Etiopía, según todos los estándares, es un país respetable en África Oriental y gana popularidad desde varios ámbitos. En términos de política, Etiopía ha sido promocionada como un país con un excelente modelo de democracia en África. El presidente Abiy Ahmed recibió el premio Nobel de la paz en 2019 por sus esfuerzos para poner fin a la guerra de 20 años entre Etiopía y Eritrea.

Y aún más importante, los estudios de investigación y varios informes han documentado el valor adicional de Etiopía. Enarbola la bandera de África, ya que su capital, Addis Abeba, representa el centro de la mayoría de las organizaciones regionales y extranjeras de todos estos años.

La Unión Africana [UA] tiene su sede aquí. La tarea principal de esta organización supracontinental es movilizar y coordinar los recursos naturales y humanos disponibles para resolver problemas multifacéticos existentes y emergentes dentro de África. Los expertos sostienen que la UA tiene su mandato y más aún, dentro del marco del lema «A problemas africanos, soluciones africanas» para demostrar su práctica independencia final.

De hecho, la pandemia COVID-19 ha puesto de manifiesto las condiciones sociales y económicas de muchos países africanos, y la disparidad entre Occidente, Europa y Asia, todo ello en un lado y en el otro de África. De hecho, el momento también presenta desafíos y oportunidades. Para muchos países africanos y para la Unión Africana, es una oportunidad para aprovechar la asistencia externa, no para agotar las oportunidades en el ámbito nacional. Definitivamente, es una broma amarga, pero refleja la realidad.

Más de medio siglo después de que se declarara políticamente independiente del «colonialismo» o lo que fuera, África se ha presentado como una región sumida en la pobreza abyecta, aunque en el pasado se haya beneficiado enormemente de la ayuda al desarrollo y haya recibido una asistencia sustancial de diversas fuentes externas

Etiopía, y muchos países africanos, tienen que eliminar «la ayuda humanitaria» de sus relaciones bilaterales [de su diplomacia contemporánea] con países extranjeros. En cambio, debería centrarse más en la forma en que la diplomacia podría apoyar los esfuerzos de desarrollo sostenible, en esferas como la salud, la agricultura, la industria y otros sectores de generación de empleo.

Recientemente, el Director General Tedros Adhanom Ghebreyesus dijo en una reunión virtual informativa desde la sede de la Organización Mundial de la Salud [OMS] en Ginebra: «El mundo se encuentra en una fase nueva y peligrosa. El virus continua propagándose, todavía es mortal y la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles». Tedros Ghebreyesus, que procede de Etiopía, en el África oriental, ha instado a los países a que mantengan una vigilancia extrema, que movilicen y dirijan recursos a la lucha contra la pandemia mundial.

A mediados de junio, el Embajador de Etiopia ante la Federación de Rusia, Alemayehu Tegenu Aargau, dijo en su entrevista con una agencia de noticias rusa local que Moscú había prometido ayudar a Addis Abeba en su lucha contra la pandemia, y Etiopía espera recibir rápidamente entregas de Rusia.

Tegenu Aargau dijo además que Etiopía «todavía requiere cierto apoyo de los países amigos». Los dirigentes de ambos países [el presidente ruso Vladimir Putin y el primer ministro etíope Abiy Ahmed] mantuvieron una conversación telefónica y uno de los temas [fue] la cooperación para combatir la pandemia. La parte rusa prometió ayudar a Etiopía en su lucha contra la pandemia. «Creo que esperamos equipo material de Rusia. Lo estamos esperando».

El embajador etíope comparó a Rusia con otros países extranjeros, cuando dijo que Etiopía había recibido entregas de China y de otras potencias amigas que le permitieron aumentar significativamente sus volúmenes de pruebas de la gran población. «Los indicadores de pruebas, los ventiladores y otros apoyos son bienvenidos», señaló el diplomático.

Con su declaración, implica ejercer presión por un regalo prometido. Después de todo, Rusia ayudó a África a lograr la independencia política, eso fue durante los días de la guerra fría. Rusia ha ayudado a muchos países africanos desde entonces. Por lo tanto, ejercer presión para la asistencia alimentaria y los paquetes de COVID parecía «poco diplomático y extraño», y peor, a través de los medios de comunicación.

Fue un hecho que, en conversaciones separadas a principios de abril con los dirigentes sudafricanos y etíopes, el Presidente Vladimir Putin prometió el apoyo de Rusia para colaborar con África en  la lucha contra el coronavirus que se está propagando actualmente entre la población de todo el continente. Las conversaciones telefónicas no se limitaron a ‘dar y recibir’ ayuda humanitaria, sino que más bien esbozaron amplios esfuerzos innovadores para sostener el desarrollo y los beneficios económicos que tanto ha costado conseguir. Además, se examinaron posibles planes colectivos para prevenir una pandemia de esa magnitud en el futuro.

