POEMA

 

 

 

 

¿Quién me enseña a mirar al otro?

¿Quién me dice que el otro es ajeno?

¿Quién me dijo que el otro no soy yo?

 

Enuncio al otro como un alguien fuera,

miro a ese otro con despojo,

escucho al otro con una voz interna que lo calla,

reflejo al otro como un yo desdibujado.

 

¿Dónde aprendí a mirar con rareza?

¿Dónde arme el rompecabezas de un solo mundo?

¿Dónde aprendí a ver lo diverso como amenaza?

¿Dónde construí mi identidad desindianizada?

 

Pensar al otro como una página del libro,

voltear las historias como si fueran papeles,

pintar las imágenes con grises borrados,

recorrer los datos como flujos ausentes.

 

Mirar al otro sin mirarme,

mirarlo como objeto sin nación,

leerlo a través de mis prejuicios,

contarlo con mi colonización.

 

Ser inferior para el colonizador,

se minoría entre tanta reproducción,

ser iletrado en tu idioma de dominación,

ser ignorante en tu mundo de ilusión.

 

Eso solo puede ser a través de tu imaginación,

porque yo estaba desde antes de ser nación,

conversaba con el cosmos con tanta ilusión,

la tierra me acariciaba con tanto amor

y las montañas me cubrían con encanto y devoción.

 

Tú que me enseñaste a ser inferior,

ahora te miro con decepción,

porque despojaste tus encantos para satisfacer a un faraón,

pronto regresarás a tus raíces de café y algodón,

para bañarte con aromas que sanan tu corazón.