Cuando empecé a escribir esta entrevista con Ilhan Sami Çomak, me imaginaba como yo me escparía de la cárcel. Si yo estuviera en la situación de Ilhan, creo pensaría escaparme todo el tiempo. Al carecer de habilidades manuales, no optaría por cavar un agujero en el suelo o atar mi ropa y mis sábanas para formar una cuerda. No creo que pudiera ser capaz de engañar a los guardias y robar la llave. Como poeta, probablemente elegiría la forma más complicada de escapar y a la vez la más hermosa: Subir una escalera al cielo.

Por Jhon Sánchez

No estoy solo en el empeño de buscar la belleza por encima de todo. Dostoievski, ingeniero de profesión, también diseñó una fortaleza sin puertas para Nicolás I, según mi profesor de literatura rusa, Val Vinokur.

Quizás, construir una escalera para salir de la cárcel por el cielo es lo que está haciendo Ilhan Sami Çomak. Después de 27 años y con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de su lado, sigue esperando el día de su liberación mientras continúa perfeccionando su poesía. En la segunda parte de esta entrevista, Ilhan escribe,

Para escribir poesía en la cárcel, con todas las dificultades que conlleva, hay que tomarse en serio la poesía. Además, es fundamental amar la poesía y tener la determinación de persistir en ella. Tengo que añadir que escribir poesía en la cárcel no es lo mismo que solamente escribir poesía. No, en absoluto. Aquí se vive un vacío por la eliminación de diferentes oportunidades y posibilidades de vida y en las privaciones por estar preso; esto trae consigo significados más arraigados en las emociones, y esto está más de acuerdo con la vida y lo que está por venir, significados que hacen que la persona esté más llena de afecto y comprensión por sí misma y por los demás, yendo poco a poco más allá a una forma de expresión. Es como encontrarse en el mundo familiar que todo el mundo conoce pero vivirlo de forma totalmente diferente.

Queremos invitarles a seguir leyendo esta hermosa entrevista, y para aquellos que no hayan leído las partes I y II de esta entrevista, pueden consultar #Freethepoet.

JS: ¿Ud no escribía poesía antes de estar encarcelado, ¿no es cierto? Me gustaría que describiera cómo empezó a escribir. ¿Cómo se formó como poeta?

ISC: No escribía poesía antes de estar encarcelado. Nunca se me pasó por la cabeza hacerlo. No me es posible escribir poesía en mi lengua materna, el kurdo. Nunca tuve la oportunidad de recibir educación en kurdo y no tengo posibilidad de hacerlo. Soy alguien que fue golpeado para aprender turco; aprendí el turco después de terribles e indescriptibles traumas. El intento de obligarme a olvidar mi lengua materna mediante la educación obligatoria me distanció inicialmente de la lengua turca, pero con el tiempo hicimos las paces. Cuando todavía estaba en la escuela secundaria, me di cuenta de que tenía capacidad para escribir,pero no tenía ni idea de cómo trabajar en ello y no tenía espacio para experimentar. La poesía llegó más tarde, en 2002, varios años después de estar en prisión.

Al principio, escribía las cosas que surgían en mi interior cada vez que la inspiración se apoderaba de mí, pero siempre me quedaba en uno o dos versos; pensaba que la poesía debía escribirse sobre todo por inspiración. En aquel momento estaba estudiando y no tenía mucha inspiración. Más tarde percibí que lo principal era el trabajo y no la inspiración; así que, a partir de mediados de 2002, empecé a tomármelo más en serio y me empeñé en trabajar en ello. En lugar de esperar a que llegara la inspiración, leía y leía para convocarla; me esforcé mucho, animándome con el pensamiento de que si existía algún talento, seguramente saldría a la luz. No había nadie que me guiara en los pasos con sus conocimientos, nadie que me mostrara las cuerdas. Desde el principio fue un camino que recorrí solo dando tímidos pasos sin saber realmente lo que hacía y resolviéndolo sobre la marcha. Me costó mucho trabajo; no había un terreno conocido por el que pudiera moverme con facilidad. Podría haberme echado atrás en un arrebato de indecisión, pero este sentimiento fue superado por el deseo de expresarme accediendo de algún modo a los sentimientos que me brotaban. La poesía me atrajo a su propio y vasto reino de la existencia. Me costó mucho abrir la puerta.

Me sentí solo desde el principio. Seguir el ritmo de la poesía actual en las limitadas condiciones de la poesía fue una lección muy dura; sigue siendo lo mismo. Sólo puedo tener siete libros conmigo; ¡cualquiera más está prohibido! Hace tiempo que no puedo seguir ninguna revista, ¡también está prohibido! Durante mucho tiempo los problemas debían provenir del hecho de que no tenía acceso a las colecciones de poesía. Escribía, pero no había nadie que mirara mi trabajo con ojo crítico, pero aun así no me rendí. La mía es una poesía persistente; perseveré de la mano de la poesía y juntos esperamos pacientemente a que viera la luz. No fue hasta diez o incluso quince años después de escribir que tuve la oportunidad de publicar muchos de mis poemas. En los últimos años veo que este silencio se ha roto. Por supuesto, me alegro de ello.

JS: En el documental, dice: «Soy un maestro del retorno». ¿Se refiere a la memoria? ¿Su poesía se basa en la capacidad de recordar? Si la memoria desaparece, ¿cuál es la otra fuente para la poesía?

