Un agradecimiento especial para Laura Quagliolo por haber facilitado la documentación sobre esta valiente mujer, quien  con sus conocimientos de enfermería estuvo al servicio de gente en peligro.

María Perón nació en 1915, en la provincia de Padua. Tuvo una infancia difícil, marcada por la muerte de su padre en la Primera Guerra Mundial.

En 1942 obtuvo el título de enfermera en el hospital Niguarda de Milán, donde se quedó a trabajar como asistente de quirófano, labor que vivió como una vocación gracias a su fe católica. Luego del 8 de septiembre de 1943, se unió a la Resistencia.

Esta es su historia, que se extrajo del comunicado que leyó en Radio Verbania Libertà el primero de mayo de 1945: «Poco después del 8 de septiembre de 1943 ya había tomado mi decisión: estar del lado de los más débiles. Los primeros que conocí y que necesitaban ayuda inmediata fueron los judíos. De esa forma, fui parte de una organización clandestina, cuya misión era salvarlos, pues fingían estar enfermos para así ser ingresados a Niguarda. De ahí, a través de nosotros, eran llevados a Suiza.

Al poco tiempo, ayudamos a los presos políticos que estaban en la cárcel de San Vittore; la sociedad secreta de ahí dentro tenía que lograr que los internos tuvieran fiebre alta para que así el médico de la prisión —uno de los nuestros — ordenara su traslado al hospital. En conjunto con los Grupos de Acción Partisana (G.A.P.), comandados por Mario Sangiorgio, hacíamos el resto; el detenido recuperaba su libertad y formaba parte de los partisanos

La organización clandestina de Niguarda estaba conformada por monjas, enfermeras, médicos, doctoras y enfermeros.

El 5 de mayo de 1944, mientras planificaba con otros colegas la fuga de un partisano que estaba ingresado, fue descubierta por la policía fascista; María logró escapar por una ventana y fue a buscar refugio en Valle de Ossola. Posteriormente, se unió a la formación garibaldina «Val Grande Martire».

«Comprendí inmediatamente la necesidad de crear un servicio sanitario que, tomando en cuenta el entorno y las limitaciones, fuera más higiénico y respondiera mejor a las necesidades de los heridos y enfermos […]

Conseguí ponerme en contacto con algunos médicos de Intra, de los cuales obtuve lo esencial para mi puesto de primeros auxilios y algunos instrumentos quirúrgicos; los insumos médicos comenzaron a llegar de instituciones particulares, religiosas y de gente civil. Así, poco a poco y día tras día, logré montar un centro de primeros auxilios con la capacidad de afrontar las necesidades de la formación.

Siempre desarmada y en la compañía de un partisano, empecé a visitar de forma periódica a los distintos destacamentos que estaban distribuidos por el Val Grande para prestar asistencia médica tanto a los partisanos como a los habitantes de la montaña; el trabajo no me faltaba».

Incluso, realizó con éxito una laparotomía (una cirugía que tiene como propósito explorar los órganos abdominales) en un granero, con pocos instrumentos, sin guantes y a la luz de las velas.

Durante las redadas, Perón era quien ponía a salvo a los heridos que cuidaba. También ayudó a los fascistas y a los nazis que eran capturados. Vestía un uniforme militar en el que estaba cosido una gran cruz roja y siempre llevaba consigo su botiquín.

Después del verano de 1944, presenció el nacimiento de la República de Ossola (el 10 de septiembre de aquel año), ejemplo de un territorio liberado y dirigido de manera democrática por los italianos, aunque solo duró 40 días; a continuación, durante el invierno de 1944-1945, se reanudó la lucha a cargo de los garibaldinos de Ossola, en las orillas del Lago Mayor, en la zona de Verbania, Cannero y Cannobio.

En la Navidad de 1944, la fama de María era tan grande que en la primera página de un número especial de «Stella Alpina», el periódico de los garibaldinos de Valsesia y Ossola, estuvo escrito un perfil sobre ella en donde un columnista la definía como «una heroína garibaldina».

Terminó su actividad partisana como médico de brigada.

Murió en 1976. En la ciudad de Verbania, lugar donde vivió después de la guerra, hay una escuela que lleva su nombre en su honor.


Traducido del italiano por Gabriela Armas