En los tres episodios del documental «Alemania – País de desigualdad«, producido por Deutsche Welle (DW) y disponible en YouTube, se hace un extenso e interesante análisis de la situación socio-económica de Alemania. Los periodistas acompañan durante seis meses de vida a Christoph Gröner, una de las personas más ricas de Alemania.

Aunque el personaje tiene su lado filantrópico, él mismo dice que se siente una extraña excepción. Comenta que «la inmensa mayoría de alemanes crecen sin las oportunidades justas o comparables. En Alemania “arriba” y “abajo” en la escala social cada vez se relacionan menos. El “ascensor social” está parado». Para las clases medias más bien solo baja en términos de reales de oportunidades, riqueza y cobertura social.

Una imagen vale más que mil palabras. Por eso, DW ilustra la situación en el vídeo con el gráfico que va debajo. En él se muestra la distribución de la riqueza (patrimonio y activos) de los alemanes, de modo que quepan todos en un DIN A4.


Vemos que hay un porcentaje apreciable de alemanes que tienen riqueza cero o negativa. Son en total casi un 20%.
También vemos, en el lado opuesto, como tiende la riqueza asintóticamente al infinito para un reducidísimo porcentaje de la población. Tanto, que se salen del A4 por completo. No caben en el gráfico. A esta escala del A4, quedarían a más de 6 km respecto de sus compatriotas. La imagen es clara.La altura en el eje vertical es patrimonio y la superficie del A4 es la gente corriente. El 85% del total.

Pues a 6,6Km de altura hay unos pocos «afortunados». Hay vida y oxígeno a esa altura, porque viven muy bien. Pero sentido común, empatía o solidaridad no hay mucha. Todo se ve muy lejano desde arriba. Ayuda a pensar que “yo llegué aquí por mis medios. Los de abajo algo habrán hecho mal”.

Extraña lógica. Porque en esa asíntota (hasta los 6,6 km) está la gente que en la crisis financiera del 2008 se ha hecho mucho más próspera y poderosa aún. También están los que aprovechan la del Covid y su pandemia. De hecho muchos han crecido patrimonialmente, pero también sus oportunidades porque se quedarán con la cuota de mercado de las empresas que cierren.

Esta es la desproporción en la distribución de la riqueza en el país más próspero de Europa, ¡Alemania! Este es el panorama en el país que parece tenerlo todo a favor, para hacer las cosas bien.

Según este documental es el país donde mejor se aprecia la desproporción que distorsiona nuestras sociedades. La depredación sistémica del «todo social» por parte de unos pocos. No tanto buscando el mal de sus semejantes. NO. Casi ya sucede sin que ellos quieran. Aunque tiren por la ventana su dinero, les vuelve a entrar por carretillas por otro lado.

Alejados de la realidad, ¿Qué puede ver alguien o un grupo social a tanta distancia del resto de sus compatriotas? Un colectivo cuya cotidianeidad y preocupaciones está totalmente en otro plano. Gente que tiene más de lo que se puede gastar en 100 vidas. Gente que tiene legiones de ejecutivos, abogados y fiscalistas, todos ocupándose de hacer crecer, proteger y opacar sus fortunas.

Su poder económico es un distorsionador social. Sus intereses representan un poder que no es ajeno a la sociedad, existe por ella. Pero es una molienda de cuerpos y almas que funciona despersonalizado, sin contacto con la calle. Carece de control social o dirección humana. No atiende a las necesidades de las sociedades de las que surgen. Solo obedecen a reglas por las que se busca crecer, y el beneficio económico de sus dueños o gestores.

El poder real de estas minorías y de los samuráis que trabajan para ellos, excede toda consideración. Es poder económico y político y, por tanto,en «lo social» su impacto es aun más asintótico y difícil de representar. No rige el planeta, la sostenibilidad ambiental y social. Rige el interés de unos pocos.

Estas minorías están drenado el planeta entero en su favor y con nuestra ayuda, por permanecer en silencio.

Algunos empiezan a darse cuenta del absurdo o el peligro para ellos mismos. Algunos hasta hacen tímidas propuestas de cambio. Hablan de humanizar el capitalismo. Raro suena. Empiezan incluso a considerar la Renta Básica como algo deseable. ¿Pero cambiaremos el rumbo de las cosas lo suficiente? ¿Se discutirá y alcanzaremos un nuevo equilibrio? ¿Qué nos tragará a todas antes: el desastre ecológico, o el social?

El estado de las cosas, tanto en lo social como en lo económico, no sucede sólo por responsabilidad exclusiva de las élites. Aunque puede verse así para simplificar. Pero no se trata de ver todo esto en termino de «buenos» y «malos». De culpables. Hay responsables claros, eso si. Unos más que otros.

Pero Alemania y el planeta entero está igual. Todos giramos juntos en esa dirección suicida como lemings. Es una mentalidad compartida, en mayor o menor medida. Es así en Occidente, en Oriente, al Norte y aún peor al Sur. En la parte más cara de Berlín se prepararán para ir a una ópera en su jet privado a París y volver después de cenar. Pero en Berlín, Madrid, etc, pedimos que nos traigan la cena o hielo para los GinTónics, por un «rider». No reparamos que Glovo, Deliveroo, y otro, someten a los riders a condiciones y riesgos que no quisiéramos para nosotros.

Si esto no cambia, si no cambiamos todos, alcanzaremos juntos el absurdo y, luego, el desastre de una era “oscura”. Todos. Porque igual que la pandemia no entiende de barrios ni alturas. Los que están “arriba”, en la gloria, el nirvana, elíseo, paraíso (fiscal o no), están también a 6,6 km de caída libre. Deberían considerar la situación global, al doblar su ropa por la noche, antes de acostarte. Deberían ser conscientes de lo que representa estar a esas alturas, mientras sus semejantes malviven… Si no es por bondad, que sea por sentido común.

Por cierto, aquí, en España, el gráfico saldría calcado al Alemán. Somos unas de las sociedades europeas donde la desigualdad más está creciendo desde los años 90.

Nota: este documental también disponible en inglés: https://youtu.be/AFIxi7BiScI