Hace dos años se dictó sentencia, en un fallo de primera instancia dictado por el ministro en visita, Alejandro Madrid, en el que se señalaba que la muerte de Eduardo Frei Montalva fue consecuencia de una operación quirúrgica de carácter simple con resultado de muerte por la intervención de terceros. Hoy, los entonces 6 condenados han sido absueltos como consecuencia de la revocación del fallo por parte de la Corte de Apelaciones de Santiago.

 

Esta revocación se basa en que, a juicio de los integrantes de la Corte de Apelaciones, no ha logrado demostrar que el fallecimiento del ex Presidente de la República Eduardo Frei Montalva sea imputable a alguna acción dolosa o culposa de uno o más terceros, como tampoco a alguna omisión atribuible a quienes en su condición de médicos se hallaban en posición de garante de su vida atendido su estado de salud. En simple, no se habría logrado demostrar la intervención de terceros en su muerte, por ende se afirma que Frei Montalva no habría sido víctima de homicidio y que su fallecimiento sería consecuencia de complicaciones médicas.

 

Es importante recordar que pocos meses antes de su muerte de hace casi 40 años, el 13 de octubre de 1981, el dictador de entonces pronunció la fatídica frase “No se mueve ninguna hoja en este país si no la estoy moviendo yo, que quede claro”. Esa era la soberbia y el clima imperante, el lenguaje con el que era tratado el país y que llevaron a los cerebros grises y criminales de la dictadura a tomar la decisión de eliminar físicamente al comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats, con el canciller de Allende, Felipe Letelier, y con quien fuera el ministro del interior de Frei Montalva, Bernardo Leighton.

 

El brazo largo de la dictadura se extendió más allá de las fronteras nacionales. En el caso de Carlos Prats, cruzaron la cordillera de los Andes, para liquidarlo junto con su señora. El asesinato de Letelier fue en las barbas mismas del imperio, en Washington, lo que ilustra la osadía de un régimen, osadía que dio inicio al distanciamiento entre los EEUU y la dictadura. Para rematarla, el atentado contra el Bernardo Leighton, en el viejo continente, en Italia, da cuenta de los lazos establecidos con bandas criminales. La operación Cóndor en todo su esplendor.

 

Frei Montalva, luego de su valiente, histórico, fundamentado y macizo discurso en el Caupolicán, donde rechaza el fraudulento plebiscito del 80 y se pronuncia a favor de una Asamblea Constituyente, emergió como un líder opositor imparable cuyas ideas fuerza terminarían por imponerse. Su peso, estatura e influencia internacional lo pusieron en la mira de un régimen del que se podía esperar cualquier cosa.

 

De allí que la tesis de su asesinato es plausible y no descartable, razón por la cual la familia del exmandatario recurrirá a la Corte Suprema para revertir el reciente fallo de la Corte de Apelaciones. Pero más allá del fallo definitivo que emerja al término del debido proceso, cada uno de nosotros ya tiene su propio juicio que puede coincidir o no con el fallo.

 

Se trata de una discusión pública legítima en torno a la credibilidad que nos merezcan cuando de hechos públicos impactantes se trata. A modo de ejemplo, la versión oficial respecto de la muerte de Allende es la del suicidio. Sin embargo, para importantes sectores del país se trataría de una suerte de suicidio inducido, al negarse a doblegarse frente al peso del poder armado.

 

Esto último abre espacio a pensar en su asesinato. En el caso de Frei Montalva aducir que su muerte se explica por «complicaciones médicas» no es más que un eufemismo dado que se encontraba bajo un entorno lleno de infiltrados. El mismo eufemismo para no decir las cosas por su nombre. Como cuando al golpe se le llamaba “pronunciamiento”, o a la dictadura “régimen autoritario”. Del innombrable podías esperar cualquier cosa, por lo que nada es descartable. Mal que mal, Frei se había erigido como un opositor que daría batalla. Al innombrable no le venía nada de mal dejarlo fuera de carrera. En este contexto, hablar de complicaciones médicas no es sino un eufemismo más. Que no se pueda probar su asesinato no excluye la posibilidad de que lo haya sido. Imposible olvidar que eran tiempos en que se ordenaban asesinatos con el apoyo de siniestros organismos de inteligencia bajo el mando del famoso Mamo.

 

El reciente fallo emerge ad portas de las próximas elecciones de abril, donde se elegirán constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales. Se trata de una ocasión propicia para reivindicar la figura de Frei Montalva y el cuerpo de ideas que dieron forma a un programa de gobierno bajo el lema de Revolución en Libertad. Si bien se trata de un programa de hace más de medio siglo, en tiempos de guerra fría, surgido al calor de las lacerantes injusticias que había que resolver, y en oposición a las propuestas del mundo marxista, nos vendría bien reflexionar respecto de su vigencia de cara al futuro.

 

En el programa de gobierno de entonces, debidamente actualizado, están las ideas a levantar y que tienen plena vigencia, como antídoto al ramplón neoliberalismo imperante. Es imperativo reivindicar con fuerza las banderas humanistas asociadas a las juntas de vecinos, los centros de madres, la sindicalización, la promoción popular, el cooperativismo. Todas ellas con el ser humano en el centro de nuestras preocupaciones.