Suiza perdió dos oportunidades de avanzar hacia un mundo más justo. El pasado fin de semana, los votantes suizos votaron en dos referendos, y ambos fueron rechazados.

En realidad, la primera pregunta del referéndum de la iniciativa popular «Para empresas responsables: para proteger a los seres humanos y el medio ambiente» obtuvo una mayoría de votos afirmativos (50,73%), pero sólo una minoría de cantones la aprobó. Para este tipo de referéndum se requiere tanto una mayoría de votos como una mayoría de cantones que lo aprueben. Específicamente, los pequeños cantones en Suiza de habla alemana votaron en contra, mientras que el referéndum obtuvo la mayoría de votos en las grandes ciudades: los cantones de habla francesa y el Tesino.

En este referéndum se pedía que las empresas suizas estuvieran obligadas a garantizar que sus actividades comerciales respetaran los derechos humanos y las normas ambientales, incluso cuando se realizaran en el extranjero. Las empresas se habrían visto obligadas a vigilar, no sólo sus propias empresas, sino también las de sus filiales, sus proveedores y sus socios comerciales.

Con frecuencia, las multinacionales con sede en Suiza están involucradas en escándalos de desechos tóxicos que causan enfermedades graves, condiciones de trabajo inhumanas en las fábricas textiles y trabajo infantil en las plantaciones de cacao. Con el fin de prevenirlo y empoderar a las empresas afectadas, el referéndum habría introducido normas y sanciones vinculantes. Las medidas voluntarias existentes son absolutamente insuficientes. Por lo tanto, el referéndum pretendía ser consistente y hacer responsables ante la ley a las empresas con sede en Suiza si éstas permitían que los niños trabajaran, si contaminaban los ríos o si se apropiaban de tierras de los pueblos indígenas y los expulsaban de su territorio.

Según la Amnistía Internacional Suiza, «Suiza ha perdido la oportunidad de imponer normas eficaces para proteger los derechos humanos y el medio ambiente a las numerosas grandes empresas internacionales que operan en el país. Sin embargo, la elección del pueblo es un éxito histórico. Se trata de un claro llamamiento de la mayoría de los votantes al Consejo Federal y al Parlamento: ¡las violaciones de los derechos humanos por parte de las empresas suizas en el extranjero ya no pueden ser toleradas!».

La segunda pregunta del referéndum, relativa a la «Prohibición de financiar a los productores de material de guerra», fue rechazada por la mayoría de los votantes (57,45%). Sólo en el cantón de Basilea y en tres cantones de la Suiza francófona, generalmente progresista, la propuesta obtuvo la mayoría de votos afirmativos.

La iniciativa, lanzada por el Partido Verde y el Grupo por una Suiza sin ejército (GSoA), habría prohibido al Banco Nacional Suizo, a las fundaciones y a las cajas de pensiones invertir en empresas que generan más del cinco por ciento de su volumen de negocios en la producción de material de guerra. El centro financiero suizo invierte anualmente miles de millones de francos en el sector de la guerra. La iniciativa también pretendía garantizar que los bancos y las compañías de seguros estuvieran sujetos a las mismas condiciones.

La legislación suiza actual prohíbe el desarrollo, la producción o la compra directa de material de guerra prohibido, categoría que incluye las armas nucleares, biológicas o químicas, las minas antipersonal y las bombas de racimo. Sin embargo, existe una laguna jurídica en lo que respecta a la financiación indirecta de este material, que se practica a gran escala. Las inversiones suizas en el sector de las armas nucleares son inmensas y crecen constantemente (casi 8.300 millones de euros en 2018).


Traducción del inglés por Alanissis Flores