Por: María Alejandra Cárdenas y Daniel Botero

Antes de la llegada del Coronavirus, las calles de Colombia eran escenario de la movilización social. Con el Paro Nacional, distintos sectores sociales, actores políticos y la ciudadanía del país se hicieron sentir a través de arengas, pancartas, bailes, tambores y cacerolazos desde balcones y ventanas. Fue una movilización que, a pesar de su espíritu pacífico, no estuvo exenta de disturbios y confrontaciones con la fuerza pública en distintas ciudades del país. No hay que olvidar que, en medio de uno de estos enfrentamientos con el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), fue asesinado el joven Dilan Cruz en la ciudad de Bogotá, después de ser alcanzado por un proyectil lanzado por un agente del ESMAD. A partir de ese momento el joven bogotano se convertiría en símbolo de la movilización nacional y rechazo a las medidas tomadas por el gobierno, con el fin de controlar los desmanes de las marchas.

Ver: Homicidio: así murio Dilan Cruz, el joven manifestante símbolo de las protestas en Colombia

Iván Duque, fue elegido como presidente de Colombia el 17 de junio del 2018, con un programa de gobierno basado en la equidad, el emprendimiento y la legalidad. No obstante, con solo 15 meses en el cargo, distintos sectores sociales, desde los trabajadores, los estudiantes y los maestros, se unieron en una movilización nacional que tuvo su primera convocatoria el 21 de noviembre de 2019. 

Sectores sociales afirmaron que las razones de la convocatoria se basan en algunos puntos, sobre los cuales hay preocupación general, según anuncios de funcionarios del Gobierno: una presunta reforma laboral y pensional en detrimento de las condiciones para trabajadores y pensionados; contra la posible privatización de entidades estatales y el aumento de los servicios públicos; por una reforma tributaria que, hasta lo planteado, rebajaría impuestos a los grandes contribuyentes; se exige además el aumento del salario mínimo, el cumplimiento de los acuerdos de paz y la defensa de la movilización social, ante políticas que pretenden restringirla y criminalizarla. Además de esto, se suma la exigencia de protección a líderes sociales, que vienen siendo asesinados de manera sistemática e indiscriminada en el país, ante la indiferencia del Gobierno.

Ver: Las 10 razones del paro laboral del 21 de noviembre  

Al mismo tiempo, países vecinos como, Bolivia, Ecuador, Haití y Chile alzaban también sus voces ante sus gobiernos por la desigualdad, disputas electorales, la eliminación de subsidios al combustible, aumento en los servicios de transporte masivo y, finalmente, por la escasez de alimento y gasolina, respectivamente. Toda América Latina estaba viviendo un momento de tensión frente al modelo de desarrollo y sus consecuencias sobre el modo de vida democrático.

Ver: ola de protestas en América Latina: ¿puede la amenaza de una nueva “década perdida” explicar lo que ocurre en las calles? 

En Colombia el 2020 comenzó al calor de las marchas que dejó el 2019, la última movilización social en las calles del país,  se realizó el 21 de enero del presente año y, fue hasta el 6 de Marzo, cuando el Ministerio de Salud y Protección Social confirmó el primer contagio del virus en Colombia. El panorama comenzó a cambiar y el 23 del mismo mes, el presidente Iván Duque Márquez y las autoridades sanitarias, anunciaron un confinamiento obligatorio para toda la población, que se ha extendido en cuatro ocasiones y, ahora, será hasta el próximo 1 de julio, a pesar de las fuertes críticas que ha recibido la medida, pues con 43 excepciones, se trata prácticamente de un levantamiento general de las medidas. La última convocatoria a Paro Nacional, antes de la pandemia, había sido pactada para el 25 de marzo, fecha en la que ya el confinamiento era la nueva realidad.

ver: aislamiento preventivo se extiende un mes, pero tiene 43 excepciones  

Tres meses después del inicio de la cuarentena obligatoria decretada por el Gobierno para contrarrestar el contagio por la pandemia, estas manifestaciones se han visto obligadas a su expresión pública a través de otros mecanismos de presión, como las redes sociales, la incidencia desde escenarios de participación que han migrado a la virtualidad y expresiones simbólicas masivas, transformado así los escenarios tradicionales de la calle y las tribunas de los entes de control política para el diálogo y la presión social. 

«Las movilizaciones sociales se vieron interrumpidas por la pandemia y, aunque existe la virtualidad para manifestar las inconformidades, estas no tienen el mismo impacto; sí generan presiones, pero reduce la función de la colectividad» expresó a Pressenza Santiago López Calle, Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia.

