Para hacer posible un  nuevo paradigma social humanista 

El 26 de noviembre de 2007, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró que el Día Mundial de la Justicia Social sea celebrado el 20 de febrero de cada año.

Esta organización afirma que la justicia social no puede alcanzarse si no hay paz y no se respetan todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Para las y los humanistas la justicia social se basa en establecer para todo ser humano por el simple hecho de nacer, iguales derechos e idénticas  oportunidades.

Efectivizar la Justicia social es que todo ser humano por el hecho de vivir en un medio social, pueda acceder a una adecuada alimentación, sanidad, vivienda, educación, vestimenta, servicios y ejercicio de su libertad de pensamiento y de acción con el único límite que pone el perjudicar a los otros. Además llegada la persona a cierta edad necesita asegurar su futuro en condiciones dignas, por el tiempo de vida que le quede.

Evidentemente el sistema mundial capitalista, guerrerista, extractivista, mercantilista, depredador y patriarcal, es una gran maquinaria estructural de injusticia social.

Basta saber que al mismo tiempo que se destinan anualmente a nivel mundial cifras billonarias en moneda imperial para el criminal armamentismo, mueren en el mismo lapso,  según datos de la FAO, más de 6 millones de niños menores de 15 años por enfermedades ligadas a la desnutrición y la deshidratación.

Las y los humanistas no necesitamos abundar en argumentaciones cuando enfatizamos que los problemas civilizatorios ligados a pleno empleo, alimentación, salud, vivienda e instrucción, pueden ser solucionados en corto tiempo gracias a que el mundo hace décadas que está en condiciones tecnológicas suficientes para hacerlo.

Si esta posibilidad no ocurre, si se profundiza la injusticia social a nivel planetario, es sencillamente porque la monstruosa especulación del gran capital lo está impidiendo.

Para las y los humanistas el paradigma actual basado en la riqueza y el poder generador de la injusticia social,  debe ser reemplazado por un paradigma humanista que ponga en el campo social a la salud y la educación como las grandes prioridades a efectivizar, colocándolas al alcance de todos.

La democracia real, la banca financiera sin usura, la modificación de la relación capital-trabajo y la cultura de la no violencia pondrán el marco de ejercicio del poder, las herramientas financieras – económicas  y la metodología de acción necesarias para avanzar efectivamente en la concreción de la justicia social.

Equipo de Coordinación Internacional
Federación de Partidos Humanistas