ISC: Lamentablemente, aunque hice el documental hace seis años, todavía no lo he visto. Así es la vida cuando se es prisionero. No puedes formar parte de nada positivo que se desarrolle a tu alrededor, por raro que sea. Los acontecimientos negativos, las nubes negras cargadas de presagios, están siempre encima. Estoy acostumbrado a ello y no me quejo. Ahora he convertido esta conciencia de la realidad, el dolor de esta experiencia, en conocimiento.

Cuando dije que era un maestro del regreso, debió ser difícil entender el contexto. Sí, me refería a los recuerdos y al efecto que crean cuando se derraman en el presente. Como decía J.L. Borges, «lo único que tenemos es el pasado. Si lo olvidas todo, dejas de existir». Esta máxima enjundiosa que él destiló de la vida es doblemente cierta para mí, como prisionero-poeta. El pasado, con todos sus recuerdos y experiencias, es una parte esencial de mi conexión con la poesía; si bien mi poesía es un lugar donde hablo del futuro en el contexto de los deseos y anhelos, siempre se nutre de los recuerdos y de los sentimientos que han existido desde el momento del recuerdo hasta el presente, cambiados y transformados a lo largo de los años. Sin duda, esto es algo que tengo que hacer.

Un encierro tan largo tiene el poder de mutilar a una persona, de despojarla de cualquier cosa parecida a la identidad o la personalidad. Tus recuerdos se borran junto con tu personalidad y puedes olvidarlo todo.

Refugiarme en los recuerdos me ayuda a crear un lugar para mi poesía, al mismo tiempo que me asegura no olvidar. En realidad, es una forma de proteger mi propia existencia, sí, se puede interpretar así. ¿Qué fue lo que dijo Borges: «…si olvidas dejas de existir»? Al mismo tiempo, los recuerdos nunca permanecen iguales, se fertilizan constantemente con los deseos y necesidades del presente, haciéndolos más coloridos y eclécticos. Por eso, recordar el pasado en mi poesía es desempolvarla, refrescarla y recrearla. Sé que vivir no es un paso fácil. Pero tampoco es nada fácil construir una nueva vida en torno a la naturaleza siempre cambiante de los recuerdos. El pasado es siempre resbaladizo, siempre difícil y nunca silencioso.

No se puede confiar en la memoria, puede engañarnos. Escribir poesía me permite rescatar algo de ese pozo profundo que llamamos olvido, creando nuevas realidades a partir de los recuerdos; por otra parte, sabiendo que nada en la vida es para siempre, es también una forma de confirmar y renovar continuamente mi sensibilidad y dependencia de la belleza y las sensaciones de los recuerdos añadiendo un nuevo color y una nueva mirada.

La vida aquí se basa en una repetición definitiva—un martillo que machaca sin parar—pero el tipo de relación que he establecido con mis recuerdos me aleja de las dificultades que provoca, me da un respiro. Los recuerdos alimentan mi poesía y los recuerdos están protegidos por la poesía que los propaga. Desde ese punto de vista, podría haber molestado a Borges, que dijo «soy un discípulo del pasado». Los discípulos no hacen preguntas, sólo repiten y creen. Yo cuestiono afectuosamente los recuerdos y el pasado con mi poesía. Aunque crea plenamente en los recuerdos, no lo expreso repitiéndolos, sino expresando una creencia fresca que renueva los recuerdos, rescatándolos así del olvido.

Ciertamente, los recuerdos no son la única fuente de mi poesía. En última instancia, la memoria y los recuerdos tienen límites. En este desierto despiadado, mis ojos y mis oídos siempre han estado puestos en la vida exterior, a pesar de estar tan aislado de ella. Muchos acontecimientos pueden alimentar la creatividad. Los sucesos que afectan a la gente de fuera también se reflejan en mí; ondulan en mi mundo emocional e intelectual, y es comprensible que todo ello haya dejado su huella en mi poesía.

Pero la escritura de poesía está ligada principalmente a procesos internos y se produce por una vía muy subjetiva. ¿Se puede aprender a escribir poesía? Sí, pero sólo hasta cierto punto. Después, creo que requiere un don, al igual que dibujar o tocar música… Si se trabaja en ello se puede mejorar. Pero si no tienes talento, siempre estarás limitado.

Además de tener un don, desde el principio adopté una actitud disciplinada ante la vida y un enfoque decidido de mi trabajo. Trabajé duro, me formé para la poesía. Cuando digo «trabajar,” no me refiero sólo a adquirir conocimientos intelectuales y aplicarlos en la fase de escritura. Trabajar tal vez consista principalmente en apelar al poder de la imaginación y aprender a moderarla a medida que se avanza hacia un poema. Aquí, mi vida tiene un límite definido y estrecho, muy estrecho, pero la imaginación es tan ilimitada y creativa que la combinación de mi don, mi perseverancia y mi fe en la vida se convirtió en la fuente del desarrollo y la transformación de mi poesía. Así se fortaleció mi inocencia y la de mi poesía. Mi deseo de ser admitido es en cierto modo anterior. Quiero que mi poesía, construida con recuerdos, perseverancia, habilidad e imaginación, me dé la admisión en el exterior.


İlhan Sami Çomak (Nacido en 1973) Es un poeta Kurdo de Karlıova en la provincia de Bingöl Province en Turquía quien fue arrestado en 1994. Desde la prisión, Çomak ha publicado ocho libros de poesía y se ha convertido en uno los prisioneros politicos con una de las condenas más prolongadas de Turquía. Su libro Geldim Sana (I Came to You) ganó el premio Sennur en el 2018.

Paula Darwish es una poeta y traductora literaria del turco al inglés. (Pen Noruega)

Caroline Stockford es una traductora legal y literaria del turco al inglés. Actualmente es la consejera en asuntos turcos en PEN Noruega.