«Con estupor observamos los hechos de violencia acometidos ayer sábado 1 de agosto de 2020, en contra de comuneros mapuche por parte de ciudadanos de Curacautín y con la complacencia de la policía.

Las y los humanistas queremos dejar claro que esto es responsabilidad del Estado chileno y de estos gobiernos pseudodemócraticos que por incumplir sus obligaciones en materia de Derechos Humanos, han contribuido a que la sociedad no entienda las demandas del pueblo mapuche y se llene de odio e incomprensión.

Creemos que una salida a este problema no es posible si sólo se hace desde una lógica instrumental y negación a la necesidad de incorporar en ello el amor, el amor al prójimo, al ser humano, al otro y a la otra, a los valores más sentidos y profundos de la humanidad.

El mal llamado “conflicto mapuche” debe dejar de ser mirado desde una perspectiva territorial, política, económico o policial, debe ser expuesta desde su dimensión total que es desde la estructura misma del estado chileno.

En este sentido nos parece importante considerar la experiencia sudafricana en su intento de superar el apartheid. Si bien no fue del todo exitoso, le planteó al mundo una dirección. Ellos recurrieron a principios filosóficos que hacen alusión a la noción de: » Yo soy porque nosotros somos, y dado que somos, entonces yo soy». Es decir, «Trata a los demás, como quieres ser tratado». La cultura mapuche tiene también principios que apuntan a estos conceptos: como el kume monglen, el itrofill mongen o el feyentun, que establecen altos niveles éticos y morales en relación con la convivencia social y con la naturaleza.

Por lo tanto, requerimos un gobierno que impulse una política pública que se oriente a sanar el dolor y sufrimiento de sus pueblos y naciones y que se oriente a una convivencia democrática cuyo fundamento sea “la honestidad, el mutuo respeto, la colaboración, la equidad, la ética social y la reflexión”. Claramente los gobiernos que hemos tenido, no han estado a la altura ni ética ni moralmente.

Por todo declaramos:

1.- Realizar una mesa nacional sobre la importancia de los Derechos Humanos en materia de autodeterminación, territorio y participación de los pueblos originarios, respetando el Convenio N° 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas

2.- Investigación y sanción inmediata de los y las responsables legales y políticos de las acciones de violencia física, psicológica y simbólica en términos raciales.

3.- Levantamiento de la opción legítima y legal de una Asamblea Constituyente popular, plurinacional y feminista, con plena participación de actores sociales representantes legítimos de los pueblos indígenas.

4. Renuncia inmediata del Ministro del Interior, antes de que se siga profundizando la vía violenta escogida por Víctor Pérez en la Región, como en los peores tiempos de la dictadura.

5. Desmilitarización inmediata de la Región y restitución del derecho sobre su territorio y autodeterminación de la nación mapuche, así como el reconocimiento y liberación de los presos políticos mapuche y del estallido social.

La violencia no traerá la paz, sino destrucción, dolor y sufrimiento humanos. La paz traerá la justicia».

Partido Humanista de Chile