En la Plaza de Armas de Santiago, hoy el Partido Humanista hizo un simbólico cierre de la Campaña por la opción del Apruebo por una nueva Constitución y escribir AC (siglas de Asamblea Constituyente).

«Me emociona estar a un par de días de lo que ha sido un sueño para mí, que estuvo por cuatro décadas en modo frustración ya que sentía esa posibilidad negada, lejana. El despertar social iniciado por las y los estudiantes secundarios hace un año, en octubre pasado, lo hizo posible. Toda mi admiración y gratitud para ellos y para todas y todos quienes desde los tiempos de dictadura hemos empujado para superar el país injusto que nos impusieron. El Plebiscito es del pueblo”, señaló Marcelo Castillo, profesor, que estuvo hoy en el cierre de la campaña humanista por el Apruebo.

«Obvio que no nos liberaremos de la ilegítima Constitución de Pinochet-Guzmán-Lagos este 25 de octubre en el que iremos a votar, pero sí será el principio del fin de esa agria carta magna que aquí, hoy como ayer, en pleno centro de Santiago, volvemos a botar al basurero. Estas reglas del juego son las causantes de que seamos un país enfermo, desigual, lleno de heridas sin cicatrizar, con gobernantes que se burlan de la gente, instituciones corruptas, zonas de sacrificio, con un 1% de la población que es dueño de la tierra, el mar, los minerales, el agua, los ríos, los bosques, etc., y que criminaliza la movilización popular. Tenemos figuras políticas y empresariales gozando de la impunidad chilena, la salud y educación convertidas en jugosos nichos de negocios. En fin, un país enfermo podrá al fin entrar a pabellón para someterse a la tantas veces exigida “cirugía mayor”. Desde el lunes 26, espero que seamos millones quienes nos pongamos en la ruta para dar forma a una Asamblea Constituyente para escribir la Nueva Constitución y construir una nueva sociedad y un ser humano, que deje atrás el oscurantismo neoliberal y abra paso al Chile que antes de octubre 2019 era sólo un sueño, esperando la hora de despertar», dijo emocionado Marcelo Castillo, mientras los militantes realizaban el simbólico gesto de lanzar la Constitución al tarro de la basura.