Aunque manifestar es un derecho que tienen la ciudadanía y buscan incomodar y exigir a través de distintos recursos y repertorios de protesta, “en la realidad tangible, las personas son difícilmente reemplazables y el millón de personas que se ven en las calles no es el mismo millón que puede estar en la virtualidad, porque incluso, no tienes la certeza de que sean personas», manifestó López Calle. 

LAS MOVIDAS VIRTUALES Y SIMBÓLICAS

Los trapos rojos 

Ha consistido en ubicar un trapo o cualquier tipo de prenda de color rojo en la fachada de las viviendas para manifestar que son familias que no cuentan con recursos para alimentarse y, de esta manera, exigen atención por parte de los gobiernos locales en medio de la pandemia. 

Ver: La historia de los trapos rojos, un llamado para dar la mano

Ver: Trapos rojos para pedir ayuda económica en Colombia ante la pandemia del Coronavirus 

#RentaBasicaYa

Debido a la precaria situación que viven millones de familias en Colombia, agudizada por causa de la pandemia, se ha adelantado una movida a través de las redes sociales y otras formas de participación virtual, que pide al Gobierno, a través de los 50 congresistas de la bancada de oposición, garantizar un ingreso un ingreso para la sostenibilidad de estas familias durante la cuarentena obligatoria, pero que una vez pasada la contingencia, se mantenga, pues hace que “la gente tenga capacidad de consumo, reactiva el aparato productivo e impide que se pierdan empleos”, según la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ).

Así que el pasado 27 de mayo, “135 organizaciones agrupados en la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos Democracia y Desarrollo y otras organizaciones sindicales, comunitarias, alternativas y regionales” (CCJ, 27 de mayo de 2020) entregaron a los congresistas cerca de 27 mil firmas respaldando esta petición. A su vez, organizaciones sociales y comunitarias de la ciudad de Medellín, vienen haciendo un trabajo articulado a través de la Veeduría al Plan de Desarrollo de Medellín, que permita la inclusión de la Renta Básica en el Plan de Desarrollo que ha terminado su etapa de discusiones en el Concejo Municipal. Por ahora, una línea del Plan contempla lo que se ha denominado una Canasta Básica de Derechos, con el fin de superar la pobreza en sus múltiples dimensiones.

Ver: ¿Cómo se financiaría la Renta Básica de Emergencia?  

Ver: Renta básica para los medellinenses más vulnerables, llamado de la Veeduría, organizaciones, instituciones y personas de Medellín 

Ver: Nuestra mayor crisis es la desigualdad

Los Cacerolazos

Históricamente ha sido una forma de protesta para exigir transformaciones sociales. Utilizado en los países latinoamericanos durante las protestas que marcaron el final de 2019 y principios de 2020. En Colombia ha estado presente antes y durante el confinamiento por la pandemia. Los manifestantes expresan su descontento mediante el ruido, golpeando cacerolas, ollas u otros utensilios domésticos en ventanas y balcones. Su objetivo durante la cuarentena fue no parar en la insistencia de la protesta sobre los temas del Paro Nacional y, también, para exigir apoyo por parte de los entes gubernamentales, debido a que muchas familias que se encuentran en estado de vulnerabilidad. De forma virtual idearon aplicaciones para hacer la imitación de estos sonidos desde cualquier aparato móvil; se puede descargar como Cacerolapp. 

Ver: Cacerolazo: la “banda sonora” de la protesta latinoamericana  

Ver: Con cacerolazos, familias vulnerables de Medellín piden ayuda alimentaria  

#CuandoEstoAcabe

Algunas personas del sector cooperativo y solidario del país, se unieron para hacer un conjunto de reflexiones usando la etiqueta #CuandoEstoAcabe. Comenzaron a realizar preguntas sobre lo que se ha denominado “la nueva normalidad”, poniendo en cuestión qué significado tiene y si se trata de volver a lo mismo que teníamos antes de la pandemia, con el fin de construir un mensaje colectivo.

Las primeras preguntas lanzadas en redes sociales fueron: Será que cuando esto acabe… ¿las grandes empresas seguirán donando plata?; Será que cuando esto acabe… ¿usted va a seguir dando mercados?; será que cuando esto acabe… ¿volveremos a pensar en la vida difícil de los que no tienen nada?

Después para la conmemoración del Día Internacional del Trabajo el primero de mayo, convocaron al “primer primero de mayo intramural”, con una marcha simbólica hacia la normalidad, a partir de la siguiente pregunta: ¿algo vamos a cambiar cuando esto acabe o vamos a dejar todo quietico? Esto como marco para un conversatorio. Así sucesivamente han venido produciendo un conjunto de diálogos virtuales sobre temas cruciales que se deberían revisar, pensando en la denominada “nueva normalidad”.