Los datos publicados por los Centros para el Control y prevención de Enfermedades de África [Africa CDC] el 20 de junio, mostraron los cinco casos más altos de coronavirus registrados, en general, en el continente. En total, África ha reportado 286 141 casos confirmados de COVID-19 hasta el 20 de junio. Todavía está muy por debajo de las cifras obtenidas en los Estados Unidos, Brasil y Rusia, y en muchos países de Europa. Según las cifras del Africa CDC, Sudáfrica, en primer lugar, ha registrado 83 890 casos, seguida de Egipto y Nigeria con 50 437 y 18 480 casos respectivamente. Ghana, con 12 929 casos, ocupa el cuarto lugar. Etiopía, hasta ahora, tiene 3 954 infecciones en una población de unos 115 millones de habitantes.

Después de todo, Rusia ya se ha comprometido a aumentar su cartera de inversiones empresariales y a fortalecer la cooperación económica existente que incluye acuerdos técnicos militares renovados en el marco de un plan estratégico renovado en Etiopía. Rusia también ha cancelado las deudas de Etiopía. Este alivio de la deuda permite a Etiopía, [entre otros países africanos], recuperarse de la conmoción económica de la pandemia.

El 11 de junio, durante la sesión informativa para los medios de comunicación de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zakharova, reveló que Rusia había recibido solicitudes oficiales de 29 estados africanos y de la Unión Africana [UA] para ayudar a contrarrestar la propagación del coronavirus COVID-19.

Explicó además que, este año, Rusia ha hecho una contribución anual adicional de 10 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas [que se distribuirá por igual entre Burundi, Djibouti, Somalia,Sierra Leona y la República Centroafricana]. Rusia ha designado 10 millones de dólares al fondo de la Organización de las Naciones unidas para combatir una masiva plaga de langostas en África oriental [que se distribuirá entre Kenya, Uganda y Etiopía – 3 millones de dólares cada uno y el Sudán meridional – 1 millón de dólares].

Según los informes y exámenes analíticos, la pandemia podría desencadenar muchos más problemas socioeconómicos, alimentar la violencia y los conflictos internos, mientras que las economías de muchos Estados africanos podrían sufrir graves daños. Ciertamente, por un lado, plantea nuevo desafíos.

Por otra parte, los dirigentes y representantes oficiales africanos tienen que dejar sus «cuencos para mendigar» en casa, hablar y negociar más sobre la cooperación en materia de inversiones. La ayuda humanitaria es sólo una solución a corto plazo, incluso si se dice que África podría considerar la movilización de sus recursos internos como lo demuestran muchos países extranjeros  en Occidente y en Europa.

Vale la pena reconocer que Etiopía tiene la bandera de África. Ha llegado el momento de ocuparse las soluciones a largo plazo en lugar de buscar atajos para la pandemia de coronavirus. Después de todo, Etiopía tiene solo una pequeña fracción de las cifras de infectados entre su población, en comparación con Rusia que está tratando con más de medio millón de casos de coronavirus durante los meses de mayo y junio.

De hecho, Rusia declara su lucha, movilizando recursos. Tiene un plan estructurado, y eso incluye las reuniones semanales del presidente Vladimir Putin con los gobernadores regionales y los funcionarios de los ministerios relacionados. En estas condiciones, Rusia toma la iniciativa con poca ayuda externa.

Etiopía debería liderar la comunidad diplomática africana en Moscú en la evolución de los debates elaborados sobre la cooperación en materia de vacunas de Rusia y aprender las lecciones de cómo Rusia está manejando actualmente su pandemia. Lo más probable es que la prioridad ahora sea la cooperación entre Rusia y África en el sector de la salud en esta era de COVID-19. Rusia está a la vanguardia de la producción de una vacuna para el virus, este suceso científico debería tener éxito, al menos y necesariamente, en Etiopía y África.

Se podría decir que, en una carta de amplia difusión, varios consignatarios en abril, entre ellos 100 destacados académicos y escritores, han pedido a los dirigentes africanos que gobiernen con compasión y que vean la actual crisis sanitaria mundial como una oportunidad para un cambio radical de rumbo en el continente Porque es en los momentos más difíciles cuando deben explorarse orientaciones nuevas e innovadoras y adoptarse soluciones duraderas.

No obstante, África tiene que apartarse por completo de la ayuda humanitaria. Más que nunca, es importante que los dirigentes reflexionen sobre la necesidad de adoptar un enfoque concertado de los sectores económicos relacionados con el sistema de salud pública, reforzar la investigación fundamental en todas las disciplinas de salud y cerrar las brechas en su política pública.

Ha llegado el momento de hacer cambios progresivos. A pesar del alarde de abundantes recursos naturales, África sigue siendo el continente más pobre y menos desarrollado del mundo, resultado de una variedad de causas que pueden incluir gobiernos corruptos y políticas cargadas de métodos dudosos. África es el segundo continente más grande y más poblado del mundo después de Asia. Con una población estimada de 1 300 millones de personas en 2019, representa alrededor del 16% de la población mundial.


Traducción del inglés por Alanissis Flores