La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von Der Leyen, afirma que el espionaje de periodistas con un software israelí es “completamente inaceptable”.

La máxima exponente del Poder Ejecutivo del bloque europeo ha aseverado este lunes en una rueda de prensa celebrada en Praga, la capital checa, que la veracidad de estos hechos “tiene que comprobarse, pero si ese fuera el caso, es completamente inaceptable y ve contra todo tipo de reglas”.

Recalcando en el derecho a la libertad de expresión, Von Der Leyen ha resaltado que en la Unión Europea (UE) se impera la libertad de prensa por ser uno de los valores fundamentales compartidos por los países miembros, y por ende, ha precisado, “es totalmente inaceptable este caso”.

Sus declaraciones se producen a raíz de una investigación a nivel internacional, difundida el domingo por el diario estadounidense The Washington Post junto a otros 16 medios de comunicación con la ayuda de Amnistía Internacional (AI) y la Organización Forbidden Stories, en la que se reveló que al menos 50 000 números de teléfono habían sido controlados a lo largo y ancho del mundo a través del software “Pegasus” desarrollado por la empresa israelí ONS.

El informe ha identificado al menos a 180 periodistas de 20 países que fueron seleccionados como posibles objetivos de ataques con el software espía entre 2016 y junio de 2021.

Pegasus que fue diseñado para perseguir a criminales y terroristas ha sido utilizado por gobiernos y agencias de seguridad de varios países con objetivo de infiltrarse en los teléfonos móviles de reporteros, activistas de derechos humanos y directores de empresas de todo el mundo.

Es más, el sábado el diario estadounidense The New York Times, reveló que el régimen de Israel habría autorizado a un grupo de empresas de cibervigilancia a colaborar con Riad a pesar de los reportes recurrentes sobre el abuso del reino árabe de las aplicaciones de software de vigilancia como Pegasus para aplastar la disidencia y atacar a la oposición, incluido el caso del asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en la ciudad turca de Estambul, en 2018.

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