Los movimientos sociales y vecinales hacen ofrenda de zapatos viejos a la Consellera de Salut de Catalunya, a causa de la situación de vulnerabilidad de la atención primaria.

Son los vecinos del CAP de la Gornal de Hospitalet que reclaman un centro de atención primaria al 100%. Son la AVV. de Bufalà, en Badalona, amenazados por la supresión de la pediatría. Son gente de diferentes barrios de Barcelona indignados por la infraestructura de sus CAPs, vecinos y vecinas de Sant Cugat preocupados por el cierre de consultorios locales. Son trabajadores de atención primaria agotados i cabreados. Gente del Baix Llobregat, compañeras y compañeros del Vallès y del Maresme, incluso gente que vino desde L’Escala.

Y no eran solo ellos: los veteranos naranjas de la Marea Pensionista, gente de la Coordinadora de Residencias, gente de la Plataforma del Servicio de Atención domiciliaría… representantes del Comité de Empresa del Hospital de la Mutua de Terrassa. No, no estamos solos.

Y todo el mundo exhibiendo un par de zapatos viejos, muestra del desprecio por una Consellería que, definitivamente, pretende enterrar la atención primaria en pleno rebrote de la Covid. No la han reforzado con nuevo personal, para que así los profesionales puedan recuperarse y estar listos para septiembre. No la han reforzado con recursos para asumir aquello que tendrán que hacer y, de hecho, están haciendo como pueden los profesionales de la sanidad respecto de la pandemia, y prefieren tirarlo todo a la basura; bien por Ferrovial, 17 millones de euros.

No se han modificado las infraestructuras para un doble circuito. No se han reforzado, a pesar de que han asumido la atención sanitaria de las residencias, ahora de nuevo aisladas, y se ha vuelto al viejo sistema de los EAR de Mutuam, que ya fallaron una vez en todo el frente de batalla.

Desde el fin del estado de alarma se ha actuado cómo si la pandemia hubiera pulsado el botón de Pausa, pero la dura realidad y el virus van por otro camino. Ahora no valen las palabras: la inacción es una responsabilidad del Departament de Salut. No es un verano normal.

Pero los consultorios siguen cerrados en todas partes, como por ejemplo en la Terra Alta donde tienen que recorrer 30 kilómetros para acceder a la atención sanitaria. La pediatría en primaria está en discusión. Los servicios de atención continuada se cierran y obligan a desplazamientos intempestivos en zonas sin transporte público nocturno. Barrios que reclaman CUAPs para no sentirse abandonados. No hay ningún tipo de posibilidad de desarrollar políticas de salud comunitarias que realmente incidan en la salud colectiva.

Los zapatos viejos son un grito de indignación vecinal. Escúchalo, Honorable Alba Verges!