Ni me voy a molestar a mandarla por correo, electrónico o postal. Va por acá y gracias. Les explico.

En diciembre de 2001, el 20 para ser preciso, me fue otorgado el 3° Premio Nacional de Periodismo en nombre de la Academia Nacional. El acto se celebró en la sede de la Biblioteca Nacional, en CABA. Afuera, mientras tanto, se desarrollaba la batalla cívica contra un nuevo episodio histórico de burla a la dignidad popular con el saldo que ya se conoce.

Ya regía el corralito de Cavallo y los banqueros y recuerdo con una sonrisa irónica y nostalgiosa que los ganadores del primero y segundo galardón me felicitaban a mí por el privilegio de tener la guita en mis manos antes que ellos. Se podía sacar sólo $ 250 por semana y como lo mío eran 1.000 llegaba antes que sus 2.000 y 3.000, respectivamente. Fue un acto sobrio y corto y nos fuimos, con Celia y Laura, mi hija, a festejar con amigos.

Hoy me entero que el crápula colega Daniel Santoro ha sido designado como Coordinador de Ética de la Academia Nacional de Periodismo, nada más y nada menos, y no puedo dejar de sentir una náusea vital ante tal nivel de cinismo.

Como no tengo estatuilla ni les voy a devolver aquella guita bien ganada sólo me resta renunciar públicamente y retirar de mi CV cualquier referencia que me vincule con esa institución.