Martí en carta fechada el 10 de abril de 1895 y dirigida a Benjamín Guerra y a Gonzalo de Quesada, escribía “(…) De pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.

Hoy hablaré de LOS VALORES (patriotismo, dignidad, honradez, antimperialismo, laboriosidad, justicia, responsabilidad, honor, fidelidad, modestia, valentía, solidaridad, voluntad, entre otros) un denominador común, convertido en capital simbólico a lo largo de las luchas libertarias contra el poder español y norteamericano y que la Revolución potencio y ha hecho fundamento de la mayoría de los cubanos, razón por lo que estamos aquí hoy, defendiendo nuestro proyecto social. Detengámonos en algunos conceptos resumidos:

VALORES: Cualidades positivas con aceptación en las masas, útiles a la sociedad y al hombre. Son orientadores de la conducta y expresión de los intereses y necesidades de los hombres.

PRINCIPIOS: Idea fundamental sobre la que se basa una teoría y a partir del cual se formula un razonamiento. Pauta moral por la que se rige el comportamiento o la conducta.

CONVICCIÓN: En lo que se cree firmemente.

En la medida que Cuba se abre al mundo, esa aldea global va penetrando en el traspatio, y apoyado en crisis y efectos de bloqueo, va derribando fronteras para uncirnos a los símbolos de los poderosos, y lo hace con la capacidad del modo de vivir capitalista de recuperar terrenos y reabsorber formas de vida que se han desarrollado ajenos a él, apoyado con toda intención en la estridencia que mueve la propaganda capitalista.

Si el objetivo es perfeccionar nuestro socialismo, la educación ética, se torna medular en los procesos de formación ideológica, ¿Cuántos ejemplos en nuestra historia de altruismo revolucionario? Por el reducido espacio, hablaremos de Ernesto Che Guevara, quien en acto de desprendimiento, renuncio a todos sus grados, cargos y nombramientos, para ir a una gesta libertaria, llena de riesgos, sacrificios, renunciamientos y muerte, pero también llena de sueños, de justicia y mejoramiento humano.

La vida de cada persona se define por el sentido que le imprime y ese sentido se transforma en capital cuando se arraiga y fundamenta en la ética, que equivale a decir en los valores. Con Fidel aprendimos que un revolucionario lo puede perder todo, excepto la moral.

Si queremos como expresara de la Luz y Caballero hace más de 200 años, seguir siendo tanto isla en lo geográfico como en lo político, no podemos permitir que la Revolución sea vista como un hecho histórico del pasado, sino como una conquista perfeccionable. Hoy está latente sobre nuestra Patria, la amenaza de la anexión simbólica, que apunta a desmontar nuestro sistema de valores de la conciencia del pueblo, para manejarnos luego a su antojo, con el palo o la zanahoria.

Si la Revolución cubana fuera derrotada, caeríamos en un abismo mortal, y perderíamos todo lo conquistado. Recordemos a Fidel aquel 17 de noviembre de 2005, cuando en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, refirió que podíamos con nuestros errores autodestruirnos. En este contexto, varios son los factores que puede llevarnos al cadalso y que hoy gravitan sobre nuestra existencia.

Tendremos que aprender a cuestionar lo que parece seguro, mostrar otras aristas de lo que parece conocido y abrir nuevos caminos. Estamos obligados a desarrollar procesos sociales y espirituales muy superiores a nuestra economía, es un paso obligado para sobrevivir y al mismo tiempo, formar seres humanos más avanzados, más plenos, más capaces y eso es capital simbólico. Sin sentimientos y pensamientos superiores a las condiciones existentes no habrá socialismo. La historia y el alma de los cubanos necesitan reinventarse, con belleza, fundamentos y sacando lo más autóctono de nuestra cultura y tradiciones, como antídoto por demás, a un mundo simulado, sujeto a imágenes, mitos y estereotipos que poco tienen que ofrecernos.