Por Daniel Bruno Vasconcelos y Jennifer Terriaga

 

El 5 de septiembre es el Día de la Amazonia, pero no tenemos nada que celebrar en esta fecha tan significativa. El actual gobierno brasilero comandado por Jair Bolsonaro está acabando con la mayor riqueza natural del planeta. Todo un ecosistema está siendo destruido por el avance del agronegocio y la minería. El capitalismo gore¹ está cada vez más presente en las políticas para la Amazonia. No sólo se está destruyendo la selva: las comunidades indígenas y ribereñas también están sufriendo la necropolítica² del actual presidente del Brasil.

El pueblo brasilero pide ayuda a todas las naciones en un intento por salvar la Amazonia. ¡No podemos dejar que este ecosistema desaparezca! Al avanzar la destrucción de esta selva, el cambio climático se acentuará en todo el planeta, no sólo en Brasil. Todo el mundo sufrirá esos cambios.

Según el INPE Brasil (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales), en agosto de 2020 la Amazonia sufrió la deforestación de unos 1.500 Km², un aumento del 33% en comparación con el mismo período del año pasado. En los últimos 12 meses, la deforestación superó los 10.000 Km², lo que representa cerca del 50% de la superficie total de la región de Lombardía (Italia).

La destrucción de la Amazonia no sólo está ocurriendo por acción de las empresas brasileñas. El capital internacional procedente de las mineras y otras empresas multinacionales está alimentando la devastación de la selva tropical. El suelo de la región amazónica se caracteriza por ser rico en minerales, principalmente oro y niobio. Por esta razón es frecuente en la región la minería ilegal, que destruye no sólo la vegetación, sino también los ríos y los suelos debido al uso de mercurio en la extracción del oro.

Todo un ecosistema está siendo destruido al servicio del agronegocio. Los mismos grupos corporativos que exportan carne y soja producidas en territorio brasilero, son responsables de la destrucción del Amazonas. Al no consumir más estos productos, usted estara ayudando a preservar el Amazonas.

Alineado al discurso del actual Presidente de Brasil, el Ministro de Medio Ambiente Ricardo Salles no trabaja para proteger la selva amazónica y a las personas que dependen de sus recursos, sino para proteger los intereses de las grandes corporaciones. Su discurso se basa en la explotación de los recursos naturales y la consiguiente deforestación, a favor de la transformación de la selva en un recurso exclusivamente económico.

Es necesaria una acción global en que las naciones y organizaciones sigan denunciando y presionando para poner fin a la destrucción de la Amazonia. La pueblos de la selva piden ayuda urgente. El exterminio de la flora se aceleró mucho en los últimos dos años. Si no se toman medidas internacionales, pronto cambiará todo, ¡hasta el aire que respiras! ¡El Amazonas está pidiendo ayuda!


¹ En Capitalismo gore (2010), el autor Valencia T. Sayak explica que el término se refiere a la violencia extrema y explícita. En el capitalismo gore, el uso depredador de los cuerpos basado en el derramamiento de sangre injustificado, tiene su pico destructivo con la expansión del necroempoderamiento de la delincuencia organizada, basada en el genocidio como negocio y mercancía.
² Vea el trabajo de Achille Mbembe, Necropolítica. Biopoder, soberanía y estado de excepción (2018) para entender la política de la muerte en el mundo contemporáneo.