El 20 de agosto, la activista climática sueca Greta Thunberg y otros tres activistas adolescentes tuvieron una reunión de una hora y media con la canciller alemana Angela Merkel para exigir acciones más drásticas y de esta forma frenar el cambio climático.

Greta, la activista medioambiental de 17 años de edad ha vuelto a la escuela y regresa a la acción, lo cual es una gran noticia para todos nosotros. Su coraje y dedicación son impresionantes. El 20 de agosto marcó el segundo aniversario de las huelgas escolares del movimiento «Fridays for Future» que empezó en el 2018, y ahora, los jóvenes participan en protestas en más de 150 países. Greta ha estado motivando a los jóvenes para que eduquen a sus padres, pidiéndoles que salgan a la calle y hagan que los adultos se enfrenten a sus propias contradicciones y falta de coraje. Thunberg sabe muy bien que el problema es el  Occidente Blanco: los Estados Unidos, el país en el que habita casi el 4% de la población mundial, es responsable de casi un tercio del exceso de dióxido de carbono que está calentando al planeta. Los 28 países de la Unión Europea, en conjunto, le siguen a Estados Unidos en emisiones históricas de carbono.

Greta es una de las figuras más humanistas a la vista del público. Sus acciones no son violentas, se organiza en la base y es muy estratégica. En septiembre de 2019, su discurso en las Naciones Unidas recibió elogios entusiastas de los investigadores del clima, y muchos mencionaron que en pocos años años, la joven de 16 años había creado conciencia sobre la ciencia del clima y había galvanizado el apoyo del público mucho más allá de lo que se había podido hacer en décadas.

«A mí me pareció que fue el discurso más poderoso que haya escuchado jamás», dijo Sally Benson, codirectora del Instituto Precourt de Energía de la Universidad de Stanford. Benson también dijo «Ha sido una líder catalizadora», «Estamos viendo más acción de base, y ella está creando un movimiento donde los jóvenes están empujando a las comunidades, ciudades, estados y corporaciones,  protestando ‘no vamos a esperar’».

Greta sabe cómo mover las piezas. Los políticos han llegado a intimidarla, insultarla y degradarla con más ímpetu que nadie contra los creadores de las armas nucleares. Los insultos provienen de las mismas personas que trabajaron para que Estados Unidos se retirara del acuerdo de París.

Nosotros solo podemos esperar que Greta, junto con esta nueva generación de jóvenes, tenga la capacidad de hacer que el Occidente Blanco se transforme en una cultura en armonía con la naturaleza. Una cultura que esté dispuesta a compartir, reemplazando el pensamiento de competencia por el de cooperación, y priorizando el bienestar global de la humanidad.


Traducción del inglés por Alanissis Flores