En un mundo desorientado, puede ser tentador confiar en la información de Internet que parece ser de interés. Por supuesto, cualquiera es libre de hacer lo que quiera siempre que no cause daño a los demás, pero también debería al menos intentar asegurarse de no causarse daño al mismo tiempo a sí mismo.

Hay abundante información en Internet sobre los aparentes beneficios de ingerir productos basados en el dióxido de cloro como una forma milagrosa y barata de destruir los virus en el cuerpo. El Presidente Trump de los EE.UU., entre otros, ha promovido insistentemente estos «tratamientos». El problema es que, según los expertos médicos, estas sustancias no están probadas y en algunos casos son mortales cuando se ingieren.

Está claro para cualquier observador que la industria farmacéutica es, en su mayor parte, un pozo negro de intereses financieros, y nadie se sorprendería en absoluto si la Gran Farmaceútica suprimiera resultados de tratamientos baratos contra el coronavirus para ganar miles de millones con una vacuna. Pero este cinismo no debería extenderse a la profesión médica en su conjunto. El médico colombiano Manuel Elkin Patarroyo donó su patente de una vacuna parcial contra la malaria a la Organización Mundial de la Salud en 1986, por ejemplo.

Sin embargo, a pesar de los ejemplos positivos, una población cada vez más escéptica ante lo que dicen los expertos médicos se siente cada vez más desorientada ante la situación actual. Desde que estalló la pandemia de coronavirus en el Reino Unido, el gobierno siempre ha encontrado un médico que diga: «está bien, no necesitamos confinarnos», «está bien, no necesitamos usar máscarillas», «está bien, podemos reabrir las escuelas», etc., mientras que los profesionales médicos más responsables se toman la cabeza con las manos de desesperación en los periódicos y también on-line. El posicionamiento de la economía (es decir, del dinero) antes que la vida humana, ha dejado en clara su impresionante insensibilidad.

En esta situación, en la que la población está básicamente abandonada para cuidar de sí misma, es a la vez importante y urgente que estemos bien informados sobre las cosas que nos metemos en nuestro cuerpo.

Con este fin, vale la pena citar aquí a la Administración de Alimentos y Drogas de los EE.UU. respecto de lo que dice sobre los productos de dióxido de cloro:

Algunos distribuidores están haciendo falsas y peligrosas afirmaciones de que [los productos de cloro] con ácido cítrico constituyen un líquido antimicrobiano, antiviral y antibacteriano que es un remedio para el autismo, el cáncer, el VIH/SIDA, la hepatitis, la gripe y otras condiciones. Pero la FDA no tiene conocimiento de ninguna investigación que demuestre que estos productos son seguros o efectivos para tratar cualquier enfermedad. El uso de estos productos puede hacer que se demore la aplicación de otros tratamientos que han demostrado ser seguros y eficaces.

En resumen: Los productos de clorito de sodio son peligrosos, y usted y su familia no deben usarlos.

Beber cualquiera de estos productos de dióxido de cloro puede causar náuseas, vómitos, diarrea y síntomas de deshidratación grave. Algunas etiquetas de productos afirman que los vómitos y la diarrea son comunes después de ingerir el producto. Incluso sostienen que tales reacciones son una evidencia de que el producto está funcionando. Esa afirmación es falsa.

Además, en general, cuanto más concentrado es el producto, más severas son las reacciones. La FDA ha recibido informes de consumidores que han sufrido vómitos severos, diarrea severa, presión arterial baja que amenaza la vida, causada por la deshidratación, e insuficiencia hepática aguda después de beber estos productos. Si ha tenido una reacción negativa a cualquiera de ellos, consulte a un profesional de la salud lo antes posible.

La ciencia médica no es actualmente capaz de curar todas las enfermedades en todas las personas, y sus métodos y procedimientos no dan 100% de respuestas de sí/no respecto de si una droga te curará o no. Los seres humanos son máquinas biológicas complicadas, tenemos diferentes tipos de sangre, diferente ADN, diferencias que significan que nunca puede haber más que una probabilidad estadística de que un tratamiento funcione en un individuo. Y, por supuesto, los médicos no tienen nada que decir sobre cómo el estado mental de uno afecta los resultados de la recuperación, no tienen forma de medir el bienestar mental en sus ensayos médicos, lo que puede ser un factor determinante en la recuperación de alguien. Puede ser que alguien haya estado tomando algo y simultáneamente se haya recuperado del coronavirus, no significa que esa haya sido la cura, o de hecho que no haya causado daño en otra parte de su cuerpo.

Por lo tanto, si crees que vale la pena arriesgarse con tratamientos no recomendados, adelante, es tu cuerpo, pero asegúrense de haber quedado satisfechos a través de múltiples fuentes confiables de que esto realmente es algo que tiene posibilidades de hacerles bien.

Y recuerden, puede que no perjudiques a otras personas físicamente, pero seguro que les perjudicarás mentalmente si tus acciones resultan en un envenenamiento.