el informe » Perspectivas de la Economía Mundial» del Fondo Monetario Internacional (FMI),  vislumbraba interrupciones en la cadena de suministros mundial, aumento de los costos de transporte, escasez de bienes intermedios, aumento de los precios de los commodities y presiones inflacionarias en muchas economías.

Desde este organismo se  estimaba que los países en desarrollo no tendrían alivio respecto a la presión de sus endeudamientos.

Lo que el informe del FMI suponía tiempo atrás, desde hace meses forma parte de la penosa realidad. Durante el tiempo que llevamos transcurrido de la  actual pandemia, 64 países gastaron más en el servicio de su deuda externa que en la atención de la salud. Un ejemplo claro de cómo es prioridad asegurar las ganancias de los tenedores de bonos del mundo,  mientras las grandes  mayorías padecen pésimos servicios sanitarios.

Las deudas impulsadas desde el Gran Capital establecen uno de los mayores sistemas de transferencias de la riqueza generada por los pueblos, que pasa  a manos de las minorías que manejan el orden corrupto y violento del sistema financiero internacional.  El endeudamiento de familias, empresas y gobiernos continúa su imparable crecimiento y superó al final del 2020 el 360% del PIB mundial,  según los datos que aporta el Instituto Internacional de finanzas ( IIT).

Otro  trabajo reciente: «El estado de la inseguridad alimentaria  y la nutrición en el mundo», de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), sostiene que  “casi una de cada tres personas que vivimos en el planeta (2.370 millones) no tuvo acceso a una alimentación adecuada en 2020, lo que supone un aumento de casi 320 millones de personas en esta situación en solo un año”.

Unos años atrás (2015)  los Estados miembros de la ONU adoptaron diecisiete, «Objetivos de Desarrollo Sostenible», le llamaron a esta resolución: «Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible». El primero de esos objetivos declamados  fue  «el fin de la pobreza»; antes de iniciada la pandemia de Covid19, ya se admitía desde ONU,  que los objetivos no se cumplirán para 2030,  ni siquiera el más básico de ellos, el  de erradicar dentro de la extrema pobreza al hambre.

Las y los humanistas insistimos en que están dadas todas las condiciones materiales, objetivas, para una veloz erradicación de la pobreza en todo el planeta. Se trata de poner al alcance de las poblaciones, los recursos que los mismos pueblos producen y  de redireccionar otros que solo aportan sin sentido y destrucción.

Cuando hablamos de los recursos que ya existen nos referimos desde el desperdicio que se realiza de más del 25% de los alimentos que se producen, hasta los millones de viviendas sin uso que encontramos por todos los continentes. Cuando hablamos de redireccionar los recursos, hay dos que específicamente queremos mencionar, por lo innecesario uno  y por lo destructivo el otro. Estos dos gastos son, el  suntuoso y el militar.

La industria del lujo está dirigida centralmente al 1% más rico de la población. Las empresas dominantes ligadas a la industria suntuosa, tienen su sede en Europa ( Italia, Francia, Gran Bretaña, Suiza, entre otras). Entre las dominantes en ese mercado se encuentran empresas como Porsche, Gucci, Louis Vuitton, Cartier, Chanel, Hermès, Ferrari, Rolex y Dior.

El comercio del lujo alcanza los 300.000 millones de US$ anuales según datos de McKinsey & Company  consultora internacional especializada en el tema. Según lo estimado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), bastaría con aumentar el gasto destinado a superar el hambre en el mundo solo en  30.000 millones de US$ (10% del gasto anual suntuoso) para eliminar ese crimen social.

En el contexto de la pandemia de Covid 19 durante el año 2020 el gasto militar mundial ascendió a 1,981 billones de dólares en todo el mundo, lo que implicó un aumento de 2,6% interanual, mientras el PBI mundial cayó 4,4%.  Lockheed Martin Corp; Raytheon Technologies; Boeing; Northrop Grumman Corp; General Dynamics Corp y BAE Systems encabezan el listado de las empresas que más lucran con el armamentismo, todas establecidas en los EEUU, y bajo el control del capital financiero occidental, el mismo que  es responsable del aumento desproporcionado del precio de los alimentos y del limitadísimo acceso a las vacunas contra el covid 19, por parte de los paises mas oprimidos.

Las cifras ilustran la convivencia de la pobreza,  de la opulencia  y del gasto destructivo que comprobamos en mayor o menor medida a diario en todas las latitudes. Superar la pobreza no es un tema de «si se puede alcanzar o no», es un tema de «si se quiere realmente hacerlo».

Es evidente que no serán las cúpulas opresoras de los poderes actuales las que van a lograr cambiar el estado de cosas, porque son las que sostienen la relación de opresión riqueza- pobreza.

Las y los humanistas sostenemos  que los pueblos ya han trabajado lo suficiente para eliminar la pobreza y que el sistema financiero internacional y la cultura materialista   impulsada  desde las cúpulas del poder real, constituyen los  obstáculos mayores  para superar la infamia de la pobreza.

Somos las grandes mayorías oprimidas las que tenemos que rebelarnos ante la violencia instalada, poniendo en cuestión los argumentos que sostienen al Capitalismo. Los sostenedores de este sistema inhumano se preguntan siempre de dónde saldrán los recursos y cómo aumentará la productividad, dando a entender que los recursos salen de los préstamos bancarios y no del trabajo de los pueblos.

Superar la pobreza necesariamente ha de implicar profundas transformaciones en el modo de producción, en la reorientación de los recursos y en las relaciones sociales. Lo mismo ha de ocurrir con el orden jurídico y el rol del aparato estatal que ha de ponerse al servicio y beneficio de toda la sociedad.

Una vez más los humanistas afirmamos que para superar la pobreza, es necesario lo mismo que para superar tantas otras expresiones del violento sistema actual. Necesitamos en el sentido más amplio de la palabra, la unidad en la acción de todas y todos las y los humanistas del mundo.

Equipo de Coordinación Internacional
Federación de Partidos Humanistas