Ver: Marcha hacia la normalidad

Ver: Salud un derecho torcido 

 

#Menosdel3espoquito

El gremio cultural y artístico de la ciudad de Medellín se vinculó a través de una petición a la Alcaldía y al Concejo Municipal para que, en medio de la discusión del Plan de Desarrollo de la ciudad, se hiciera un incremento al presupuesto de la cultura, pues en el anteproyecto se redujo de manera significativa, con respecto al presupuesto de la Administración anterior. Durante la campaña, el actual alcalde Daniel Quintero, había criticado fuertemente al mandatario saliente por tener mucho más presupuesto para la seguridad, que para la cultura. Ahora en la administración de Quintero, aparecía el aumento del presupuesto a seguridad y la rebaja en el de cultura, lo cual generó una grave contradicción resaltada en las redes sociales por los distintos actores de la ciudad.

“Siento que es injusto que el estado no se preocupe por un sector tan humano y necesario, que están acabando con las  determinaciones tomadas a  la cultura,  la creatividad y los sueños de miles de artistas que, en tiempos como estos,  lo único que hacen es compartir su arte acompañando esta situación tan compleja. Ante el presupuesto diría que nos mienten, pues se incrementa el rubro para una seguridad que no existe, más y más dinero en seguridad y los homicidios y las violaciones no acaban; ignoran el poder transformador del arte”. Esto expresó a Pressenza Yovanny Torres, cantante de rap hace  20 años, diseñador gráfico hace 15 años, cuentero hace 12 años y docente de actuación hace 5 años.

La respuesta de las entidades artísticas y culturales de la ciudad no se hizo esperar ante la situación y, en medio de la discusión que se adelantaba en el Concejo de la ciudad para hacer observaciones y modificaciones al Plan de Desarrollo, presentaron una carta con la cual exigían al Alcalde el aumento del presupuestal y que no fuera menos del 3% del presupuesto global de la ciudad, pues lo presentado es poco para lo que se requiere en la actualidad, sobre todo por cómo ha golpeado la pandemia al sector en términos de su sostenibilidad. El ejercicio de incidencia que se dio en los escenarios virtuales de participación, escaló a las redes sociales a través del hastag #Menosdel3espoquito y obtuvo en una petición de Change.org un poco más de 3200 firmas, por lo que trascendió a la prensa local.

Ver: El gremio cultural de Medellín reclama más presupuesto a la alcaldía

Ver: ¿Le van a bajar el presupuesto a la cultura en Medellín? 

Después de esta presión y del ejercicio de incidencia colectiva, la Alcaldía de Medellín tomó la decisión de aumentar 100 mil millones en el presupuesto a la cultura, así que pasó de $311.153 millones a $411.153 millones, no propiamente el 3% que se estaba exigiendo, pues representa casi el 2% del presupuesto global. Sin embargo, lograr en tiempos de pandemia una presión de esta naturaleza, es de vital importancia resaltarlo como experiencia de movilización social durante estos tiempos de cuarentena obligatoria.

Ver: Alcaldía de Medellín aumentó en $100.000 millones el presupuesto para la cultura  

 

 

#80milmillonesparalasmujeres

De la misma manera que ocurrió con lo del presupuesto de la cultura, el pasado mes de mayo, a través de redes sociales, especialmente Twiiter, la mujeres de Medellín utilizaron el #80Milmillonesparalasmujeres, con el fin de generar presión para que el Alcalde Daniel Quintero, reajustará el presupuesto para la Secretaría de las Mujeres en el Plan de Desarrollo, Medellín Futuro 2020-2023. El hashtag logró ser tendencia a nivel nacional e hizo visible otro de los compromisos que el Alcalde, al parecer, había olvidado. 

Ver: Mensajes con el hashtag 

Ver: Mujeres exigen mayor presupuesto para asuntos de género en Medellín 

Tanto en la campaña, como recién elegido, había mostrado su aprobación frente a las solicitudes realizadas por el sector social de mujeres, el movimiento político de mujeres Estamos Listas, pues para la ciudad es urgente una política pública seria frente al maltrado contra las mujeres, pues según el Observatorio de Femicidios en Colombia de la Red Feminista Antimilitarista, en lo corrido del 2020 hasta el mes de mayo, Medellín ya sumaba 14 femicidios.    

Ver: Reclaman subir a 80.000 millones el presupuesto para las mujeres 

Después de la petición a través de las redes sociales y, con todo el proceso de incidencia desarrollado durante la discusión del Plan de Desarrollo, la Alcaldía de Medellín debió aumentar el presupuesto a la Secretaría de la Mujer, que ahora tendrá $98.000.000.000, tras el anuncio de la adición de $46.000.000.000 al asignado inicialmente. 

Ver: En Medellín, juventud, cultura y mujeres tendrán más presupuesto