El EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) de Biden ha puesto fin al uso del pesticida clorpirifós en cultivos alimenticios, revertiendo así la decisión de la administración de Trump que les permitía continuar esparciéndolo en vegetales y frutas, a pesar de que la administración de Obama en 2015 ordenó que se prohíba este pesticida por razones de salud pública.

Este no es más que uno de los muchos ejemplos de los planes sobre salud pública de Trump ignorando la ciencia y debilitando los programas federales que salvaguardan al público, promoviendo la idea de que Trump, sus secuaces y su picota deberían ser bloqueados, ya que la picota era una herramienta comúnmente usada en la Edad Media para crímenes morales y políticos. La gente puede lanzarles tomates o cometer otros actos atroces que no se pueden mencionar aquí.

Además, en abril de 2019 el EPA de Trump se opuso a prohibir asbestos, sin tener en cuenta el consejo de sus expertos. Cincuenta y cinco industrias nacionales ya lo habían prohibido.

¿Los seguidores de Trump sabían que su decisión de ignorar la prohibición de Obama de pesticidas tóxicos podía causar un daño en los ciudadanos americanos?

¿Que evidencia científica siguió Trump para ignorar ciencia revisada por expertos que conecta los puntos de clorpirifós con serios daños irreparables para el genoma humano?

De hecho, la EPA de Trump se negó dos veces a reconocer la prohibición del clorpirifós tanto en 2016 como en 2019, una trayectoria notablemente similar en el tiempo al origen y los fundadores del clorpirifós, ya que fue desarrollado por primera vez por los nazis en la década de 1940 para la guerra química, Trump evidentemente se enamoró de las capacidades destructivas humanas persistentes del producto químico. Rociar productos químicos tóxicos en los alimentos con conocimiento de su peligro es metafóricamente similar a una cámara de gas organizada.

En 2016 el EPA publicó una evaluación revisada del riesgo para la salud humana del clorpirifós, que afirmaba: “No hay usos seguros para este pesticida.” (Fuente: Actualización: Análisis de riesgos para la salud humana por clorpirifós, publicación: noviembre 10, 2016, EPA – Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos).

Trump violentó esta declaración del EPA, que afirma que: “No hay usos seguros para este pesticida” ¡No puede estar más claro! El la violentó dos veces, demostrando así serios intentos de ignorar a la ciencia. ¿Qué se puede o debe hacer acerca del conocimiento de Trump de poner al público en peligro?

De acuerdo con los datos de monitoreo de residuos de comida obtenidos por la USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) Programa de Datos de Pesticidas (PDP) “el clorpirifós es esparcido en productos alimenticios que se venden en Estados Unidos” (Fuente: Comida Envenenada, Cerebros Envenenados, Mapeo de Pesticidas Peligrosos en los alimentos que consumimos, Earthjustice (Ley Ambiental), agosto 2021)

¿A cuanta gente puso Trump en riesgo?

¿Fueron miles, diez mil, o más, o fueron millones?

Grupos ambientales se mantuvieron detrás del proceso de apelación de las acciones de Trump y la corte ordenó que el EPA demostrara que el pesticida era inofensivo o prohibía su uso. ¡Ahora, está prohibido! Como consecuencia, las familias americanas esquivaron una bala tóxica mortal el 3 de noviembre de 2020.

Posteriormente, siguiendo la decisión de la corte de prohibir los clorpirifós, el administrador de EPA Michael S. Regan dijo: “Hoy EPA está tomando un paso atrasado para proteger la salud pública.” (Fuente: EPA Finalmente se prohíbe pesticidas dañinos, Grist/The Beacon, agosto 19, 2021)

Se conoce que Dow Chemical, el fabricante de clorpirifós, contribuyó con un millón de dólares para la infame inauguración de Trump de este químico. Las partes interesadas continúan preguntándose acerca del dinero. ¿Dónde se fue?

Aun así, el envenenamiento toxico de América es más profundo que la ignorancia, estupidez e insensibilidad de Donald Trump. De acuerdo con Earthjustice: “El clorpirifós es solo la punta del iceberg en términos de exposición a pesticidas organofosforados, los cuales actúan de la misma manera y causan el mismo tipo de daño.”

En consecuencia, Stephanie Seneff, PhD, ha escrito un nuevo libro que se centra en nuestro mundo enriquecido con pesticidas: El legado tóxico, cómo el herbicida glifosato está destruyendo nuestra salud y el medio ambiente subtitulado: La decidida búsqueda de un científico para revelar la verdad, Editorial Chelsea Green, 2021.

Su libro cubre la gran escala de pesticidas tóxicos envenenando el planeta y sus habitantes. Es un libro importante.

El legado toxico se centra en el reinado de los negocios químicos, glifosato, que es el ingrediente principal en los herbicidas usado alrededor del mundo, como Roundup, AquaMaster, Aqua Neat, Polado, Accord, Rodeo, Touchdown, Backdraft, Expedite, EZ Jet, Glyfos, Laredo, Buccaneer Plus, y Wrangler entre otros.

De acuerdo con la doctora Seneff: “Algo terrible parece que está afectando a los seres vivos en el planeta — los insectos, los animales, y la salud de los seres humanos, incluyendo niños. Algo que se esconde a la vista. Mientras que nosotros no podemos reducir todos los problemas ambientales y de salud a una cosa engañosa, yo creo hay un común denominador. El común denominador es el glifosato. Mi objetivo, al final de este libro, es probarle que estoy en lo correcto.” (pág. 7)

El argumento de Seneff está basado en conectar los puntos de la ciencia revisada por pares. Su análisis inicia alrededor de cada persona viva, porque: “Todos estamos expuestos a el glifosato— primordialmente desde la comida que comemos, pero también desde el agua que tomamos… Cuando un químico es tan omnipresente, tan ubicuo, tan casi imposible de evitar incluso para la persona más ágil, es especialmente que incumbe a la agencias regulatorias y oficiales electos de hacer preguntas difíciles… Pero en el caso del glifosato, esto no ha sucedido.” (pág. 12)

Sin embargo, la gama enorme de evidencia científica del impacto del glifosato es alucinante, por ejemplo, cuando las células humanas del hígado son expuestas a bajas dosis de glifosato, se produce un daño en el ADN, y cuando los glóbulos blancos se exponen al glifosato, ocurre el daño al ADN, incluyendo el gen que suprime los tumores de cáncer, el p53 gen promotor, que prepara el camino para las leucemias y los linfomas invasivos. (pág. 21)

“Cualquiera que haya leído literatura científica, incluso los doctores más convencionales, comprenden ahora que el glifosato es carcinógeno, preparando al cuerpo para ser presa del cáncer. A lo largo del libro, me refiero a las pruebas de como el glifosato causa daño físico…” (pág. 8)

El libro de Seneff no solo sigue la ciencia de tal vez el químico de uso diario a nivel mundial más dañino, que, de acuerdo con su libro, destruye ecosistemas y altera el ADN humano y probablemente produce picos de enfermedades crónicas como el alzhéimer, autismo, enfermedad célica, diabetes, encefalitis, enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad y otras enfermedades crónicas.

Curiosamente, es casi imposible ver la televisión sin ver un anuncio que vende un producto para combatir una de esas debilitantes enfermedades crónicas. Sin embargo, el origen de las enfermedades crónicas sigue siendo un estudio en curso, pero conectar los puntos, como expone el libro de Seneff, abre los ojos del público a un monstruo químico que acecha en las sombras.

¿Qué influencia tiene el glifosato? Seneff aborda esa pregunta con gran detalle, y explica la mejor manera de evitarlo.


Traducido del inglés por Camila Rosero