POEMA

 

 

 

¿Quién nos enseña a ser tesistas en medio de la nada?

¿Quién olvidó que nuestro cuerpo se teje en sentimientos?

¿Cómo romper con estructuras infravaloradas?

¿Cómo ser tesista en un mundo de desigualdades?

 

Recorrerme en el camino,

me detiene en el abismo,

me siento inundada de inmundicias,

me veo en llantos desfigurados.

 

Pensar en la formación de mi deformación,

en las brisas que iban desmoronando mi ser colonizado,

en las emociones que se transformaron en campos de rocío

y en los globos oculares que perdían la nubosidad.

 

Pienso en los vientos de polvo que recorrían mi cuerpo,

en las locuras inventadas para establecer diálogos,

en ese sentirme ajena a un espacio,

en cada paso que recorrían las cartografías históricas,

pero más me reincorporo, cuando recuerdo al cuerpo en una lucha de disputas.

 

Aislada entre las páginas de mi diario,

entre los libros que componían las bibliotecas comunitarias.

Sentada en las bancas del municipio,

observando al otro para mirarme por dentro

y actuando como hoja que vuela sin tiempo.

 

Vivir dentro del insomnio como investigador que acecha el crimen,

despertar porque has encontrado un hilo, 

ansiosa porque has dejado morir incógnitas.

Soñar con aquellas voces que te susurran el alma,

y morir en el sueño para despertar en la consciencia.

 

Ser tesista no es difícil por el método,

es la dureza de tus pensamientos la que fragmenta realidades.

Es la finura de tus sentimientos blanqueados, 

los que cortan historias con seres humanos.

 

Es tu privilegio de experta, la que coarta caminos.

Es tu moral desteñida, la que no te cubre de colores.

Es tu pesadez de investigadora, la que enuncia verdades situadas.

Es tu poder, el que destroza al conocimiento.

 

Ser tesista es la muerte,

cuando la misma muralla te lanza cañones.

Ser tesista es danzar sobre espinas,

cuando vale más el oprobio que tu conocimiento.

Ser tesista es nadar sobre lodo,

cuando no puedes sujetar las manos de quienes te salvan.

Ser tesista es perder el aliento,

cuando eres objeto y no sujeto.

Ser tesista es tristeza,

cuando olvidan la cantidad de ladrillos que se te des-acomodan.

Ser tesista es pureza,

porque te limpias desde lo sucio que emanan tus pensamientos.

 

Nunca nos dijeron que el camino no es fácil.

Nunca nos dijeron que es más fuerte la desigualdad que el método.

Nunca nos dijeron que la expertise es la reproducción de la radicalidad.

Nunca nos dijeron que hacer tesis, es rehacer tu vida.